Una frase muy común en nuestro sector es: “El gas [natural] más caro es el que no se tiene”. Hoy veremos que “el gas natural más caro, es el que dejamos ir”.
Las instalaciones para la producción, procesamiento, compresión, descompresión, licuefacción, regasificación, transporte y distribución de gas natural se integran de una gran diversidad de equipos como ductos, bombas neumáticas y tanques, entre otros, y tienen un sinnúmero de componentes que se alinean en perfecta sincronía para realizar las actividades gasistas.
Los componentes de los equipos, tales como conectores, bridas, válvulas y cientos más, se van desgastando y desajustando con el tiempo, debido a las vibraciones naturales de su funcionamiento y por el paso de gases y fluidos. En consecuencia, es normal la liberación repentina o accidental de metano (gas natural) en los componentes. A estos sucesos los conocemos como emisiones fugitivas o fugas. Por otro lado, existen emisiones deliberadas y controladas que suceden en el día a día de las actividades gasistas para mantener la seguridad operativa y que se conocen como venteos.
¿Por qué nos debe importar esto? Hay tres motivos por los cuales debemos pensar en implementar programas de prevención, control y mitigación de emisiones de metano. Primero, logramos una mayor seguridad y eficiencia operativa. La detección temprana de fugas permite la contención de gases volátiles disminuyendo el número de explosiones y accidentes. Segundo, aportamos al combate al calentamiento global y a los compromisos de reducción de emisiones. El metano tiene un efecto sobre el calentamiento global de 84 veces el del CO2 (medido en un periodo de 20 años), por lo que su mitigación tiene efectos en el corto plazo. Tercero, obtenemos beneficios económicos. Eliminar fugas y controlar venteos implica mantener más gas dentro del proceso, mismo que puede ser comercializado.
“Petróleos Mexicanos es el mayor emisor de metano en México, lo cual implica también que es la entidad con la mayor área de oportunidad”.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que el 39% de las emisiones en México pueden ser mitigadas con un costo neto cero. Es decir, que el valor de las acciones que debamos implementar para mitigar las emisiones es menor que el valor derivado de la comercialización el gas recuperado. Esto implicaría mayores ganancias para las empresas y mayor disponibilidad de gas en el mercado. A nivel de empresa, observamos casos donde la implementación de programas de detección y reparación de fugas pueden tener retornos a la inversión desde un 60% hasta un 400%.
En México, las emisiones de metano de 2019 provenientes de fugas, quema y venteo de petróleo y gas natural ascendieron a 16 millones de toneladas de CO2 equivalente (Mt CO2eq), de acuerdo con las cifras del Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero publicado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. En ese sentido, México tiene un potencial de reducción de 6.2 Mt CO2eq (el 39% de acuerdo con la AIE) con un retorno económico positivo, lo que permitiría agregar a la oferta de gas natural, el equivalente a más o menos al consumo comercial y residencial a nivel nacional.
En línea con los objetivos de combate al cambio climático, la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos publicó en 2018 los lineamientos para la prevención y control de las emisiones de metano que aplica a toda la cadena de valor del gas natural. Estos lineamientos establecen acciones mínimas que las empresas deben implementar para alcanzar metas ambiciosas de reducción de emisiones, que ellas mismas deben definir.
Petróleos Mexicanos es el mayor emisor de metano en México, lo cual implica también que es la entidad con la mayor área de oportunidad en materia de disminución de estas emisiones, ya que al cumplir con la regulación nacional, además de combatir el calentamiento global, podrá monetizar ese gas que hoy se pierde en la atmósfera. Para contextualizar, un estudio realizado con investigadores del Environmental Defense Fund determinó que el centro procesador de gas Nuevo Pemex presenta emisiones de metano más altas que las de toda la región de producción costa afuera del Golfo de México, responsable del 80% de la producción petrolera nacional.
Tenemos aquí una típica situación ganar-ganar. Las empresas obtienen beneficios económicos, cumplen con la regulación y pueden adherirse a compromisos internacionales (casi sin costo). Por su parte, los gobiernos tienen la vía para cumplir con los compromisos adquiridos en la COP26, por ejemplo. Queda en las empresas del sector aprovechar esta oportunidad y en el gobierno impulsar su regulación y asegurar su cumplimiento.
* Daniela Flores Ramírez es consultora en Talanza Energy y Eminent CH4. Se especializa en el análisis de los mercados de gas natural y petrolíferos. En materia de emisiones de metano, se ha centrado en el diseño e implementación de regulaciones y estrategias para la prevención y reducción de emisiones en el sector hidrocarburos para México y Colombia. Durante su estancia en la Secretaría de Energía participó en el diseño del mercado de gas natural en México, así como en el diseño de políticas públicas y regulaciones para coadyuvar con la seguridad energética y la planificación del desarrollo de los sistemas de infraestructura. Cuenta con una Maestría en Políticas y Gestión Energética y Medioambiental por la FLACSO, Maestría en Estudios Urbanos por El Colegio de Mexico y Licenciatura en Economía por el ITAM.
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