La etapa compleja de Pemex
Editorial A lo largo de estos quince meses de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y aun antes, desde que se conocieron los resultados del 1º de julio del 2018, se vaticinaba una etapa compleja para la empresa productiva del Estado. Compleja porque, a contracorriente de las prácticas de la industria, el nuevo gobierno se ha esforzado en decir que Pemex está al rescate de la soberanía (como lo reza su slogan que porta orgulloso el director general, Octavio Romero Oropeza, en su camisola con el logo de Pemex y que aparece en toda presentación que hace la actual empresa) y, además, se tiene la visión irreal de que todo lo hará esta compañía; es decir, que se convertirá, como lo fue en el pasado, en la caja grande del gobierno. Se apostó a rescatar el Sistema Nacional de Refinación (SNR) conformado por las seis refinerías de Minatitlán, Salina Cruz, Salamanca, Tula, Madero y Cadereyta, así como construir una más, la de Dos Bocas, con recursos del Estado que ha causado revuelo porque esa decisión, a los ojos de los analistas de la industria y de las calificadoras, ha deteriorado aún más la endeble calificación crediticia ...