Los hackeos, la deuda y las caídas en las reservas petroleras están entre los principales riesgos que enumera Petróleos Mexicanos (Pemex) para su operación.
De acuerdo con la forma 20-F enviada por la petrolera mexicana a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), la empresa reconoce una “cantidad sustancial de deuda” que se utiliza principalmente para financiar los proyectos de capital.
La empresa señala que debido a la fuerte carga fiscal, el flujo de efectivo de los últimos años ha resultado insuficiente para financiar las inversiones de capital y otros gastos, lo que generó el incremento en la deuda.
“No puede haber garantías de que continuaremos teniendo acceso al capital en condiciones favorables o en condiciones en absoluto. Durante 2022, recibimos apoyo del Gobierno de México para el pago de la deuda y es posible que dicho apoyo adicional no esté disponible en los próximos años”, reconoció la empresa.
La deuda total de Pemex al 31 de diciembre de 2022 se ubicó en 107 mil 700 millones de dólares.
La propia petrolera reconoció que 38.7 por ciento de la deuda existente, es decir 41 mil 700 millones de dólares vencerán en los próximos tres años; sin embargo, advierte que el nivel de endeudamiento puede crecer aún más en el corto y mediano plazos.
“Nuestro nivel de deuda puede aumentar aún más en el corto o mediano plazo como resultado de nuevas actividades de financiamiento o la depreciación futura del peso en comparación con el dólar estadounidense, y puede haber un efecto adverso en nuestra condición financiera, resultados de operación y posición de liquidez”, advierte.
En caso de que Pemex no obtenga un financiamiento en términos favorables, advierte el documento, esto podría obstaculizar la capacidad de la empresa para invertir en proyectos, explotar reservas y cumplir con las obligaciones de pago de capital e intereses de la deuda.
“Este riesgo se magnificaría aún más si tampoco pudiéramos recibir apoyo del Gobierno de México. Como resultado, podemos estar expuestos a importantes restricciones de liquidez y es posible que no podamos pagar nuestra deuda o realizar las inversiones de capital requeridas para mantener nuestros niveles actuales de producción y para mantener e incrementar las reservas probadas de hidrocarburos que nos asignó el gobierno mexicano”, señala el documento.
A la ingente deuda, la empresa añadió que otro factor que puede afectar las operaciones es si se suman nuevas rebajas a las calificaciones crediticias.
Actualmente, las agencias Moody’s y Fitch mantienen en grado especulativo la calificación de Petróleos Mexicanos, mientras que S&P todavía la mantiene con grado de inversión.
“Dependemos del acceso a los mercados financieros para financiar nuestras operaciones y financiar los gastos de capital necesarios para llevar a cabo nuestros proyectos de inversión de capital. En consecuencia, las calificaciones crediticias son importantes para nuestro negocio y condición financiera, ya que las calificaciones crediticias afectan el costo y otros términos en los que podemos obtener financiamiento”, mencionó la empresa.
“Actualmente tenemos una ‘calificación dividida’ entre las agencias que califican formalmente nuestro perfil crediticio. Dos de dichas agencias calificadoras nos han asignado una calificación de grado de inversión y las otras dos nos han asignado una calificación de grado de inversión”, recuerda la compañía.
Además, la empresa reconoció que estas rebajas trajeron como consecuencia un incremento en el costo del financiamiento.
“Posteriores rebajas pueden tener consecuencias adversas importantes sobre nuestra capacidad para acceder a los mercados financieros y los términos en los que podemos obtener financiamiento, incluido nuestro costo de financiamiento. A su vez, esto podría dañar significativamente nuestra situación financiera, los resultados de las operaciones y la capacidad para cumplir con las obligaciones existentes”, comenta la petrolera dirigida por Octavio Romero Oropeza.
“No puede haber garantía de que seremos capaces de mantener o mejorar nuestras calificaciones crediticias o perspectivas actuales”, reconoce Pemex.
Riesgo de ciberataques
Otro factor de riesgo para las operaciones de Pemex es la ciberseguridad, pues la empresa reconoce que están expuestos a incidentes, fallas y ataques de ciberseguridad que podrían afectar negativamente los resultados de las operaciones y la situación financiera.
En noviembre de 2019, Pemex confirmó un ataque tipo ransomware en el que los hackers exigieron casi cinco millones de dólares en bitcoins para regresar la información.
“Nuestras operaciones dependen en gran medida de los sistemas y servicios de tecnología de la información. Las amenazas cibernéticas y los ataques cibernéticos son cada vez más sofisticados, coordinados y costosos, y podrían y han estado dirigidos a nuestras operaciones o sistemas de tecnología de la información”, dijo Pemex en la forma 20-F.
Entre los potenciales desenlaces por ataques cibernéticos, la empresa advierte que podría haber afectaciones en las operaciones comerciales, que podrían interrumpirse o incluso paralizarse, y la información de propiedad podría ser robada o perdida.
Preocupan las reservas de hidrocarburos
La empresa añadió en su balance de riesgos que una disminución continua en las reservas probadas de hidrocarburos podría afectar los resultados operativos y la posición financiera.
“Algunos de nuestros campos productores de petróleo y gas existentes están maduros y, como resultado, nuestras reservas y producción pueden disminuir a medida que se agotan las reservas. En 2022, nuestras reservas probadas totales tuvieron un pequeño aumento de 24.3 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, o 0.3 por ciento, después de contabilizar los descubrimientos, extensiones, revisiones y delimitaciones, de siete mil 426.5 millones de barriles de petróleo crudo equivalente al 31 de diciembre de 2021 a siete mil 450.8 millones de barriles de petróleo crudo equivalente al 31 de diciembre de 2022”, mencionó la compañía.
Con base en estos números, el índice de reemplazo de reservas (“RRR”) en 2022 fue de 102.8 por ciento, una disminución en comparación con un RRR de 105.1 por ciento en 2021.
La empresa añadió que la producción crudo aumentó 1.6 por ciento en 2022, principalmente como resultado del aumento de la producción en nuestros nuevos proyectos de campo costa afuera Esah, Itta, Koban, Mulach, Pokche, Teca, Teekit Profundo, Uchbal, Xanab, Yaxché y proyectos de campo en tierra Quesqui, Tupilco Profundo, Cibix, Teotleco e Ixachi.
“Sin embargo, no puede haber garantía de que podamos continuar aumentando, o detener o revertir la tendencia de disminución en nuestras reservas probadas y producción, lo que en cualquier momento podría tener un efecto adverso en nuestro negocio, resultados de operaciones y condiciones financieras”, mencionó.