Avanzar hacia la seguridad energética, entendida como la autosuficiencia en combustibles y producción de energía, es razonable y deseable como política y meta de largo plazo. Sin embargo, seguirá siendo una fantasía, en el futuro previsible, la idea del Presidente López Obrador de que Pemex puede y debe producir toda la gasolina que se consume en el país. Sus refinerías no tienen ni tendrán capacidad para ello y el crudo mexicano es muy pesado para optimizar procesos. Tendrían que producir el doble o más de gasolinas, lo cual es inviable sin inversiones estratosféricas.
Lo realizable sería avanzar poco a poco, con el apoyo de privados, hacia mercados energéticos funcionales y competitivos, con dominio de Pemex y CFE y con importaciones decrecientes. Los riesgos de desabasto por choques externos se pueden reducir a casi cero mediante coberturas y convenios con proveedores.
El problema es que el concepto de seguridad energética de López Obrador va ligado con la reducción de la inversión privada. Las empresas estatales deben hacer casi todo y, por lo que él dijo el domingo, ni siquiera quiere que intervengan contratistas ya en las refinerías. La Secretaría de Energía, Rocío Nahle, afirma que “la seguridad energética está por encima del negocio” y que no se han cancelado contratos del sexenio pasado. Cierto, pero el gobierno ha creado incertidumbre en torno a éstos y ha mermado la confianza.
Contrario a lo que piensan AMLO y Nahle, sí es obligación de los gobiernos priorizar la competitividad de los privados, porque, de otro modo, éstos quiebran y hay un efecto dominó en la economía, cancelando empleos. Además, no se crean nuevos puestos de trabajo. Estima el Consejo Coordinador Empresarial que cayó 75 por ciento la inversión en energía entre 2018 y 2020, eliminando la oportunidad de crear 200 mil empleos. Y este año, sin duda, vamos mucho peor. No se explica esa hostilidad del gobierno hacia los negocios privados. Si su inquietud es la ilegalidad de algunos negocios, que apliquen la ley.
En cambio, Pemex y CFE no quiebran, pese a ya no ser competitivos. Los mexicanos acabamos subsidiando y financiando sus ineficiencias. El reto de un gobierno moderno es lograr la competitividad de toda la economía, porque eso es lo que brinda bienestar y seguridad energética. En Arabia Saudita, China, Colombia y otros países sobran ejemplos de cómo levantar a empresas petroleras nacionales con base en criterios de racionalidad económica y rentabilidad. Pero López Obrador quiere mantener un Pemex corporativista, sin una reestructuración a fondo que lo haga competitivo. Es la receta perfecta para hundir a la economía y llevar el país a la quiebra.
Al parecer, muchos funcionarios y políticos de Morena piensan que la rentabilidad de las refinerías y de las centrales eléctricas no es importante. Sin embargo, cuando Pemex y CFE reportan resultados, como sucederá el próximo viernes, la realidad económica les pega en la cara. La eficiencia económica debe ir por delante, no hay de otra.
De nada sirve quejarse de que los neoliberales fueron culpables de todo (aunque lo hayan sido en parte, sobre todo por la corrupción en Pemex), pero ellos al menos profesaban principios económicos coherentes. Ahora se inhiben los negocios por razones ideológicas y políticas y es así precisamente cómo no se podrá alcanzar la seguridad energética.
El gobierno de la 4T, lejos de aportar autonomía y soberanía, encamina a México a depender de la fortaleza de la economía de Estados Unidos en todos los aspectos. El país ahora vive de los ingresos de divisas por remesas, por turismo, por la exportación de manufacturas, también del petróleo crudo que no podemos procesar (seguimos exportando dos de cada tres barriles que producimos y es difícil prever que esto cambie). La economía doméstica se hunde, la gente no encuentra empleo y de nuevo piensa en emigrar, se perpetúa la pobreza. Así, ¿cuál seguridad nacional? ¿Cuál seguridad energética?
Artículo publicado hoy en el Periódico Reforma. Consúltelo en el diario en esta liga.
David Shields es analista de la industria energética. Su correo: david.shields@energiaadebate.com