El cambio climático y la geopolítica mundial influyen
en variables fundamentales del mundo de la energía.
RosÍo Vargas SuÁrez*
Para iniciar el 2010 consideramos que sería un ejercicio interesante analizar las tendencias más importantes en el futuro cercano en el campo de la energía. Son muchos e importantes los temas que se encuentran en el camino. Sin embargo, nos pareció que hay dos temas sobre los que vale la pena detenerse porque podrían definir el futuro de las políticas energéticas del mundo. Ellos son el cambio climático y la geopolítica mundial, ambos relacionados y que influyen en algunas de las variables fundamentales del mundo de la energía.
1.- CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático sin duda introducirá profundos cambios en la oferta y demanda mundial de energía al impactar la composición de las mezclas energéticas futuras de países productores y consumidores en su desplazamiento hacia una economía baja en carbono.(1)
Las líneas orientadoras de la política energética vendrán del cambio climático y la seguridad energética. Mientras que ésta última ha sido importante en el diseño de la política energética por casi un siglo, las preocupaciones más recientes se refieren al calentamiento global. Su consecución requiere alterar el perfil del uso de la energía y derivar del mismo el uso de los combustibles y las tecnologías que emitan menos bióxido de carbono en la atmósfera. Estos dos objetivos se suscriben como puntos de partida en el diseño de políticas costo-efectivas que den seguridad al sistema energético al tiempo que se espera reducir las emisiones de gases invernadero. Esto lleva a estudiar las interacciones a diversos niveles entre la seguridad energética y las políticas de mitigación del cambio climático, considerando determinados objetivos de política.(2)
Rediseñar el sistema energético llevará décadas, por lo que es clave manejar la transición, lo que obliga a clarificar las prio-ridades energéticas considerando estos dos aspectos. Promover la eficiencia energética es una opción clara, con beneficios para la seguridad energética y el combate al cambio climático, frente a otras estrategias con problemática ambiental. Las energías solar y eólica tienen el problema de la intermitencia que puede reducir la confiabilidad y la costeabilidad de los suministros de energía; la nuclear es impopular, riesgosa a juicio de algunos, pero vive un nuevo auge en algunos países, sobre todo China. Las soluciones no son fáciles y ello genera incertidumbre en ciertas naciones por las implicaciones que la mitigación que el cambio climático tendrá sobre su crecimiento económico. El punto es cómo conciliar ambos derroteros en un balance adecuado.
Estados Unidos tiene como derroteros para lograr este equilibrio fortalecer su economía, proteger su seguridad nacional y mejorar su posición internacional. El mapa de ruta incluye seguridad energética y cambio climático con objetivos específicos claros: (1) establecer una visión de largo plazo, (2) actualizar las políticas energéticas e incentivos; (3) armonizar los objetivos de seguridad energética y el cambio climático durante la transición (3).
Sobre este último no hay duda de que su estrategia tendrá un impacto mundial a la luz de la Ley Waxman Markey o Ley de E-nergía Limpia y de Seguridad, propuesta que está siendo revisada por el Senado y en la cual se propone el establecimiento de un sistema de tope y mercado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la economía norteamericana, con metas como las siguientes: un 17% para el 2020; un 42% para el 2030 y un 83% para el 2050 partiendo del año de 2005 como base de las emisiones. La ley es de la mayor importancia para México por las repercusiones que la aplicación de la ley pueda tener para la transición energética en diversos sectores e industrias mexicanas, ya que México tendrá que suscribir una serie de acuerdos bila-terales a nivel sectorial antes del 2020 para no ser sujeto de sanciones por dicha Ley, además de que su aplicabilidad alcanzará la región de la frontera norte de México y ciertas industrias como el aluminio, el acero, el vidrio y el papel en sus emisiones. La tendencia apunta a continuar una inserción subordinada por parte de México.
