David Shields / Energía a Debate
Las políticas de Andrés Manuel López Obrador para el sector eléctrico “no son tan malas como uno pudiera pensar”, porque no desmantelan la Reforma Energética ni sacan a las compañías del país.
Lo más negativo es que AMLO quiere mantener en operación viejas plantas térmicas, lo cual “resultará demasiado caro”, opinó Jeff Pavlovic, Director General de Bravos Energy, durante su participación en la Tercera Conferencia de la Gulf Coast Power Association.
La plataforma de AMLO incrementaría la generación a partir de centrales hidroeléctricas en operación, además de construir nuevas hidroeléctricas. Impediría el retiro de casi 16,000 MW de plantas térmicas, previsto en el Programa de Desarrollo del Sector Eléctrico (PRODESEN), sin permitir su modernización, repotenciación o conversión a combustibles más baratos.
“Una administración de López Obrador no tendrá los recursos presupuestales necesarios para financiar las inversiones deseadas en generación. A la CFE se le acabarán las opciones y tendrá que atraer inversiones privadas para mejorar o adquirir sus plantas”, comentó. Los mecanismos de financiamientos de la transmisión serán suficientemente exitosos para impulsar una ola de expansiones de la Red, dijo.
Lo positivo, según Pavlovic, es que AMLO plantea un programa comunitario que llevaría energía renovable a 45 mil comunidades marginadas de hasta 300 habitantes cada una, aisladas de la red nacional. Contempla también un programa de un millón de “solineras”, es decir, pequeñas plantas de renovables para usuarios residenciales y el sector de servicios.
También prevé una red nacional de mil electrolineras para vehículos eléctricos urbanos, potenciadas por energía renovable.