El viernes 1 de julio se llevó a cabo una cortina de humo para ocultar los grandes problemas que enfrentamos como país, la “inauguración” de las oficinas administrativas de la Refinería Olmeca, la obra más cara de la historia del Gobierno Federal financiada 100% con nuestros impuestos. A pesar de que dijeron que costaría alrededor de 8 mil millones de dólares, razón por la cual no aceptaron contratar a ninguna empresa especializada, según información de las cuentas públicas, llevan gastados más de 500 mil millones; son más de 300 mil millones adicionales a lo presupuestado producto de ineficiencias y corrupción.
“…lo único que concluyeron fue una primera etapa de construcción: oficinas administrativas, un laboratorio, un comedor y un montón de fierros…”
¿Y qué inauguraron? Según más de diez expertos con quienes dialogué a través de mis redes sociales la semana pasada, lo único que concluyeron fue una primera etapa de construcción: oficinas administrativas, un laboratorio, un comedor y un montón de fierros donde esperamos ver 16 procesos que aún no están interconectados porque todavía falta de licitar ese contrato. Tampoco cuentan con una generadora de energía, pues apenas un día antes de la inauguración la autorizó la CRE y siguen sin resolver cómo van a llevar la materia prima, el petróleo hacia la planta, mucho menos han definido como lo van a ligar con la demanda en el centro y norte del país.
La razón de tener una refinería, cuando el resto del mundo se deshace de éstas es depender menos de los combustibles. Pero ayer dieron a conocer que aunque procesará 350 mil barriles diarios, producirá apenas 150 mil, por tanto solo contribuirá con 10% de lo que México necesita. Sin tomar en cuenta que, cuando esto suceda, un buen pronóstico es 2026, el escenario de oferta y demanda de combustibles no renovables, así como la regulación para seguir promoviéndolos, habrá cambiado drásticamente.
También aseveran que bajará el precio de la gasolina. Lamentablemente el control de este tipo de productos que cotizan en mercados internacionales solo se logra a través de subsidio. Según el último informe de Hacienda, llevan ya más de 500 millones en subsidios a la gasolina solo en lo que va del año, ¿cuántos hospitales, mejoramiento de drenaje, carreteras y caminos pudimos haber construido con ese recurso?
A pesar de que una refinería es altamente contaminante, no hay público ningún programa de mitigación de contaminación, protección de los mantos acuíferos, reforestación de mangle y palma, ni un programa de contención de la erosión marina que está sufriendo toda la zona. Ayer, con enorme preocupación, me comentaba un grupo de productores de cacao orgánico que no tienen ni idea de cuánto va a afectar su negocio la puesta en marcha de la refinería. Y tienen razón, no hay información fidedigna que nos indique los peligros de salud y ambientales que tendremos.
¿Y qué de la corrupción? Se ha revelado que una red de empresas creadas en unos días, sin ninguna experiencia en la construcción de plataformas, fueron los ganadores por asignación de directa de varios contratos multimillonarios. Al final, el combate a la corrupción solo se quedó en una buena intención del Presidente, que su equipo de secuaces, encabezados por la secretaria Nahle, no pudieron honrar.
En este magno evento para distracción de la terrible realidad que vivimos, solo faltamos muy pocos, eso sí, los más interesados, pues ningún diputado local de oposición fue invitado. ¿Qué habrán querido ocultarnos? Seguramente el fracaso de Dos Bocas.
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