Álvaro Ríos Roca* / para Energía a Debate
A finales del 2019 la matriz energética mundial tenía la siguiente composición: petróleo 32.3%, gas natural 22.2%, carbón, 25.8%, nuclear 4.5%, renovables (agua, solar, eólica y otras) 15%. Es decir, la matriz energética mundial sigue dominada por los combustibles fósiles con un 80.3%.
Tomando las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía al 2030, se estima que la composición será: petróleo 30.4%, gas natural 21.4%, carbón 22.3%, nuclear 4.4% y renovables 21.4%. Es decir, todas las energías fósiles bajan en algo y las renovables suben en algo, sobre todo eólica y solar. No será fácil deshacerse de las energías fósiles que como vemos al 2030 seguirán con un 74% de la matriz energética mundial.
Muchos quieren descarbonizar el planeta muy rápidamente y usar energías renovables como la solar y eólica y que han ido bajando de costos muy rápidamente. De alguna manera ya compiten con las energías fósiles en la generación de energía eléctrica. Su gran problema es que son energías intermitentes y ésta su gran desventaja. Nadie quiere quedarse sin energía cuando no hay sol o no hay viento. Por lo tanto, se las debe respaldar con otro tipo de energías como carbón, gas natural o con baterías de almacenamiento y ahora surge el hidrogeno con la fuerte apuesta de la Unión Europea para desarrollar tecnología y bajar costos para este energético.
Pero si deveras queremos descarbonizar bastante el planeta, lo más fácil, rápido y eficiente en el sector de generación eléctrica seria desplazar todo el carbón con gas natural y así reducir significativamente las emisiones de CO2. Pero muchos países no quieren prescindir aun del sucio carbón debido a que es una fuente muy económica para generar energía eléctrica. Es decir, no quieren afectar crecimiento económico, ni impactar a sus empresas y ciudadanos con alternativas más costosas. Es una especie de cinismo en el discurso de gran parte de los políticos mundiales al momento de tomar decisiones.
El gas natural, por su abundancia, con cada vez menores costos y precios, con más flexibilidad en los contratos y con cada vez más infraestructura de producción, transporte y distribución, especialmente con el gas natural licuado (GNL), es sin duda el energético que puede reemplazar al carbón a muy a corto plazo y sin ninguna duda sirve de respaldo para la entrada de más energías limpias renovables intermitentes. Es la solución inmediata.
Ahora querido lector, usted ha oído que en el sector transporte todos desean que el planeta migre a vehículos eléctricos y se desplaza al rey petróleo. Cabe aclarar que cierto tipo de transporte como aviones, barcos y maquinaria pesada no está aún en la mira de ser movidos por electricidad.
Pero hablemos de vehículos eléctricos de transporte pesado masivo como buses y camiones y por supuesto los vehículos livianos que ya tienen algo de competitividad con los vehículos que se mueven con diesel o gasolina. Ahora imaginemos que se migren todos estos vehículos a funcionar con baterías eléctricas. ¿La pregunta que surge inmediatamente es de dónde saldrá toda la oferta eléctrica que demandarán estos vehículos? Pues, no podrán ser de solar y eólica únicamente porque son energías intermitentes. Por eso, el respaldo debe venir inicialmente de gas natural para tener más vehículos eléctricos.
Ahora en el largo plazo se han posicionado dos alternativas para poder llevar al mundo a tener un planeta libre de los odiados y contaminantes combustibles fósiles y que tanto confort le han dado a la humanidad. Por un lado, está la fuerte apuesta por los sistemas de baterías de almacenamiento a gran escala para respaldar las energías intermitentes y también su uso en vehículos eléctricos. Será necesario minería a gran escala para abastecer de paneles solares, torres eólicas y millones de millones de baterías.
La otra gran alternativa planteada por la Unión Europea es la generación eléctrica con fuentes renovables intermitentes y a partir de ellas generar hidrogeno de la separación del agua y que este energético sirva para respaldar la generación. Asimismo, hacer funcionar los vehículos con celdas de combustible a partir del hidrogeno generado. Plantean que gran parte de la infraestructura de gas natural podría ser utilizada, pero igual se necesita masivo desarrollo de infraestructura en toda la cadena.
Sin embargo, billones de billones de dólares o euros en inversión tendrán que darse para bajar costos y producir baterías e hidrogeno competitivamente, además de una intensa actividad minera que tomará varias décadas para llegar a un planeta verde.
* Ex Ministro de Hidrocarburos de Bolivia y Actual Socio Director de Gas Energy Latín América.