Álvaro Ríos Roca / para Energía a Debate
En mayo de 2021 la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) lanzó un informe titulado a “Net Zero by 2050 – A Roadmap for the Global Energy Sector” (Carbono Neutral al 2050 – Una hoja de Ruta para el Sector Mundial de la Energía). Este reporte sorprendió a gran parte de la comunidad energética global por su drasticidad e inaplicabilidad.
El reporte de la IEA, en su acápite concluyente indica que, “a partir de 2021 no deberían aprobarse ni ser necesarias nuevas inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos a nivel global para alcanzar la meta de Carbono Neutral (Net Zero) el 2050”. Sin duda un plan ambicioso, pero que creemos solo mira el interés de algunos de los países miembros de esta organización. Explicaremos por qué.
Empecemos diciendo que la IEA es una organización con base en Paris con 30 países miembros. Casi la totalidad son países desarrollados y 8 asociados, entre los cuales están Brasil, China India. Cabe notar que el único país latinoamericano miembro es México y créanos es por tener a los Estados Unidos como vecino.
El problema de este tipo de reportes que vienen de estas importantes agencias, es que ejercen poderosa influencia sobre los políticos de turno, sobre la población y por ende sobre las políticas públicas. También ejercen notable influencia sobre los financiadores y los que apuestan capital en las inversiones. En el caso que nos ocupa se trataría de frenar en seco inversiones aún muy necesarias en exploración y explotación o por lo menos que se recorten o detengan drásticamente.
Lo anterior sin tomar en cuenta las serias perturbaciones que podrían tener sobre los precios, la seguridad de suministro, la economía y sobre todo el impacto en muchos países en vías de desarrollo, incluyendo varios en América Latina. Nos sorprende que el reporte no sea más realista y pragmático y proponga temas palpables con impacto directo en la reducción de emisiones, por ejemplo, acelerando al máximo la conversión de plantas actuales de generación eléctrica a carbón y sustituirlas con gas natural en muchos países del planeta.
Recordar que para el 2019 Estados Unidos generó 23% de la electricidad con carbón, la Unión Europea lo hizo con el 16% y China 65%. América Latina tiene una base hídrica y térmica con gas natural, siendo una de las regiones menos emisoras del planeta con 5% de su generación eléctrica a carbón.
Pero si no se explora y se busca gas natural a partir del 2021, como propone la EIA, nos preguntamos con qué reemplazaríamos toda esta generación a carbón existente y la nueva por venir. Que no nos cuenten el cuento que podrán hacerlo con energía solar o eólica que por su intermitencia necesitan respaldo y también por el nivel de inversiones que se requeriría en toda la cadena, incluyendo los sistemas de transmisión y distribución eléctrica. Y tampoco con hidrogeno verde como quisieran algunos países y desarrolladores de tecnología, porque es aun muy costoso y no hay infraestructura comercial.
Es posible hacer todo un análisis para el petroleo, pero voy a dejar a la imaginación de nuestros queridos lectores que se imaginen un día sin diésel, ni gasolina, ni jet fuel, etc. etc. Y que también se imaginen un día sin los preciados plásticos que produce la industria petroquímica, toda derivada de los hidrocarburos y del gas natural en particular.
Enfocándonos en la región, es importante recordar que las economías de varios de nuestros países aun tienen una fuerte dependencia a los ingresos provenientes de la producción y exportación de petroleo y también de gas natural, tal el caso de Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Brasil, México, Guyana, Surinam y Argentina. ¿Que pretende la IEA que los recursos de Vaca Muerta y del Presal se queden bajo la tierra siendo aún tan necesarios?
Por todo lo expuesto anteriormente y por lo que no podemos exponer porque el espacio no nos permite, es que reiteramos que el Informe de la IEA fue sesgado, interesado, irresponsable y es inaplicable. Transición energética sí, pero no a cualquier costo.
- * Ex Ministro de Hidrocarburos de Bolivia y Actual Socio Director de Gas Energy Latin America.