(Diana Ávalos, de AMIVE; José Miguel Bejarano, de Siemens Energy, y Daniel Felton, de Solfium)
En los esfuerzos por combatir el cambio climático y continuar hacia una economía descarbonizada es importante considerar que se haga mediante una “transición justa”, en la que se incluya a las personas que ya están inmersas en los diversos sectores productivos de la cadena de valor de las distintas industrias, dijo Diana Ávalos, directora general de la Asociación Mexicana para el Impulso del Vehículo Eléctrico (AMIVE).
“Los ‘skills’ necesarios para esta nueva economía no se tienen que pensar únicamente en dos ejes, no solamente pensar en los jóvenes, sino en las personas que ya están inmersas en muchos de los sectores productivos de la cadena de valor tanto electrónica, como eléctrica, como automotriz”, expresó.
Durante su participación en el foro Siemens Energy Innovation Summit, se pronunció por recuperar el concepto de Transición Justa, refiriéndose a la incorporación de los trabajadores que se desempeñan en procesos que ahora se están automatizando y que posiblemente podrían implicar menos puestos laborales.
“¿Qué pasa con las personas que ya están ahí, inmersas en el sector, que ya son parte de estas cadenas de valor que estamos tratando de transformar y que en muchos casos se están automatizando y que eso significa probablemente menos espacios de trabajo que podemos llamarlo menos calificado?”, cuestionó la representante de la industria de la electromovilidad.
En el panel “Retos y oportunidades en el ecosistema de innovación en energía en LATAM”, moderado por Abril Moreno, directora general de Energía a Debate, Ávalos también señaló que es importante entender que la electromovilidad es un ecosistema mucho más amplio que pensar meramente en el sector automotriz.
En este sentido, calificó a los autos eléctricos como “baterías con ruedas” que pueden ser utilizados para proporcionar electricidad en casos de emergencias, como la presencia de huracanes u otras eventualidades.
“Pueden ser baterías que en cuestiones como el huracán Otis, o en emergencias y eventos climáticos extremos, nos sirvan para alimentar lugares críticos en donde se necesite energía eléctrica en ese momento, como pueden ser hospitales, lugares de almacenamiento de alimentos”, explicó.
Piden apoyo a universidades públicas
(Néstor Luna, del Centro Internacional de Excelencia para Latinoamérica y El Caribe, ONU; Agustín Rotondo, de Wayra Hispam, y Abril Moreno, de Energía a Debate)
En su oportunidad, Néstor Luna, director ejecutivo del Centro Internacional de Excelencia para Latinoamérica y El Caribe de las Naciones Unidas, destacó la importancia de promover el conocimiento y el desarrollo tecnológico, con apoyos para los estudiantes, con la finalidad de que puedan conocer el sector energético, sus necesidades y la transición a una economía baja en carbono.
Por ello, también enfatizó en la necesidad de dar incentivos y apoyos a las universidades públicas y estrechar los vínculos con estas instituciones, toda vez que enfrentan retos para ir a la par del desarrollo técnico y tecnológico.
“Las universidades públicas en sí se consagran bajo los conocimientos técnicos que todos tenemos con una perspectiva de desarrollo tecnológico, pero hay que darles ese acercamiento o atención especial. Muchas veces no tienen la facilidad para moverse con la agilidad que puede hacerlo una instancia del sector privado”, dijo el especialista.
Respecto a las inversiones, destacó el papel del sector público para crear el ambiente adecuado para atraer capitales.
“El sector público tiene mucha importancia al establecer las reglas y las condiciones adecuadas para que llegue la inversión. Al llegar esa inversión por parte del sector privado, definitivamente va a incrementar la necesidad de mano de obra calificada, por eso las universidades privadas adaptan sus materias y planes de estudio para dar respuesta a esa demanda”, manifestó Luna.
Citó que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Agencia Internacional de Energía (AIE) estiman que si los países de América Latina no hacen nada por abatir las emisiones de CO2, el impacto será de aproximadamente de 11 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) regional.