Los sistemas de almacenamiento de energía ayudan a la descentralización de la generación eléctrica, a reducir la dependencia de las grandes centrales, a descongestionar las redes de transmisión y a proveer de energía limpia en zonas alejadas de la infraestructura, considera la industria.
“El almacenamiento permite una mayor descentralización de la generación y del consumo. Esto reduce la dependencia de grandes centrales eléctricas, como las que tenemos, y líneas larguísimas de transmisión porque, además de generación, necesitamos transmisión”, expuso Frank Reyes de BioEsol.
Agregó que los sistemas de almacenamiento ayudan a reducir la construcción de grandes centrales eléctricas, sobre todo para reserva de energía.
Ante el crecimiento sostenido de la demanda nacional de energía, estimada en 3 por ciento promedio anual, además de la oferta adicional por las perspectivas de inversión por el fenómeno de relocalización de las cadenas de suministro, conocido como nearshoring, es necesario contar con energía suficiente, estable, de bajo costo y limpia, condiciones que ayudarían al país a ser más atractivo para las nuevas inversiones.
“México en el futuro necesitará más energía, es inevitable, para que la capacidad del sistema eléctrico crezca y su sistema de distribución. Es algo que tiene que suceder. Las baterías son una alternativa, para modelar cómo va a ser el sistema a futuro”, comentó Reyes.
Incluso, aseguró, los sistemas de almacenamiento también pueden servir como unidades para estabilizar el sistema, similar a los equipos UPS (siglas de Uninterruptible Power Supply, o Alimentación de Energía Ininterrumpida).
Al respecto, explicó que en ocasiones existen pequeñas variaciones en el suministro eléctrico que no necesariamente son cortes de energía. Esas variaciones, conocidas como flickeos de la red, pueden causar el apagado de de equipos electrónicos, como computadoras o sistemas de medición y monitoreo, con afectaciones a la operación y producción de las empresas.
“Eso al final produce mermas, paros no programados, daños a los equipos y eso es un impacto económico directo a los consumidores”, refirió.
Respecto a las zonas aisladas de la red, Reyes destacó que los sistemas de almacenamiento, combinados con la producción de energía renovable y la instalación de micro-redes, son ideales para mejorar la calidad de vida de las comunidades, pero también pueden servir para mantener con electricidad servicios críticos que requieren de energía constante y sin fallas, como hospitales, infraestructura de almacenamiento de medicamentos y alimentos, entre otros.
Baterías en vez de centrales
Los sistemas de almacenamiento pueden ayudar a resolver el problema de la falta de generación de energía eléctrica en zonas del país en que no existe suficiente generación, además de que contribuirían a reforzar el suministro en zonas de alta demanda.
Es el caso, por ejemplo, de la Península de Yucatán, que padece un déficit de energía y presenta una reserva muy baja, por lo que la presencia de los cortes en el servicio es frecuente. La palabra clave es potencia.
En opinión de Alejandro Fájer, CEO de la empresa Quartux, agregar un gigawatt por hora de potencia a la Península podría aliviar el problema y aumentar el margen de reserva.
“Los márgenes de reserva son mínimos. Elevar de 5 a 10 por ciento un margen de reserva requiere potencia inmediata y eso es lo que da la batería”, expuso.
Aproximadamente esta solución podría aplicarse en el caso de la Península de Baja California que, como se sabe, su sistema eléctrico no está interconectado con el del resto del país.
Igualmente, los sistemas de almacenamiento de energía de gran escala darían soporte a zonas del Centro y Norte del país en donde la demanda está rebasando la oferta energética.
En estos últimos casos, consideró Fájer, la potencia requerida podría ser entre 3 o 4 veces la requerida por las penínsulas, dada la alta demanda principalmente industrial.
Especial mención hizo sobre los cortes en el suministro, o apagones, que se registraron en amplias zonas del país por los altos picos de la demanda, resultado de los incrementos récord de la temperatura.
“El problema del sistema no es la generación, es la potencia. Es decir, que tú tengas la cantidad de energía adecuada y puedas responder a los picos de demanda que se tienen en ciertas horas críticas”, señaló.
Al respecto refirió que con los sistemas de almacenamiento se utiliza la energía solo cuando se necesita, evitando mantener plantas generadoras paradas al 50 o, incluso, al 80 por ciento de su capacidad durante el 80 por ciento del día.
Asimismo, el empresario coincidió con Reyes en que los sistemas de almacenamiento, combinados con las micro-redes, pueden ser una buena opción para grandes centros de producción y servicios, como los parques industriales.
Regulación e incentivos, promotores
Frank Reyes supuso que en México aún no existen normas definidas que regulen la integración, operación y compensación de los sistemas de baterías en el mercado eléctrico.
“Un marco regulatorio adecuado permitiría a los operadores y a los desarrolladores entender las reglas del juego y planificar sus inversiones con mayor seguridad, de la mano de que el gobierno tiene que implementar incentivos fiscales y subvenciones para proyectos de almacenamiento de energía”, estimó.
En este sentido, se pronunció por políticas públicas como la reducción de impuestos, otorgamiento de créditos fiscales y acceso a financiamientos.
Especial mención hizo de que las políticas de incentivos estén dirigidas a la inclusión del almacenamiento en las energías renovables.
“Esas políticas deben tener como parte esencial el contemplar la infraestructura energética para gestionar la intermitencia de las fuentes renovables que ya existen, lógicamente esto nos va a permitir estabilizar la red”, justificó.