Obstrucciones en la renovación del TMEC por parte de Donald Trump, en caso de llegar a la presidencia de Estados Unidos; bloqueo de China a las exportaciones de materias primas para las energías renovables, si las relaciones de Occidente se deterioran con el gigante económico, y un mercado petrolero mundial más estrecho derivado de las tensiones en Medio Oriente, son algunos de los riesgos que enfrenta la economía global.
“Si Donald Trump, el probable candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de noviembre, gana un segundo mandato, se puede esperar un cambio abrupto y drástico en las políticas estadounidenses en materia de asuntos exteriores, comercio, energía, inmigración, cambio climático y ayuda exterior”, advierte la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU, por sus siglas en inglés).
En su más reciente análisis, publicado esta semana, la EIU señala que, una vez en el cargo, Trump probablemente cumpliría su amenaza de imponer un arancel general de importación del 10 por ciento.
Indica que, aunque sería probable que Trump otorgara algunas exenciones, la Unidad considera que la sola amenaza aumentaría las tensiones y los costos comerciales, además de poner obstáculos a la renovación del tratado comercial con Canadá y México.
“Su administración también podría obstruir las negociaciones de renovación del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), con el riesgo de un deterioro de los estrechos vínculos comerciales de Estados Unidos con sus países vecinos”, expone The Economist.
Cabe recordar que la versión actual del TMEC entró en vigor el 1 de julio de 2020 y, según el propio acuerdo, tendrá una vigencia de 16 años. Sin embargo, a los seis años, los socios lo revisarán, de manera que en 2026 representantes de los tres países se sentarán a la mesa para hacer una evaluación y posibles cambios.
China, ¿amenaza para las renovables?
En su reporte “Cinco riesgos globales. Los escenarios geopolíticos y económicos que amenazan a las empresas en todo el mundo”, EIU recuerda que las economías occidentales están implementando “generosos incentivos” para que las empresas inviertan en tecnologías de energía limpia para lograr emisiones netas cero de gases de efecto invernadero y permitir una mayor competencia con China, líder mundial en producción de tecnología verde.
Sin embargo, también expone que la mayoría de los incentivos incluyen requisitos estrictos de abastecimiento de componentes, especialmente en Estados Unidos.
“Estos requisitos ya han provocado tensiones entre la Unión Europea y Estados Unidos y probablemente aumentarán el costo de las tecnologías verdes. Si las relaciones occidentales con China se deterioran sustancialmente, las economías de Occidente podrían aumentar los aranceles existentes sobre las importaciones chinas o acelerar las decisiones sobre investigaciones pendientes sobre cargos antidumping y subsidios estatales, impulsando aún más el crecimiento de los precios”, plantea como escenario.
Por ello, alerta que China tomaría represalias posiblemente bloqueando las exportaciones de materias primas fundamentales para la agenda de transición verde, como las tierras raras, encareciendo los esfuerzos de descarbonización para los mercados desarrollados.
“Estos costos obligarían a las economías a considerar regresar a tecnologías basadas en carbono y limitarían el apoyo de los países occidentales para financiar la transición energética de los mercados emergentes”, prevé el estudio.
De hecho, recientemente la industria automotriz en Estados Unidos ha presionado al gobierno de su país para que México reduzca las importaciones de materiales e insumos de China para la elaboración de vehículos eléctricos. La industria estadunidense también quiere cerrar la puerta a unidades hechas en México por empresas chinas.
Más tensiones en Medio Oriente, menos petróleo para el mundo
En un mercado petrolero que ya está ajustado, la interrupción de la producción y el envío de crudo desde Medio Oriente aumentaría significativamente los precios internacionales este energético, prolongando aún más las presiones sobre el costo de vida, particularmente para las economías emergentes importadoras, alerta la EIU.
La guerra entre Hamás e Israel en Oriente Medio se ha convertido ya en un conflicto regional, dice The Economist.
“Si la guerra de Israel con Hamás se expande hasta convertirse en una operación militar a gran escala en Cisjordania, o una ocupación prolongada de Gaza por fuerzas israelíes causa un levantamiento entre los palestinos, otros actores de gobierno y no gubernamentales podrían involucrarse en simpatía por la causa palestina”, opina.
En este sentido, considera que la probabilidad de que Irán se involucre directamente en la guerra es escasa, pero este país podría utilizar su fuerte influencia sobre representantes como Hezbolá en el Líbano para prolongar y ampliar la escala del conflicto.
Agrega que este conflicto regional en el Medio Oriente también atraería influencias externas de otras potencias, exacerbando las tensiones entre Estados Unidos y sus aliados, por un lado, y China y Rusia, por el otro.
Es importante recordar que recientemente Irán barajó la posibilidad de bloquear el tráfico en el Estrecho de Ormuz, un canal por donde circula alrededor de 20 por ciento del petróleo crudo que se comercia en el mundo.
En su estudio, la EIU toca asimismo otros dos riesgos globales para las economías, como los fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático que están alterando las cadenas de suministro mundiales, y el avance de China hacia la anexión de Taiwán, lo que obligaría a un repentino “desacoplamiento global”.