(AFP) El presidente Joe Biden defendió este miércoles su estrategia ante los precios récord de la gasolina, que implica suspender por tres meses un impuesto federal sobre los precios del carburante, que se han disparado y molestan a los estadounidenses, a pocos meses de las elecciones legislativas de mitad de mandato.
“Suspendiendo durante 90 días el impuesto federal sobre la gasolina, de 18 centavos (por galón, 3,78 litros), podemos hacer bajar el precio y aliviar un poco a las familias”, dijo el presidente en la Casa Blanca, al pedir al Congreso que adopte esta medida fiscal, cuya eficacia es puesta en duda.
“Sé que esta suspensión de impuestos no resolverá por sí sola el problema, pero eso dará (…) un poco de aire” a las familias, añadió.
“No es el momento de beneficiarse”, lanzó además a los distribuidores a quienes pidió repercutir sobre el precio hasta el último centavo de una eventual rebaja impositiva.
El mandatario demócrata también llamó a los gigantes productores de hidrocarburos, con los cuales tiene relaciones tensas, a que aumenten su capacidad de refinado y a seguir las fluctuaciones de los precios del crudo también a la baja y no solo cuando suben.
El precio promedio del galón de gasolina alcanzó el nivel récord de 5 dólares, frente a unos 3 dólares hace un año.
El repunte está repercutiendo en la economía nacional, arrastrando el índice de aprobación del presidente estadounidense, que se ubica por debajo del 40%.
La suspensión de este impuesto federal de 18 centavos, junto con el impuesto sobre el diesel de 24 centavos por galón durante la temporada de viajes de verano boreal, costaría unos 10,000 millones de dólares al fondo de infraestructuras de carreteras, normalmente financiado por estos gravámenes.
La administración asegura que otros ingresos pueden compensar ese recorte de ingresos.
Asimismo, la Casa Blanca pide a los estados suprimir temporalmente sus gravámenes o proporcionar mecanismos de compensación a los automovilistas.
Varios estados ya lo han hecho, como Connecticut y Nueva York. En promedio, los estados cobran 30 centavos en impuestos por galón de gasolina.
Pero según analistas, unos 46 estados aún no han actuado, entre ellos California, donde la gasolina es la más gravada y la más cara, superando los 6 dólares el galón.
La secretaria de Energía, Jennifer Granholm, se reunirá el jueves con los refinadores, para tratar de convencerlos de aumentar sus capacidades.
El presidente toma un riesgo político al tratar de suspender impuestos, una medida criticada antes de que se conociera que la propondría, incluso desde su propio campo político.
La número uno de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, rechazó la semana pasada la idea que, según ella, es “show”.
Algunos expertos también expresaron su escepticismo sobre el efecto de la medida, que no ataca el problema de fondo: una fuerte demanda versus una oferta restringida.
Biden insistió este miércoles en que el precio de la gasolina subió dos dólares por galón desde la invasión rusa de Ucrania.
“Podríamos haber cerrado los ojos ante las acciones mortíferas de (Vladimir) Putin. El precio de la gasolina no habría subido tanto. Creo que eso habría sido un error”, concluyó el mandatario.
Estados Unidos celebrará elecciones legislativas en noviembre para renovar una parte de la composición del Congreso.