Tal parece que la inflación o algo más le está pegando a la empresa productiva subsidiaria CFE Generación I.
Esto lo decimos porque dio a conocer la semana pasada que está contemplada la entrada en operación de las centrales de ciclo combinado “El Sauz II” y “Salamanca” hasta 2024 con un inversión total de 918.8 millones de dólares, 291.5 de la primera y 627.3 millones de la segunda, cuando apenas en marzo pasado las inversiones programadas para estas dos centrales eran de 282 y 577 millones de dólares, respectivamente, según dio a conocer la Comisión Federal de Electricidad (CFE) al mando de Manuel Bartlett Díaz.
En unas cuantas semanas, el incremento en los estimados fue de 9.5 millones de dólares para el “Sauz II” y de 50.3 millones para “Salamanca”. El alza en conjunto llega casi a los 60 millones de dólares (unos 1,200 millones de pesos).
Como reportamos en su momento, “Salamanca” estaba en proceso de licitación pública desde 2018, pero en 2020 se canceló por motivos de COVID-19 y después apareció este año como uno de los proyectos adjudicados junto con otros cuatro, entre los cuales también brilla “El Sauz II”. Los otros tres son “Parque Industrial” (Sonora), “San Luis Potosí” (San Luis Potosí) y “Mexicali Oriente” (Baja California).
El proceso de licitación, al parecer, es algo del pasado. La nueva modalidad es el financiamiento mediante un fideicomiso privado en el que participan agencias de exportación y banca de desarrollo. Pero por ese mismo motivo la transparencia en el manejo de los recursos se torna un poco complicada. CFE justifica al decir que, con este novedoso esquema, ya no tiene que recurrir a deuda… ni a rendir cuentas.
Cabe recordar que este paquete de cinco proyectos se suma a otro anterior de seis centrales, cuatro de ciclo combinado y dos termoeléctricas, que fueron adjudicadas de la misma manera.
Oídos sordos
A Estados Unidos se le acabó la paciencia y en México lo saben. La historia es la misma de los últimos tres años. Los legisladores y funcionarios de la Unión Americana han hablado por las buenas con el gobierno de México para expresar sus preocupaciones sobre los cambios que se aplican en todas las áreas del sector energético, pero la paciencia llegó a su límite.
Las pláticas de funcionarios como John Kerry, el enviado especial para el Cambio Climático de Joe Biden; Katherine Tai, la embajadora Comercial de EU; Ken Salazar, el embajador estadounidense en México, y la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, no fueron escuchadas y ahora, los senadores de Estados Unidos exigen a la administración Biden llamar a funcionarios mexicanos para que den “consultas” sobre los cambios en la materia. El reclamo: el mismo de siempre. Las modificaciones al marco legal del sector de hidrocarburos y eléctrico son contrarios al T-MEC.
Pero las autoridades en México siguen montadas en el mismo caballo. El senador Ricardo Monreal, de Morena, envió una carta al presidente de la Cámara Alta de EU, Patrick J. Leahy, para asegurar que el país no está violando el Tratado, con los argumentos de siempre. México tiene pertenencia sobre los hidrocarburos y el país se reserva su derecho soberano de reformar su Constitución y su legislación interna. En fin, los argumentos de siempre.
“Tenga usted la plena certeza de que seguiremos observando el cabal cumplimiento de todos y cada uno de nuestros compromisos adquiridos”, remató Monreal en su carta.
La situación es que la Embajadora Comercial de EU advirtió desde hace semanas que Estados Unidos revisa ya cómo puede defender a sus empresas dentro de los mecanismos del T-MEC. A esta telenovela le quedan al menos tres años por delante.
Los faltantes de Dos Bocas
El 2 de julio se inaugura la refinería. Nos surge una pregunta ¿usted inauguraría una tienda de abarrotes sin tener insumos para vender, caja registradora o un local sin anaqueles o bodega?
Una refinería se dedica a procesar petróleo, y la planta Olmeca no va a procesar petróleo en julio.
Su cronograma más reciente señala que en julio las contratistas todavía esperan la llegada de 66 equipos, se instalarán todavía 306 kilómetros de tubería y dos mil 320 kilómetros de tubería. Eso, en teoría, se tendría que hacer el 1 de julio para que, al día siguiente, el presidente llegue a cortar el listón, cosa que obviamente no va a suceder.
Estamos a casi 60 días del magno evento, y ya la secretaria de Energía, Rocío Nahle, dijo que no se va a inaugurar con procesamiento de petróleo, que eso, a lo mejor, pasará en diciembre de este año. ¿Entonces?
Además, la estrategia petrolera del país cambió de un día para otro con el incremento en los precios internacionales de los hidrocarburos, situación que podría mantenerse hasta el año entrante, según diversos analistas de mercados financieros.
Se supone que en 2023, de acuerdo con el plan de Pemex, México iba a frenar todas sus exportaciones de petróleo y a dejar todo el hidrocarburo para que se procese en las refinerías nacionales, pero ahora la disyuntiva es mayor.
Es definitivo que el tiempo alcanzó a la 4T, y ahora habrá que fijar la mira en diciembre de 2022 para saber si tendremos el primer barril de refinados en Dos Bocas o si en la Secretaría de Energía ajustan (otra vez) los planes.