Autoconsumo: mitos y realidades

Una realidad ineludible en el Sistema Eléctrico Nacional es que las acciones realizadas durante el sexenio pasado lo llevaron a un atraso monumental, que se pone de manifiesto de varias formas: apagones, o negativas de suministro, entre otros.

Ante la falta de recursos del Estado para hacer las inversiones necesarias y la demanda de mucha más energía para el sector productivo, el gobierno actual abrió la puerta desde la ley para que la industria genere su propia energía. Me refiero al modelo de autoconsumo.

Las reglas salieron hace unos días y vale la pena hacer comentarios sobre ellas, más considerando que la consulta pública se negó. Hay que resaltar que las DACG son un poco esquizofrénicas: a ratos ofrecen libertad, a ratos limitan.

“Hay que resaltar que las DACG son un poco esquizofrénicas: a ratos ofrecen libertad, a ratos limitan”.

Primero, el proyecto es claro: la función de este tipo de permisos es únicamente satisfacer demandas detrás del medidor. Por eso entregar energía a la red resulta en ingresos muy bajos, además de que solo se puede vender energía a CFE, lo cual vuelve poco atractivo generar excedentes.

Aquí vale la pena desmentir la versión de que este modelo sustituye al viejo modelo de autoabastecimiento contemplado en la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, donde se podía generar energía en un punto de la red y consumir en otros pagando por la transmisión y/o distribución. Este modelo nuevo se limita a generar en sitio, sin que la energía pase por la red. La migración forzosa de los permisos de autoabastecimiento podría generar problemas financieros a muchas centrales eléctricas e inflación por el alza en los costos de la energía a los usuarios. Pero esa es otra histeria/historia.

Las DACG tienen un par de peculiaridades geográficas: permiten establecer redes en un sitio distinto al punto de interconexión y, a la vez, tomar la energía en un sitio distinto y distante, siempre que se conecte mediante red privada. O sea, una fábrica puede instalar su central 2 km al norte y dar energía a varios usuarios 2 km al sur, siempre que sea por líneas privadas, sin usar la red de CFE. Esto permitiría entregar energía a terceros y aprovechar la economía de escala de los proyectos. Además, eleva el valor de los terrenos y podría replicar casos de éxito que ya se dan en México bajo el modelo de Abasto Aislado.

Para algunos, este modelo nuevo ayuda a desarrollar proyectos de parques industriales que generen su propia energía. Algunos ven un problema: Las DACG dicen que debes mantener un mínimo de demanda respecto a tu capacidad instalada para mantener el permiso. Esto es, si consumes menos del 50 % de tu energía, o 30 % tratándose de generadores renovables, el permiso se pierde. Sin embargo, puedes tener una causa justificada para mantener el permiso. La intención es tener los parques industriales consumiendo la mayor parte del tiempo. La realidad es que dar flexibilidad para migrar de autoconsumo a Mercado Eléctrico sin obligación de vender a CFE daría más competencia al sistema, confianza a estos inversionistas y energía al Sistema Eléctrico Nacional.

En términos de seguridad de la red, las DACG tienen una deficiencia: Indican que debe haber dispositivos que eviten inyecciones mayores de autoconsumo a la red (punto 4.2.II.c), mientras que el articulo 64 del Reglamento de la Ley del Sector Eléctrico dice que en caso de emergencia, las generadoras (entre otras) deben ofrecer toda la energía eléctrica y servicios asociados en la medida que sus posibilidades físicas y técnicas lo permitan. Y las DACG limitan la disponibilidad a emergencias.

Finalmente, algo sorpresivo es que las DACG consideran un modelo comunitario. La realidad es que su alcance se ve muy limitado, pues la mayoría de las comunidades en México tienen demandas mucho menores a 0.7 MW.

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