Uno de los grandes desafíos que enfrenta el reciclaje de paneles solares fotovoltaicos es su modelo de negocio porque resulta todavía poco atractivo, de manera que existe un número muy reducido de empresas dedicadas a esta actividad.
“Falta un mercado de reciclaje específico. En el mundo solo hay dos plantas de reciclaje, una en Francia y otra en Australia. En China estaban haciendo algo”, dijo Claudia González, directora general de Green Kiin, empresa dedicada a la instalación de sistemas fotovoltaicos.
En México, agregó, solo está registrada una compañía asentada en el estado de Aguascalientes bajo el nombre de Riplast.
La también empresaria dedicada al acopio de materiales para su reciclaje comentó que la inversión en maquinaria especializada puede llegar al millón de pesos y, según su propia experiencia, tan solo para la recuperación de los paneles requirió de una inversión de 200 mil pesos mexicanos.
Derivado de lo anterior, tanto en México como en el resto del mundo existe escasa infraestructura para el reciclaje de equipos fotovoltaicos, además de que no hay una legislación específica para esta actividad.
La empresaria compartió que, de acuerdo con un estudio de mercado realizado por su cuenta, 95 por ciento de los consultados admitió desconocer qué empresas se dedican a la recuperación de paneles –sea dañados o que terminaron su vida útil– y mucho menos al reciclaje.
Sin embargo, 70 por ciento respondió que ellos mismos se encargan de hacer la recuperación de los equipos.
En su participación en el evento de energías renovables The Green Expo, celebrado en la Ciudad de México a principios de septiembre, Claudia González había compartido algunos números respecto al precio de los componentes que integran un panel solar para reciclaje.
Con cifras a mediados de agosto de este año, el precio por kilo de aluminio –material que da soporte a los paneles– se encontraba entre los 20 y 40 pesos. El cobre alcanzaba los 130 pesos mientras que el vidrio costaba apenas dos pesos. Por su cuenta, el kilo de tereftalato de polietileno (PET) –el mismo con el que se elaboran las botellas de agua, refrescos y demás– se podía vender en 16 pesos.
“En el momento en que no se utilizan no es basura. Es un residuo, tiene un peso y tiene un costo”, dijo la experta.
Urge tomar en serio la “energía circular”
Al conversar con Energía a Debate, Claudia González señaló que en México, en el segmento de la generación distribuida menor a 0.5 megawatts de capacidad, el primer sistema fotovoltaico se instaló en 2007 en el estado de Jalisco, por lo que a ese sistema, y sus contemporáneos, le queda una vida útil en promedio de 25 años.
Sin embargo, dado el crecimiento exponencial que ha tenido la generación distribuida en el país, la experta consideró que será dentro de diez años cuando en México llegar el volumen mayor de equipos obsoletos que tendrán que ser reciclados.
“Va a ser un problema porque ya es un problema”, dijo a este medio.
Por ello, urgió en que se empiece a tomar en serio lo que ella llama la “energía circular”, es decir, el reúso y reciclaje de materiales del sector energético, incluidas por supuesto las baterías utilizadas para almacenamiento de energía y para la electromovilidad.