Solo la mitad de directores de programas de sustentabilidad de empresas internacionales está al día con sus objetivos sustentables, arrojó un reciente estudio.
De acuerdo con los resultados obtenidos de una encuesta realizada a un grupo de directivos encargados de llevar los temas de ambiente, social y de gobernanza (ESG, en inglés) de empresas internacionales, 70 por ciento de los consultados respondió que se había comprometido a ser Net Zero para 2030 o antes, esto es, alcanzar las cero emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global.
Sin embargo, solamente 51 por ciento afirmó que estaba al día con sus objetivos de sustentabilidad.
“Esta brecha tiene que ser cerrada. Hay mucho entusiasmo y voluntad para hacer cambios, pero falta claridad sobre por dónde empezar”, aseguró Douglas Wallace, gerente de Ventas de Distrito para América Latina y el Caribe de la empresa Pure Storage, firma que realizó la encuesta.
Pure Storage ofrece servicios para agilizar y facilitar el almacenamiento de datos en la nube.
El especialista aseguró que, desafortunadamente, existe una desconexión continua entre los esfuerzos de cara al público de muchas organizaciones y la acción interna relativa a ESG.
Ante ello, propuso cinco “áreas clave”, en las cuales debe enfocarse la C-Suite y, con ello, hacer un cambio verdadero. La C-Suite es el grupo de personas de alto nivel más influyentes al interior de una organización con capacidad de toma de decisiones.
La primera área clave es medir todo, según recomienda Wallace.
“Muchas organizaciones no están seguras de cuáles son sus costos o estadísticas de uso de energía, por ejemplo, costos de energía y refrigeración o cuántos megavatios por hora se utilizan. Algunos costos simplemente se aceptan sin ser medidos”, expuso.
Al respecto, consideró que lo anterior no es solo una mala práctica comercial, sino que no ayuda a comprender dónde se pueden realizar mejoras ambientales.
“Si un gerente no recibe comentarios positivos del negocio en general por implementar tecnología de ahorro de energía, ¿cómo se realiza un seguimiento o se celebra esta mejora?”, cuestionó.
En segundo lugar, propuso eliminar los sistemas heredados.
“Una vez realizada la medición, quedará claro dónde están los puntos débiles y qué se debe hacer para mejorar el uso de energía y reducir las emisiones”, manifestó.
Planteó que a menudo se cita la imposibilidad de reducir energía debido a las tecnologías existentes, ineficientes y hambrientas de carbono. Añadió que estas no ¡solo frenan el progreso y la innovación, sino que podrían bloquear las mejoras en la reducción de emisiones. Sin embargo, indicó, algunos cambios tecnológicos tienen un ahorro de costos tan significativo en términos de la energía que utilizan que es parte de la propuesta de valor en la implementación de nueva infraestructura.
También previó que, a medida que las organizaciones comiencen a mirar más allá de las emisiones de Alcance 1 y 2 y consideren las de Alcance 3, será más claro que no solo deben mirar hacia adentro, sino también conocer el uso de energía de los proveedores externos.
Como punto tres aconsejó “Hablar al respecto”.
“La mayoría de las organizaciones están averiguando dónde están mejor ubicados sus esfuerzos. Esta no es una competencia donde hay ganadores, se trata de ayudar al planeta. Escuchar a otros sobre lo que están haciendo es valioso. Ayuda a colaborar y comprender tanto una perspectiva de la industria como puntos de vista alternativos”, subrayó Wallace.
Internamente, anotó, toda la organización debe participar e invertir.
“Hemos visto más organizaciones que publican informes de sustentabilidad o ESG que establecen sus objetivos, a menudo patrocinados por el CEO. Es un documento clave para educar a los empleados y prospectos y resaltar las prioridades de la organización”, aseguró.
Incluso propuso que este documento puede ser útil como herramienta de reclutamiento, especialmente para los más jóvenes, que son muy conscientes de la importancia de la sustentabilidad.
Y, hablando de contratar, el directivo planteó la contratación de un oficial de sustentabilidad.
A futuro, Wallace opinó que en las organizaciones se verán más y más funciones centradas exclusivamente en la sostenibilidad.
“Es difícil acorralar todas las diferentes líneas de pensamiento y acción dentro de una organización, por lo que tiene mucho sentido que un oficial senior de sustentabilidad tome el control”, expresó.
De la misma forma planteó que debe asegurarse de que la estrategia general de sustentabilidad sea conocida y entendida en toda la organización para maximizar el impacto de las actividades y los cambios.
“El rol de Director de Sostenibilidad no está muy lejos a medida que nos acercamos a la fecha en que las organizaciones deben cumplir con los objetivos Net Zero. Es un área de crecimiento con más conciencia y más roles que se ofrecen”, advirtió.
El quinto punto se refiere a Actualizarse con los estándares.
Wallace recordó que existen muchos estándares que no todos están de acuerdo entre sí.
“Algunos son más estrictos que otros y existe una diferencia geográfica, ya que Europa generalmente está a la cabeza en términos de conocimiento y adopción. Los estándares bien conocidos como EcoVadis o la Iniciativa de objetivos basados en la ciencia (SBTI) son un buen lugar para comenzar, ya que son reconocibles, entendidos y respetados”, recomendó.
Por último, reflexionó en que se más sustentable es importante para las personas y el planeta, además de esencial para que las organizaciones adopten prácticas más ecológicas.
Añadió que con ello las organizaciones no solo están haciendo lo correcto, sino que, si implementan los procesos y tecnologías correctos, podrían ahorrar rápidamente dinero y emisiones.
“Mi esperanza es que algún día no hablemos de estos pasos y procesos como iniciativas de sustentabilidad, sino como una práctica comercial estándar. Necesitamos ser abiertos y honestos sobre qué acción está funcionando y dónde podemos hacer mejoras futuras para el bien del planeta, así como para mejorar los negocios”, concluyó.