El bloqueo a proyectos
Entre parques eólicos y solares hay unos 2,000 MW de capacidad de generación instalada que está lista para operar y que ha cumplido con todas y cada una de las regulaciones vigentes, pero que con cualquier pretexto no se le ha otorgado los permisos correspondientes.
Pondré un ejemplo. Hay parques que con la pandemia debieron bajar su ritmo de trabajo para evitar contagios. Esto retrasó su entrada en operación comercial por algunos meses. Al tiempo que avanzaban en la construcción de sus proyectos, solicitaron al regulador la modificación de la fecha de entrada en operación comercial, que es parte del permiso. La CRE –que paró por más de un año actividades con pretexto de la pandemia– indicó a las empresas que no consideraba que la pandemia fuera razón para modificar la fecha de entrada en operación. Y con eso están parados los proyectos.
“Parece más bien una forma de parar las inversiones que no provengan de las empresas del Estado”.
Algunas empresas solicitaron permisos para generar energía para consumo propio y también se les ha negado. ¿El pretexto? Es lo de menos. Parece más bien una forma de parar las inversiones que no provengan de las empresas del Estado.
Otras compañías no han obtenido permisos de la CRE para sus proyectos, incluso en contra de la ley. Por ejemplo, para la negativa, el regulador argumenta que no hay capacidad de transmisión donde se pretenden instalar. El problema es que la Comisión NO está facultada para determinar si hay capacidad o no, sino el operador del sistema, es decir, el Cenace. Entonces, el regulador no puede meter eso en sus consideraciones, al hacerlo solo invade atribuciones. Así se han negado decenas de permisos por cientos de megawatts.
Pero este tipo de bloqueos no ha sido solamente para generación de energía limpia, sino también para estaciones de servicio, terminales de almacenamiento y reparto de combustibles, entre otros.
Al mismo tiempo, el regulador ha otorgado permisos a las empresas del Estado, también por sobre la ley. Por ejemplo, la central de generación de energía eléctrica para la refinería “Olmeca” se empezó a construir incluso antes de contar con el permiso.
Todo esto habla de violaciones a la ley y de bloqueo indebido a las inversiones privadas. Pero esto no sucede únicamente con empresas norteamericanas, sino con europeas y mexicanas.
¿Quiénes son los afectados?
No solamente las empresas, sino también el consumidor.
¿Por qué?
Porque estos proyectos generan, además de energía, competencia en el sector energético. Con ello empujan los costos de la energía y de los energéticos hacia abajo, lo que nos beneficia a usted y a mí, al tener más energía disponible y a mejores precios.
Al bloquear los proyectos nos privan de poder contar con opciones y nos obligan a seguir dependiendo de la energía, o energéticos, ya disponibles que pueden ser más caros o contaminantes, o ambos.
“CFE se ve obligada a pagar más sin recibir más dinero a cambio”.
Otra afectada es también la propia CFE. Al no poder adquirir energía más barata proveniente de algunos de estos parques, tiene que seguir erogando a más alto costo, incluso de sus propias generadoras. Recordemos que no pueden aumentar sus ingresos, pues el propio presidente de la República prometió no subir las tarifas eléctricas por arriba de la inflación. Y así las configuraron. En pocas palabras, CFE se ve obligada a pagar más sin recibir más dinero a cambio.
O sea, todos terminamos afectados por estos actos u omisiones, que ahora reclama el gobierno de los Estados Unidos.
Por esto no tiene nada qué ver con soberanía. Incumplir el tratado comercial TMEC y defender esa postura con el pretexto de la soberanía no es más que una cantaleta ideológica que en nada ayuda a México ni a los mexicanos.
¿Quién gana con estos bloqueos?
Nadie, absolutamente nadie. Insisto, ni siquiera CFE que ha terminado por acabarse sus subsidios programados meses antes de que termine el año. A menos que perder más dinero sea una base de la soberanía.
(Lea la primera parte de esta entrega aquí)
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