Las tecnologías bajas en carbono abren las puertas para un amplio despliegue de energías renovables que serán parte de la generación de electricidad, ya que el sector energético es clave en la estrategia contra el cambio climático. La propuesta de Estados Unidos se propone en la forma de financiamiento y transferencia de tecnología en renovables bajo el ropaje de fortalecer las capacidades de la nación frente al embate del cambio climático. El riesgo es insertarnos en la transición energética sin un desarrollo tecnológico propio en lo que concierne al sector energético, así como en lo que concierne a la tecnología y dispositivos relacionados con las emisiones de gases invernadero. Todo apunta a que será el Banco Mundial quien maneje el paquete de financiamiento para los objetivos del cambio climático para el 2020 (197 mil millones de dólares), lo cual hace esperar directrices de mercado en su aplicabilidad. Ello limita también cualquier posibilidad de un desarrollo propiamente nacional.
Como parte de la integración energética con el resto de América del Norte se presenta el proyecto de crear un mercado de carbono en la región. En este esquema miles de empresas recibirán gratuitamente cuotas permitidas de emisiones de gases invernadero. Podrán vender el excedente no utilizado en un mercado especial, supuestamente creando los incentivos para la transformación de la base energética.(4) Nuestro país sería el receptor de bonos de carbono por parte de empresas estadounidenses y canadienses para proyectos que tengan como propósito reducir la desforestación y la degradación, así como promover la eficiencia energética e implementar tecnologías de renovables en nuestro país. Con ello quienes financían podrán ajustar y cumplir su cuota de emisiones contaminantes. El efecto neto global en término de reducción de emisiones es, sin embargo, cuestionable en sus alcances. Un factor definitivo para atenuar el calentamiento global será la participación de China y de los Estados Unidos. De sus políticas y compromiso dependerá el éxito o fracaso de la modificación del cambio climático.
2.-GEOPOLÍTICA
Desde el punto de vista de diversos autores, el comercio internacional de la energía está cada vez más influido por consideraciones de tipo geopolítico. La gran preocupación de las naciones industrializadas, particularmente de los Estados Unidos, no se centra en la disponibilidad de recursos, ya que desde su punto de vista ésta es enorme. Más bien, se relacionan con factores como la seguridad, aspectos políticos, consideraciones ambientales y, particularmente, la afrenta que le representa el nacionalismo energético. Las profundas implicaciones para los Estados Unidos están relacionadas con la posibilidad de una declinación de su influencia mundial debido al desplazamiento del poder económico a otras naciones. Otras capacidades o recursos, como los energéticos, hoy rivalizan con la capacidad militar como factor de poder. Esto ha llevado a la elaboración de análisis que dividen al mundo entre aquellos países que tienen energía y los que presentan un déficit de la misma, con las evidentes consecuencias de un reposicionamiento de los mismos en la esfera internacional. Esto ha desatado hoy, más que nunca, una competencia por los recursos fósiles a nivel mundial ¿Puede esta competencia llevar a confrontaciones entre las mayores potencias?
Uno de los indicadores de la redistribución de los recursos se pone en evidencia en la propiedad de los mismos a nivel de países y, sobre todo, de empresas. Está asociado al hecho de que las empresas estatales NOCs (national oil corporations) cuentan con el 80 por ciento de las reservas probadas de petróleo y gas y tienen un horizonte de 78 años en su razón reservas-producción, lo cual dibuja un panorama difícil para las naciones desarrolladas. Además, estas empresas rivalizan con las trasnacionales privadas IOCs (international oil corporations) no sólo en cuanto al volumen de reservas (6% para éstas últimas) sino en cuanto a capacidad técnica y eficiencia. Pero es en su situación en el sector corriente arriba debido a su volumen de reservas en donde encuentran los mayores problemas por su dificultad para revertir la tasa negativa de restitución de reservas y aumentar su producción, pese a contar con la capacidad financiera para realizar inversiones importantes.
Debido a esta situación, se perfilan modificaciones importantes en la estructura de poder internacional, sobre todo entre actores del ámbito petrolero, ya que es claro que las naciones productoras pueden revertir los términos de la relación con las naciones desarrolladas y ejercer su poder negociador no sólo en el plano de la energía sino en muchos otros como el comercial, el de la política exterior y el geopolítico mismo.
2.1 DEMANDA.
Sin embargo, la peculiaridad del momento es que las preocupaciones se ubican más por el lado de la demanda que por el lado de la oferta y ello tiene que ver con el crecimiento del consumo en países fuera de la OCDE, en especial China, la India y el Medio Oriente, en tanto que se estanca el de la OCDE.
