La semana pasada platicaba con usted en este mismo espacio de los costes de generación, las centrales eléctricas, renovables y convencionales a las que no han permitido entrar en operación, que sacaron de operación o que simplemente no despachan. Hablamos también del impacto que tienen en el sistema eléctrico en materia de energía limpia.
Pero la salida forzada de estas centrales eléctricas no solo tiene efectos ambientales, sino también financieros y de confianza en el país. Me explico.
Algunas de estas centrales eléctricas fueron construidas gracias a la celebración de contratos de cobertura eléctrica correspondientes a las Subastas de Largo Plazo. Eso significa que tienen un contrato mediante el cual deben entregar al cliente (en este caso CFE Suministrador de Servicios Básicos) una cantidad de energía a un determinado precio, ambos establecidos en el contrato. Si no generan esa energía, están obligados a conseguirla en el mercado eléctrico y entregarla. Eso significa que cobrarán solo el monto del contrato, pero tendrán que pagar por esa energía no generada y comprada al costo del mercado. Y como el costo de la energía eléctrica en el mercado es mayor que el precio de contrato, cada megawatt-hora que la empresa deje de generar y entregue a la red es pérdida.
Y entonces se vuelven una trampa: el Centro Nacional de Control de Energía, subordinado indebidamente a uno de los generadores, bloquea el despacho de la energía con pretextos absurdos. Un generador que ya no debería estar en operación genera a costo más alto y recibe el pago por esa energía del generador al que no dejaron entregar.
Los obviamente afectados de esta maniobra son los generadores, que tienen que pagar por la energía cara y asumir la diferencia, además de tener sus activos varados. Pero también perdemos los mexicanos, al ver instalaciones e inversiones paradas sin razón legítima alguna, solo por un asunto ideológico.
“…también perdemos los mexicanos, al ver instalaciones e inversiones paradas sin razón legítima alguna, solo por un asunto ideológico”.
En algunos otros casos lo que sucede es que en lugar de que podamos contar con energía más barata, se obliga al sistema a recibir energía más cara aunque haya generadores más baratos disponibles. Y ese sobrecosto lo paga el usuario, directa o indirectamente.
Es más, considerando el final de muchos contratos legados de CFE con sus generadoras, que no hay nuevas subastas y que no dejan entrar proyectos, CFE Suministrador de Servicios Básicos tiene que comprar cada vez más energía en el mercado. Al no recibir energía de las centrales renovables que están en mercado, el costo de la energía tiende a subir y CFE debe pagar más por esa energía.
La industria también se ve forzada a pagar por energía más cara, lo que significa un incremento en sus costos de producción y un empujoncito a la inflación.
¿Se acuerda del pacto para frenar la inflación? Pues esta medida eléctrica encarece los productos que el gobierno no quiere que se encarezcan. ¡¿Brillante?!
Esto se vuelve aún más dramático en tiempo de costos altos del gas.
Y ahora le hago una pregunta. Supongamos que usted tiene 10,000 pesos este año que puede invertir en un negocio en el cual encontró un buen proveedor y puede ser muy competitivo. Pero entonces se entera usted que, porque al gobierno no le gusta, no permite vender esos productos. ¿Metería usted esos 10,000 pesos a ese negocio? A menos que quiera tirar su dinero a la basura, creo que no. Esa es la falta de confianza en un país que requiere, le urge, inversiones para crecer. Y, ojo, no hablo solo de inversión extranjera, sino también mexicana, pues la desconfianza cunde no solo afuera.
Y ese es el gran problema de futuro, pero hay otro en el presente.
En pocos meses, el costo del gas natural se ha quintuplicado y eso impacta en el costo de la generación de energía por ciclos combinados, que se incrementa de forma importante. Ciclos combinados que, además, representan el 60 por ciento de la generación eléctrica que se despacha en el sistema.
Los costos del gas tenderán a incrementarse conforme la cadena de exportación del energético de Estados Unidos a Europa se fortalezca, lo que nos dice que estamos apostando a un combustible que fue barato pero que en este momento sube. Y el pronóstico es que seguirá subiendo de precio. La única forma de disminuir la dependencia y de lograr esa soberanía que el Presidente tanto dice que quiere lograr, son las renovables, pero este gobierno las sigue parando y, a cambio, inyecta una cantidad de subsidios importante para que eso no se note. Eso, al grado que el subsidio real supera por mucho lo que se presupuesta y crece sin medida. De eso platicaremos la semana siguiente.
(Lea la primera parte de este material aquí)
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