Redacción / Energía a Debate
Ante una problemática generalizada por la acumulación de residuos plásticos y la falta de concientización en torno a su consumo, la Comisión de la Industria del Plástico, Responsabilidad y Desarrollo Sustentable (CIPRES) de la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) y los socios que la integran, promovieron esta semana la disposición responsable de los materiales plásticos, y para ello impulsaron la realización de un estudio de investigación titulado “Degradación y Biodegradación de materiales plásticos”, elaborado por el área de investigación Tecnologías Sustentables, perteneciente al departamento de Energía de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco.
En el evento de presentación del mencionado estudio participaron el ingeniero Miguel Ángel Delgado Rodríguez, presidente de CIPRES, Alethia Vázquez Morillas, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y la diputada Beatriz Manrique Guevara, Presidenta de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales en la Cámara de Diputados, así como el Químico Luis Manuel Guerra, quien fungió como moderador para las intervenciones de los expertos, y de la sesión de preguntas.
“Los plásticos son materiales indispensables y benéficos en la vida actual. Gracias a estos, hoy tenemos una mejor calidad de vida; de ahí la importancia de adoptar la cultura de las 3Rs, para Reducirlos, Reutilizarlos y Reciclarlos. Se cree que cualquier material que sea obtenido de un recurso natural renovable como las plantas, es biodegradable, sin embargo, esto no es así. La biodegradabilidad de un plástico no depende de su origen, sino de su composición y requiere de un proceso de compostaje”, afirmó durante el evento, Miguel Ángel Delgado Rodríguez, presidente de CIPRES.
Delgado explicó que uno de los principales mitos sobre los materiales plásticos, es que tardan en degradarse aproximadamente 500 años. Por ello, refirió que no existen estudios científicos que permitan determinar cuánto les tomará degradarse, ya que dependerá de las condiciones en que se encuentren, por lo que no se puede predecir la duración de su permanencia en el ambiente.
“La degradación de los plásticos y la velocidad en la que ésta se dé, no es intrínsecamente positiva o negativa, puede ser buena bajo ciertas condiciones y ocasionar graves problemas en otras. Tanto la degradación como la biodegradación son procesos que dependen de circunstancias específicas y por lo mismo no son sinónimos de su desaparición o desintegración automática”, detalló el Presidente de CIPRES.
En México, la generación per cápita en 2015, fue de 1.2 kilogramos al día, lo que llevó a una generación de 53.1 millones de toneladas, lo que demuestra que los plásticos son componentes esenciales en aplicaciones como la medicina, el transporte, la industria de las telecomunicaciones, la agricultura, el envasado y embalaje, así como la producción de una gran gama de artículos de consumo.
Alethia Vázquez Morillas, Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y encargada de la realización del estudio, reconoció que, “Al igual que todos los residuos, los plásticos generan efectos en el ambiente, que no dependen únicamente de estos en sí, sino de la forma en que se les maneja cuando son desechados. Por ello, Debe preferirse la reducción, reutilización, reciclaje y valorización energética, en ese orden”.
Explicó que la degradación es la pérdida de propiedades que sufre un material debido al efecto de factores externos y a su composición química. “Todos los materiales se degradan, pero a diferentes velocidades; en algunos casos el proceso es tan lento que no se percibe a simple vista, depende tanto de las características del material en sí, como del medio en que se encuentra. Existen diversos tipos de degradación como la foto degradación por luz; la termo degradación con temperatura; la bio-degradación por microrganismos y la degradación mecánica por triturado, así como la química a través de solventes”, dijo Alethia Vázquez.
Un plástico biodegradable, es aquel que puede ser degradado por microorganismos bajo condiciones específicas, hasta llegar a su mineralización, en un tiempo determinado, con resultados medibles.
A través del estudio se demuestra que no existe una prueba general de biodegradabilidad, ya que cada prueba se refiere a un ambiente específico, que puede ser el composteo, el suelo, el agua marina, el agua residual o un relleno sanitario. La profesora investigadora aseguro que, “no existe un mecanismo de certificación de la biodegradabilidad, y que dichos materiales no se distinguen de los convencionales por su apariencia, por lo que no habrá forma de garantizar que aquellos que se autonombran como biodegradables realmente lo sean”.
La mayoría de los municipios en México, y en concreto los que han aprobado diversas reglamentaciones a favor de los plásticos biodegradables, no someten sus residuos orgánicos a un proceso de composteo, por lo que la biodegradación de los materiales no se llevaría a cabo. En específico, la velocidad de degradación dependerá totalmente del medio en que se encuentre, porque el mismo residuo puede presentar una velocidad de degradación muy distinta si es sometida a un proceso de composteo, si llega al mar, o si se deposita en un relleno sanitario.
Miguel Ángel Delgado Rodríguez, presidente de CIPRES, insistió en la importancia de construir Instrumentos legales que obliguen su separación y, también generar infraestructura de composteo industrial de la fracción orgánica, para tratar una proporción alta de los residuos de alimentos y poda de las ciudades, a los cuáles se integrarían los plásticos.
La gestión de los residuos sólidos es un desafío que va en aumento para la sociedad moderna a nivel global. Por tal motivo y con la finalidad de que se aprovechen los beneficios y facilidades para la vida que el plástico proporciona, la ANIQ reitera lo imprescindible que es adoptar medidas fundamentadas en los principios de la economía circular a fin de maximizar su utilidad. Este esfuerzo se adhiere a las diversas acciones que el sector de la industria química realiza como parte de su responsabilidad con las personas y el planeta.