Convertir la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) en un PemexProa es un reconocimiento de la actual administración del fracaso en la política financiera y operativa que se le ha aplicado a la empresa energética, estimó Mario di Costanzo, especialista en finanzas públicas.
Ante la propuesta del consejero independiente de Pemex, Lorenzo Meyer Falcón, de volver la deuda de la petrolera en deuda pública, o deuda soberana, como una salida ante su deterioro financiero, Di Costanzo consideró que es reflejo igualmente de un problema de gobernanza en la firma estatal que comenzó con esta administración.
“Sí es un reconocimiento explícito del fracaso de la política financiera y de operación en Pemex para el manejo de una empresa productiva del Estado”, manifestó.
Meyer Falcón expuso su propuesta en el foro “Diálogos por la transformación”, organizado esta mañana por Gerardo Esquivel, coordinador en temas de Economía y Fiscalización del equipo de campaña de la precandidata por el partido oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo.
Al conversar con Energía a Debate, Di Costanzo refirió que en lo que va del presente sexenio, a Pemex se le han otorgado recursos por un monto total cercano al billón y medio de pesos, entre inyecciones de dinero y facilidades fiscales.
Sin embargo, esos recursos no han ayudado a disminuir su deuda, la cual continúa creciendo y, por el otro lado, sus resultados operativos continúan a la baja.
“Le has metido todo esto, billón y medio, pero lo principal es que no puedes aumentar la producción de Pemex”, subrayó.
La producción mensual total de Pemex en noviembre de 2019 promedió 1 millón 936 mil barriles diarios (mbd). Sin socios, la empresa produjo 1 millón 677 mbd, mientras que con socios la cifra aumentó a 1 millón 695 mil barriles.
Para noviembre de 2023, la producción total se ubicaba en 2 millones 24 mbd, en donde 1 millón 546 eran sin la participación de los socios, la cual aumentó 20 mil barriles con los privados, ambos casos sin considerar los condensados.
Del lado de la gobernanza, Di Costanzo lamentó que desde el inicio del presente gobierno el Consejo de Administración, los Comités de Inversiones y de Auditorías y, en general, todo el aparato de autorregulación de la empresa, haya quedado sujeto a las decisiones de una sola persona, además de que el director general no cuenta con el perfil para dirigirla.
“De repente hay un cambio y las decisiones las toma una sola persona, rompiste la gobernanza. En Estados Unidos lo pueden demandar, cualquier persona lo puede percibir”, alertó.
En este mismo sentido, el analista financiero recordó que Pemex cotiza en mercados internacionales, incluida la Unión americana mediante la Securities and Exchange Commission (SEC).
“Pemex se ha salvado de la SEC. Cualquier tenedor de bonos de Pemex podría preguntar por qué vende gas Bienestar, o por qué inviertes en tal cosa si tu giro es otro. El Consejo de Administración está pintado, el de inversiones y el de auditoría. Todo eso que se creó para que fuera una empresa productiva del Estado”, volvió a advertir.
Impacto del PemexProa
Los apoyos financieros a Pemex equivalen aproximadamente a la cuarta parte del endeudamiento de México durante estos últimos seis años, según cálculos de Mario di Costanzo.
“Si nosotros asumimos que los requerimientos financieros del sector público, la deuda total del sector público, a diciembre de 2018, era 10.8 billones de pesos y nosotros vemos en cuánto van a cerrar estos requerimientos financieros del sector público en 2024, tenemos que el endeudamiento va a ser de entre 6 y 6.5 billones de pesos. La deuda total creció el 60 por ciento”, compartió con este medio.
De esos 6 billones que ha crecido, agregó, 1.5 billones son apoyos que se le han dado a Pemex.
Tenedores de bonos, los grandes beneficiarios
Mario di Costanzo también destacó que con la degradación de los bonos de deuda de Pemex, al nivel de llegar al grado “chatarra”, o basura, quienes se benefician más con ellos son los inversionistas internacionales que los han adquiridos, debido a los altos intereses que la petrolera paga por ellos.
De convertirse a deuda soberana, dichos intereses pasarán a cargo de las finanzas públicas.
Cabe recordar que apenas en diciembre pasado, la calificadora Fitch Ratings mejoró la perspectiva de la calificación crediticia de Pemex de negativa a estable, pero mantuvo la nota de largo plazo en moneda extranjera y local el ‘B+’, muy baja y que ha tenido por lo menos desde hace tres años.
Según la firma calificadora, la mejora se derivó del anuncio del gobierno mexicano de inyectar a Pemex unos 8 mil 500 millones de dólares en capital para afrontar los vencimientos de deuda que se presentarán en este 2024.
Fitch Ratings aclaró que, para los próximos años, la petrolera necesitará otros 31 mil millones de dólares de apoyos adicionales.
En este mismo sentido, la calificadora advirtió que la nota de crédito soberano, es decir, de México, podría descender ante la cada vez más alta dependencias de Pemex de las finanzas públicas y su “relación cada vez más estrecha, pero volátil” entre ambos.
Ante este panorama, Mario di Costanzo urgió en la necesidad de fortalecer a Pemex, pero replantear las áreas en donde gana y en donde tiene pérdidas, como la refinación.
“Necesitamos un Pemex fuerte y para tener un Pemex fuerte tenemos que replantearlo como a 30 años y entender que no va a salir adelante si no es con co-inversión privada”, concluyó Mario di Costanzo.