Pérdidas incalculables
Fricciones y desencuentros con los empresarios marcaron los primeros dos años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien maneja un discurso contradictorio en el que acusa abusos y corrupción de la iniciativa privada, desde el NAIM hasta los gasoductos, pero al mismo tiempo reconoce que la inversión pública por sí sola no reactivará la economía. En el sector energía se ha implementado una política ruinosa e intencional de frenar o destruir la inversión privada en todos los frentes, supuestamente para abrir mercado para Pemex y CFE. Nada de crecer el pastel para todos. Se niegan permisos y autorizaciones, ya no hay rondas y subastas, sólo importan las empresas estatales y los megaproyectos de AMLO. Se han presentado ya tres paquetes de infraestructura poco atractivos para que la IP apoye la inversión pública. No hubo ningún proyecto energético en el primero. En el segundo, sólo proyectos de refinación para Pemex, nada rentables y que no atraen la participación privada directa. En el tercero, media docena de plantas de ciclo combinado para la CFE financiadas por privados. En los tres, casi nada que valga la pena. Lo inaceptable de esta política es que implica oportunidades perdidas y daños a la ...