Debido a la crisis económica y la recesión, la caída de la demanda en el 2009 no tuvo precedente. Su crecimiento fue negativo respecto al año anterior (-2.4%) y se colocó en un nivel de 85.6 millones de barriles diarios. Si bien la caída de la demanda fue particularmente importante en Asia a fines del 2008 y la mayor parte del 2009, una vez que se recuperen las economías, se espera un crecimiento importante en el caso de China e India. En el largo plazo estos dos países llevarán el liderazgo no sólo regional sino también mundial. Se espera que entre 2006 a 2030 estos dos países signifiquen la mitad de la demanda mundial. Esta tendencia es de especial consideración tanto por parte de la Agencia Internacional de Energía de la OECD como por parte del Departamento de Energía estadounidense (EIA), ya que sus pronósticos apuntan a una gran expansión que promete duplicar la demanda mundial para el año 2030.(5) Su efecto se dejará sentir sobre los ciclos de inversión, las tecnologías y el desarrollo de infraestructura, pero sobre todo, en una brecha con la producción que es motivo de preocupación, ya que nadie sabe de dónde podría salir todo el petróleo que se requerirá para cerrarla.
2.2 OFERTA
En este apartado, la pregunta fundamental es ¿cuánto petróleo queda en el mundo? Si bien son claras dos posiciones que no gratuitamente tienen que ver con su origen en distintos espacios geográficos, como ocurre con las perspectivas que se elaboran por parte de analistas de los Estados Unidos y la Unión Europea(6), hay también matices al interior de las dos posiciones. Van desde quien niega que exista algún problema con la declinación del petróleo, pasando por quien considera que la geología es sólo un marco de referencia, un contexto(7) sobre el que se puede trabajar invirtiendo y haciendo uso de los avances tecnológicos, hasta quien decide que el problema fundamental es la declinación de la producción de Arabia Saudita por lo que recomienda que para el 2040 todo el mundo tendría que haber logrado la transición energética. No obstante, las posturas convergen en que estamos entrando a la era del petróleo caro. El petróleo barato declina y de esto pueden dar cuenta ciertas regiones y en particular ciertos países: Mar del Norte, Estados Unidos y México.
Para algunos especialistas en los Estados Unidos, el problema radica más bien en el acceso a los recursos y en el hecho de que los lugares de producción estén cada vez más alejados de los sitios de consumo. Consideran que el Hemisferio Occidental es rico en recursos convencionales y no convencionales, sin embargo, el problema en el caso de estos últimos es que su explotación tendrá consecuencias adversas para el medio ambiente y su producción será costosa. Requiere, además, la construcción de infraestructura que se piensa vulnerable a rupturas, lo cual obliga a asegurarla.
Considerando la capacidad de producción de líquidos a nivel mundial, este indicador muestra una tendencia de crecimiento de la producción hasta el 2030 (115 millones de b/d), lo cual sirve de base para un análisis procedente de la consultora Cambridge Energy Research Associates (CERA), el cual concluye que no hay evidencia de un máximo productivo o pico de producción en la oferta antes de este año. Si bien los hidrocarburos líquidos, los condensados de petróleo, el petróleo extrapesado y los líquidos de gas natural son un recurso finito, con base en tendencias recientes en exploración es posible afirmar que hay un inventario adecuado en cuanto a recursos físicos disponibles para aumentar la oferta y enfrentar la demanda durante este periodo. Después del 2030 la oferta puede encontrar dificultades para hacer frente a la demanda, pero con seguridad se desplegará una cima ondulante más que un pico dramático.(8)
Como se ve, las diferencias de perspectivas sobre el agotamiento se pueden sofisticar, pero el punto de coincidencia es que el pico último de los recursos, el que correspondería por el tiempo a la región del Medio Oriente, es una fecha importante para tomar en consideración en los diseños de las transiciones energéticas. Pero antes habrá que tomar en cuenta algunos aspectos como los siguientes:
Se prevé que la mayor parte de la producción futura provendrá de la OPEP. Hasta el año 2030, el principal productor de crudo será Arabia Saudita con un volumen que iría de los 10.2 a los 15.6 millones de barriles diarios en ese año.
