*David Shields
Una noticia que ha causado justa indignación es la compra de 2 millones de toneladas de carbón por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a productores de la región carbonífera de Sabinas, Coahuila, con un costo de más de 2 mil millones de pesos. Esta adquisición provoca repudio por una sencilla razón: la CFE, como todos los mexicanos y los seres humanos, ya debe razonar que el uso de carbón en la generación eléctrica no debe continuar por motivos de calidad del aire, salud pública y cambio climático.
La CFE sabe perfectamente que ya no necesita las plantas carboeléctricas de Coahuila para cubrir la demanda de electricidad y podría retirarlas. Esto queda demostrado en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), cuyas reglas establecen que los costos de generación son el referente para determinar el orden en que se despachan las centrales eléctricas del país.
Según ese criterio, otras plantas generadoras, ya sean de CFE o privadas, como los ciclos combinados a gas, termoeléctricas convencionales, y las de renovables, deben despacharse primero. En los hechos, las carboeléctricas de Coahuila se han convertido en reserva fría. No se utilizan, porque no se requieren. A pesar de ello, la CFE compra carbón masivamente a los productores de Coahuila. Al parecer, el negocio lo promovió Armando Guadiana, Presidente de la Comisión de Energía del Senado, morenista y empresario del carbón.
Las carboeléctricas de CFE también son parte de la falaz lógica de que, para asegurar la confiabilidad del sistema eléctrico, sus viejas plantas termoeléctricas se deben despachar más seguido. Este tema es complejo y ha sido debatido ampliamente en diversos espacios. Comparto la percepción de que los “acuerdos de Cenace y de Sener” sobre confiabilidad tienen más la intención de justificar el despacho de las centrales de CFE que la de mejorar la operación del sistema.
(Otro tema vigente en la opinión pública es la quema de combustóleo en termoeléctricas de la CFE, que enfrenta críticas por las mismas razones sanitarias y ambientales. Cabe destacar que la carboeléctrica de Petacalco, Guerrero, la más grande del país y que utiliza carbón importado, es una planta dual que ahora se aprovecha para quemar combustóleo. De esa forma, se mantiene operando a las refinerías de Pemex, siendo la generación eléctrica la única opción para dar salida a ese residuo).
Existe una instrucción presidencial, con fecha del 4 de mayo de 2019, que ordena a la CFE realizar la compra de carbón a los productores de Coahuila bajo cinco principios: cero corrupción, cero coyotaje, preferencia a los pequeños productores, vender carbón y no tierra (“honestidad”), y precios justos. Como suele suceder en este gobierno, el tema ambiental está ausente entre las consideraciones del Presidente y de la CFE.
Ciertamente, el 30 por ciento de la generación eléctrica en el mundo (principalmente en China) aún quema carbón. Pero eso no debe ser pretexto para que la CFE lo haga, teniendo otras opciones. Gran Bretaña, ex potencia carbonífera, abandonó la generación con carbón décadas atrás. En Estados Unidos, el uso del carbón para producir electricidad se ha desplomado gracias al uso masivo de gas natural y al despegue de las energías renovables. Son opciones más baratas y más amigables. Por cierto, algunas naciones, como Noruega, Portugal y Uruguay, ya operan su sistema eléctrico sólo con energías limpias.
Las nuevas generaciones entienden espontáneamente que ser ambientalista es de sentido común, no serlo y no contemplar esa variable es deplorable. Sin duda, hay una problemática económica y social en la región carbonífera de Coahuila que se debe atender, pero el medio ambiente también es una prioridad.
Los gobiernos federal y estatal de Coahuila, también la CFE, deben comprender que ya no se vale quemar carbón y que las soluciones no van por ahí. A fuerzas, y aunque sea difícil, tienen que buscar otras opciones de bienestar económico para las comunidades. A su vez, la CFE tendría que privilegiar nuevas tecnologías y nuevas políticas de generación limpia de energía.
Artículo publicado hoy en el Periódico Reforma. Véalo en el diario en esta liga.
David Shields es analista de la industria energética. Su correo: david.shields@energiaadebate.com