Pemex Transformación Industrial logró su primer trimestre en la historia con ganancias netas. Así como lo lee, se agenció un resultado positivo de 12 mil 837 millones de pesos.
Una noticia así debería ser para echar las campanas al vuelo, pero no lo es, en primera, porque el resultado fue empujado por una ganancia cambiaria, o sea, porque el dólar bajó de precio, muy poco tiene que ver con el trabajo que se ha hecho en el Sistema Nacional de Refinación.
Y aquí la explicación: en el primer trimestre del año, lo que más se produjo fue combustóleo y bajó la generación de diésel y la de gasolina, justo lo contrario a lo que promete el presidente, quien, por cierto, la semana pasada aseguró que México está avanzando en la autosuficiencia energética, sí, efectivamente, tiene otros datos, porque con los de Pemex, esa realidad no está siquiera cerca.
Precio del petróleo, en la tablita
La última semana demostró que el mercado está por encima de la política, cuando se trata de petróleo.
El precio del hidrocarburo volvió a tener una semana con fuertes resultados a la baja, debido al temor de que las dos principales economías del mundo vayan a desacelerarse, con la posibilidad de hasta una recesión.
Si estás dos economías se caen, el consumo baja sensiblemente, ya que ambas representan más de 20 por ciento del consumo mundial, o sea, si se apagan esos motores, el mercado puede caer en un desequilibrio que lleve a un exceso petrolero que tire los precios.
El valor no pudo mantenerse incluso después de las medidas impulsadas por la OPEP+ hace un mes, cuando recortó en más de un millón de barriles el tope de la producción del grupo.
Al mercado le importan los datos, no los relatos.
Industria atrapada
Los empresarios del downstream mantienen sus quejas sobre la regulación: es lenta, cara y algunas veces, corrupta.
Los proveedores del sector consideran qué hay cada vez más impedimentos, que apertura para hacer negocio en el sector.
Simplemente los permisos: en 2016, un permiso tardaba en promedio tres meses. Hoy llega a tardar 36 meses.
La lentitud, que incluye hasta 92 trámites para abrir una gasolinera, sumada a los cierres de estaciones ya establecidas y los trámites locales, son una losa que empieza a hacerse añeja para los gasolineros.