Si bien (de acuerdo con la AIE) la producción ha tocado su pico en la mayor parte de los países no miembros de la OPEP y lo hará en el resto de los productores antes del 2030, sobre esta última se prevé su declinación para mediados de la próxima década (AIE). Esto significa que para el 2015 podría estar iniciando su descenso en la curva de producción. Sin embargo, las estimaciones son controversiales. Lo que se puede constatar es una disminución de en el número de nuevos descubrimientos, mismos que son de menor magnitud, y un aumento en el costo marginal de la explotación como resultado de la caída de la producción fuera de la OPEP.
Sin embargo, hay grandes expectativas del petróleo por descubrir en Rusia, Medio Oriente y el Caspio, lo cual vuelve optimistas las cifras sobre los recursos no convencionales que sería posible recuperar (entre 1 y 2 billones de barriles).
El horizonte de recursos gasíferos da para los próximos 60 años y los mayores prospectos se localizan en Rusia, Irán y Qatar. Pero también el gas no convencional tiene grandes posibilidades a futuro (900 MM mts3) para Canadá y, sobre todo, los Estados Unidos, países que en el 2009 ya experimentaron un auge en la extracción de este recurso. A futuro se espera que la mayor parte del gas provenga del Medio Oriente, África y Rusia.
A nivel de yacimientos la producción petrolera disminuye cada vez más rápido. La tasa anual de agotamiento de yacimientos maduros es de 6.7% y se incrementará a 8.6% para el 2030. La tasa de agotamiento mundial, una vez que haya alcanzado su pico, será de 9%.
Los suministros convencionales están muy concentrados geográficamente y su acceso se torna más difícil. Es probable que la producción mundial toque su pico produciendo entre 95 y 100 millones de b/d a mediados de la próxima década, lo cual es interpretado como un límite geopolítico, pero no geológico, por las dificultades al acceso a los recursos y los límites a la capacidad de producción. Es por ello que para algunos el problema de los recursos, más que un agotamiento de los mismos, se ubica en su concentración geográfica y las dificultades para su acceso y, sobre esa premisa trabajan.
El petróleo no se acaba, pero es claro que hay un deterioro en la influencia y posición de los Estados Unidos en los mercados de energía debido al surgimiento de importantes jugadores de la talla de China, la India y Rusia. Algunos analistas ven estos factores como una amenaza para la seguridad energética de los Estados Unidos.
(1) National Petroleum Council, “ Hardtruths. Facing the Hard Truths about Energy”, Washington, A Report of the National Petroleum Council, July, 2007, pp. 221-222
(2) International Energy Agency, Energy Security and Climate Policy. Assessing Interactions, Paris, OECD, 2007, p.11
(3) Ladislaw, Sarah, et al., “ A Roadmap for a Secure, Low-Carbon Energy Economy”, Washington, World Resources Institute and Center for Strategic and International Studies, january 2009, p.8
(4) Nadal, Alejandro, “Copenhague: las resistencias del capital”, La Jornada, 9 de diciembre de 2009,
(5) AIE, World Energy Outlook, Paris, Agencia Internacional de Energía, 2006.
(6) Ver por ejemplo los análisis de la Agencia Internacional de Energía, Energy Outlook, 2008, así como las declaraciones en diferentes medios de su economista principal Fatih Birol cuya base de análisis es el enfoque de la producción pico del petróleo cuyo instrumento es la curva de Hubbert.
(7) Leer a Gholz, Eugene and Daryl G. Press, “ Energy Alarmism. The Myths that Make Americans Worry about Oil”, Working Paper Núm. 589, University of Texas at Austin, April, 5, 2007.
(8) CERA, The Future of Global Oil Supply, Understanding the Building Blocks, Special Report, Cambridge, Ma., 2009, http://www.cera.com/aspx/cda/client/report/report.aspx?KID=5&CID=10720 (fecha de consulta, 14 de diciembre de 2009).
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Es investigadora en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM (rvargas@servidor.unam.mx )