Los países que están cambiando hacia fuentes de energía domésticas más descarbonizadas parecen ser más autosuficientes y menos dependientes del comercio global de energía, especialmente si conjuntan medidas de eficiencia que reduzcan sus necesidades energéticas generales, asegura el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, o WEF), en su más reciente estudio sobre la energía global.
En la edición de 2022 de su reporte Fostering Effective Energy Transition (Fomentando una Transición Energética Efectiva),publicado este mes en colaboración con Accenture, el WEF considera que una mezcla energética a futuro en la que converjan la seguridad energética y la sostenibilidad puede ser posible.
Al respecto, menciona que esta mezcla puede componerse de sistemas energéticos bajos en carbón, como la energía solar, la eólica, el hidrógeno limpio y la biomasa.
Sin embargo, no deja de advertir que el incremento de la energía renovable en las economías también trae consigo ciertos retos que deben ser afrontados.
“Entre ellos, sería crucial garantizar la fiabilidad y la eficiencia de las redes eléctricas nacionales y transfronterizas. En particular, a medida que aumenta la participación de la energía eólica y solar en la combinación energética de los países, las redes eléctricas requerirán actualizaciones sistémicas para acomodar estas fuentes de energía renovables variables”, expone el documento.
Por ello, añade, en el futuro, los países también deberán pensar estratégicamente sobre la combinación de tecnologías y la distribución geográfica, además de actualizar y rediseñar su infraestructura de redes.
En este mismo sentido, el informe señala que la transición hacia energías limpias depende en gran medida del acceso a minerales, como el litio, el cobalto, el níquel y el cobre, entre otros, para fabricar paneles solares, turbinas eólicas y baterías.
“Si bien se espera que la demanda de estos minerales se multiplique por seis para una transición a cero neto para 2050 según la AIE [Agencia Internacional de Energía], la producción de minerales de transición, como el cobalto, el litio y el grafito, está más concentrada más que la de los fósiles, como el petróleo y gas”, revela.
“Una mayor dependencia de la energía renovable, del almacenamiento de baterías y de otras fuentes bajas en carbono también podría plantear nuevos riesgos de seguridad energética”, alerta.
En este contexto, refirió que algunos países ya están considerando voltear hacia la energía nuclear, debido a sus bajas emisiones y su bajo perfil operativo de carga base, además de que pueden resurgir cadenas de abasto de combustible nuclear.
Estos países, de acuerdo con el documento, son Reino Unido, Estados Unidos, Japón, India y China, principalmente.
Más adelante, el WEF plantea la necesidad de considerar inversiones y acciones para la mitigación de riesgos en el periodo de transición energética en ambos lados, tanto en los recursos fósiles, como en las renovables.
En este punto, el Foro menciona que las inversiones en medidas de contingencia, como reservas estratégicas de petróleo e infraestructura de almacenamiento de gas natural, pueden reducir el impacto de las interrupciones en el suministro de estos combustibles durante el período de transición.
De manera similar, agrega, considerar el aspecto crítico del suministro de minerales de transición para respaldar la fabricación de los componentes de energía renovable necesarios para la transición energética, invertir lo suficiente en minería responsable, diversificar las fuentes de suministro y almacenar minerales estratégicamente en algunos casos puede todo ello garantizar una cadena de suministro de minerales resiliente.
El informe del WEF recordó que México ocupa el décimo cuarto lugar en la lista de los 20 países que más inversiones realizaron en energías renovables durante el periodo comprendido entre el 2010 y el primer semestre de 2019.
De acuerdo con el listado, en México se invirtieron 23,000 millones de dólares (mmdd). Aun cuando fue el segundo país de América Latina que más recursos destinó, se encuentra muy por debajo de los 55,000 mmdd de Brasil, quien se ubica en el octavo lugar.
Los primeros tres lugares están ocupados por China, con 758 mmdd; Estados Unidos, con 356 mmdd, y Japón, con 202 mmdd.
La Unión Europea, en conjunto, destinó uno monto por los 698 mmdd.