Increíblemente, el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) acaba de emitir una licitación pública para contratar un “servicio de asistencia técnica para la elaboración de un diagnóstico relacionado con la ejecución del proyecto de la refinería en Dos Bocas, Tabasco”.
De acuerdo con la convocatoria, el ganador de la licitación LA-018T0O004-E97-2020, quien será adjudicado a fines de este mes, deberá entregar “un diagnóstico preliminar del proyecto” a fin de “determinar el estado” que guarda, “proponer estrategias y acciones a fin de mitigar los riesgos” y finalmente presentar el diagnóstico a Pemex.
Admiten, pues, que Dos Bocas carece de una evaluación certera. Resulta inconcebible que el IMP, un año y medio después de realizar el Dictamen Técnico oficial para la refinería y de estar trabajando tiempo completo en el sitio y haciendo ingeniería básica, ahora solicite que un tercero elabore un diagnóstico.
¿Deveras no tiene el IMP el prestigio y la solvencia técnica para hacerlo sin el apoyo de un tercero? ¿Acaso el Dictamen Técnico del IMP no debió cumplir, en parte, esa función? Pues no fue así porque sus especialistas se limitaron a palomear una lista de tecnologías y de cientos de normas técnicas susceptibles de ser aplicadas en cualquier refinería. El Dictamen no sirvió para más. El IMP avaló un concepto de refinería, más que un proyecto específico, e hizo lo mínimo para cumplir con el trámite y quedar bien con la 4T.
Ayer, en el video de cada lunes en la mañanera de López Obrador, la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, enumeró los avances del proyecto, pero, como cada semana, se comentaron sólo obras de preparación del sitio, como excavaciones, movimientos de acero y concreto, cimentaciones para tanques, esferas y edificios, y construcción de pilas, vialidades y viveros. Atole con el dedo, pues. Los grandes equipos de la refinería misma brillan por su ausencia en esos videos.
Nunca se emite información sobre avances en la adjudicación, fabricación e instalación de los equipos críticos para las 17 plantas de proceso. Hay hermetismo total al respecto. Los equipos críticos ya tendrían que estarse construyendo en diversos patios del mundo, si se pretende que la refinería esté operando dentro de dos, tres o incluso cinco años. Se necesitarían un par de años para fabricar los equipos de largo tiempo de entrega, sin mencionar el colosal reto logístico que implicará llevarlos al sitio en Dos Bocas e instalarlos.
Al parecer, casi no hay avances en eso todavía. Nadie en la industria sabe nada y, por lo mismo, circulan muchos rumores, como el que dice que la Secretaría, apoyada por técnicos de Pemex y el IMP, ya se está apalabrando en lo oscurito con tecnólogos en varios países. También corre la versión de que Kellogg Brown & Root, uno de los tres contratistas EPC en Dos Bocas, ya fue despedido… o tiró la toalla.
Lo que sí se sabe con certeza es que hace dos meses Nahle informó que habría pago de anticipos por más de 3 mil millones de pesos para la procura de equipos críticos y módulos de plantas. ¿Algunas compañías ya habrían recibido esos anticipos? ¿A cambio de qué compromisos contractuales? ¿Con plena legalidad? ¿Por qué la Secretaría de Energía no informa a detalle sobre todo eso para acabar con las especulaciones?
La construcción de una refinería de conversión profunda implica muchísimos trabajos minuciosos, de gran complejidad técnica, que aún no empiezan en Dos Bocas al no existir siquiera un diagnóstico confiable del proyecto. Son obras que no se pueden hacer al tanteo, con improvisaciones y prisas.
Sería apropiado –y creo que no soy yo el primero en plantearlo– que fuera la Academia de Ingeniería quien realizara el diagnóstico amplio, profesional y ojalá imparcial que se requiere, para que todos los mexicanos sepamos si se debe seguir adelante con esa refinería, habiendo otras prioridades nacionales urgentes.
David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com