Sin realizar cambios legales, pero atando de manos a los reguladores y contraviniendo el T-MEC, el gobierno de la 4T ha puesto de cabeza las reglas del sector eléctrico con el fin de fortalecer el monopolio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Ha propuesto frenar las energías renovables, eólica y solar, mediante la mal llamada política de confiabilidad de la Secretaría de Energía (Sener) que erróneamente las ve, por su intermitencia, como un riesgo para la operación segura de la red eléctrica.
La opción predilecta de energía renovable del Presidente López Obrador, también del Director General de CFE, Manuel Bartlett, son las hidroeléctricas. Al menos, lo eran hasta hace unos días, cuando el gobierno tuvo que tomar decisiones difíciles sobre a quiénes inundar primero en Tabasco.
En su ilógico memorándum de política energética del 22 de julio, López Obrador echó abajo el principio del despacho económico –la energía más barata se despacha primero– establecido en la Ley de la Industria Eléctrica, al ordenar que las hidroeléctricas de la CFE generarían primero, antes de otros tipos de centrales. Planteó, sin importar costos, despachar primero las hidros y luego otras plantas de CFE –la energía más cara–, después las centrales eólicas y solares, y finalmente los ciclos combinados privados –la energía más barata–.
Pero en Tabasco se demostró que las lluvias son menos confiables y pueden ser mucho más catastróficas que el sol y el viento. Se vino abajo la creencia de había confiabilidad en la forma en que operaban las presas. Se tenía confianza en el Comité Nacional de Grandes Presas, encabezado por Conagua y la CFE, para operarlas con los mejores criterios técnicos. De hecho, al comienzo de la crisis en Tabasco, Bartlett elogió el trabajo de ese comité.
Pero cuando se agravó la crisis, López Obrador desacreditó al comité. Expertos reconocidos criticaron la inacción de Conagua. Transcendió que Conagua, por falta de presupuesto, no tenía datos confiables sobre el estado de las presas. El Presidente propuso otro manejo de éstas, al plantear que turbinarían en forma permanente durante los meses de lluvia. Él y Bartlett coincidieron en que las hidros de CFE operarían las 24 horas y eso sacaría del mercado a los generadores privados.
Luego López Obrador rectificó, diciendo que se mantendrían volúmenes mínimos de agua en la presa Peñitas en esos meses, priorizando la protección civil y no la electricidad. En fin, percibimos que no había confiabilidad en el manejo de las presas. Al Presidente no le han faltado ocurrencias, pero siguen faltando las óptimas soluciones técnicas que merecen los tabasqueños.
A comienzos del sexenio, se canceló el proyecto de la línea de transmisión Ixtepec-Yautepec, que habría dado mayor confiabilidad al Sistema Eléctrico Nacional al permitir evacuar hacia el centro del país la energía de las granjas eólicas de Oaxaca, complementando su despacho con las hidroeléctricas de Chiapas y Tabasco. Ni éste ni otros proyectos de transmisión –ejes de la confiabilidad eléctrica– han avanzado.
México requiere un gobierno confiable que, cuando dice que promoverá la inversión privada en energía, realmente lo haga. Los inversionistas han exigido confiabilidad en las políticas públicas, pero, en vez de ella, se violan leyes y el T-MEC y proliferan litigios. Y ahora, por iniciativa de Greenpeace, un juez ha declarado insubsistente la aplicación de la política de confiabilidad promovida por la Sener.
México requiere un modelo de participación pública y privada que permita costos de generación y transmisión más bajos que se reflejen en menores tarifas. La Sener y la CFE rechazan esto, promueven el monopolio y la “autonomía” de la CFE. Pero la CFE, si fuera autónoma, tendría que fijar sus tarifas de acuerdo a sus altos costos y dejar de pedirle a Hacienda 70 mil millones de pesos al año de subsidio. Un gobierno confiable sabría rectificar, conciliar y acoger a los generadores privados.
Artículo publicado hoy en el Periódico Reforma. Léalo en el diario en esta liga.
David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com