Luego de un descenso en los montos de financiamiento sostenible mundiales registrado en 2022, se prevé que en 2023 haya una recuperación principalmente porque el panorama económico sombrío podría llevar a que los reguladores promueven estándares de informes sobre sostenibilidad más claros, con la finalidad de aumentar la credibilidad de los activos a largo plazo.
Esto es lo que la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU, por sus siglas en inglés) considera para el presente año en materia de financiamiento global sostenible.
Según sus gráficas, en 2021 se presentó un notable aumento en la canalización de recursos basados en los estándares Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), al pasar de poco más de 100 mil millones de dólares en el año previo, a casi los 500 mil millones.
“Las tasas de interés ultrabajas en medio de la pandemia desencadenaron un aumento en el financiamiento sostenible, con entradas récord de fondos basadas en estándares ambientales, sociales y gubernamentales (ESG) en 2021”, explica EIU.
Sin embargo, en 2022 el financiamiento “verde” descendió a alrededor de los 350 mil millones de dólares, un monto menor en casi 150 mil millones con respecto a 2021 pero muy superior todavía al de 2020.
Préstamos ligados a sustentabilidad cayeron en 2022
(miles de millones de dólares)
(*/ Europa, Medio Oriente y África. Fuente: EIU)
Esta semana, la unidad de análisis de The Economist emitió su nuevo informe The climate change crisis. Understanding the trends affecting an unpredictable future (La crisis del cambio climático. Entendiendo las tendencias que afectan un futuro impredecible).
En él expone que el panorama de inversión ESG cambió drásticamente en 2022 debido a la guerra de Rusia contra Ucrania, ya que los precios de las acciones en el sector del petróleo y el gas aumentaron a medida que la crisis energética inducida por la guerra obligó a los países a recurrir a los combustibles fósiles, lo que provocó que los fondos convencionales superaran a los verdes.
“Además, los temores de recesión, la alta inflación, el aumento de las tasas de interés y la sobreexposición de los fondos ESG a las acciones tecnológicas en problemas alentaron aún más el alejamiento de estas inversiones”, añadió.
Debido a que EIU estima que el conflicto en Ucrania persistirá en lo que resta de 2023, se llevará a cabo una transformación en los estándares ESG para hacerlos más claros y crear confianza en los activos.
“Los reguladores también desempeñarán un papel crucial en la aceleración del interés en los fondos sostenibles, en medio de un panorama económico mundial sombrío. Esto implicará la creación de estándares de informes de sostenibilidad más claros para aumentar la credibilidad de estos activos a largo plazo”, señala el análisis.
Pero advierte que lo anterior no será suficiente para generar otro auge de inversión ESG en 2023, toda vez que una política monetaria estricta y una reacción cada vez mayor contra el llamado “capitalismo despierto o consciente” (woke capitalism) no ayudarán.
Aun con ello, dice, se sentarán las bases para aumentar gradualmente el atractivo de los fondos sostenibles, especialmente a medida que la economía mundial se recupere hacia 2024 y mejore la confianza del mercado.
Respecto a los bonos sustentables, o verdes, su emisión cayó aproximadamente un 35 por ciento entre 2021 y 2022, pero todavía están por encima de los montos de 2020 en un estimado de 37 por ciento.
Emisión de bonos sustentables cayó en 2022
(miles de millones de dólares)
(Fuente: EIU)