Querida CFE: ¿Estás conmigo?
(Para Carmen e Iván) Te lo pregunto porque nos descompusiste el refrigerador. Soy Carmela, soy esposa de Juan y madre de dos niños pequeños. Vivimos en un pueblito, no importa cuál, ni dónde, porque esto sucede en todos lados. A cada rato se nos va la luz, aunque siempre pagamos nuestro recibo a tiempo. Antes nos daba mucho coraje, pero ya nos acostumbramos y hasta decimos que es normal. Lo que ya nos parece el colmo es que, después de muchos años, mi esposo y yo por fin nos animamos a comprar un refrigerador. La señora citadina para la que trabajamos en su rancho anduvo duro y dale con que “es un aparato electrodoméstico de primera necesidad”. Hay cosas con las que es más terca que la puerca que rescató. Desde que llegó aquí, no ha dejado de moler con que solo tengamos algunas luces prendidas; que no dejemos los frijoles en la lumbre todo el día; que podemos tener calentador de leña pero no estufa porque eso nos daña los pulmones. Además, siempre anda pendiente de los precios de la gasolina y se enoja cuando suben, pero se pone peor cuando el presidente promete que van a bajar. Y ...