Una pregunta recurrente es ¿qué tanto de la visión eléctrica del sexenio pasado se mantiene en el nuevo paquete de leyes? Porque al menos la reforma Constitucional es heredada, ¿las leyes también?
Creo que vale la pena hacer comparaciones y reconocer lo que se mantiene o no de esa visión para saber en dónde estamos y si la cosa pudo estar peor.
A inicios de 2020 se hizo público un pliego petitorio de CFE, en el cual solicitaba a CRE llevar a cabo una serie de acciones para fortalecer a la empresa. Además, las propias iniciativas del sexenio pasado nos dan luz de por dónde iban los deseos para modificar el marco legal. Hoy podemos revisar lo que querían y lo que efectivamente sucedió.
Algo relevante del pliego petitorio es que CFE solicitaba la cancelación de una serie de permisos, muchos de ellos de autoabastecimiento. Es relevante porque la nueva ley respeta en sus artículos transitorios estos permisos y, aunque ordena mecanismos para incentivar la migración a los modelos de la nueva ley, no “cancela” los anteriores. Esto cobra importancia sobre todo en un contexto en el que, a pesar del enorme problema que significa la reforma judicial para la certeza, se busca generar confianza.
Durante todo el sexenio pasado, sobre todo los de la vieja guardia, querían centralizar la planeación en CFE. En la nueva ley esta facultad se mantiene en SENER y, aunque se vuelve “vinculante”, lo que parece indicar que es obligatoria, no regresa a la empresa, y eso es bueno. Será interesante ver cuál será la diferencia de que ahora sea vinculante, cuando el sexenio pasado la CFE no realizó una serie de obras indicadas en la planeación.
Algo que se dice que se realizará, aunque no está en la ley, es la actualización de tarifas por el uso de redes eléctricas que CFE solicitó de forma reiterada. La CRE intentó hacerlo con cierto desaseo, lo que derivó en que perdieran los amparos en la Corte. Ahora, con una Corte controlada, es muy posible que esto se repita y los permisionarios tengan que pagar el tarifazo que en ese entonces se paró.
El pliego petitorio solicitaba frenar el desarrollo de proyectos de generación intermitente, o sea de renovables, incluso determinar el máximo teórico que la red soportaría de intermitencia. Ahora la visión de transición energética de la presidenta obviamente promueve más el uso de estas tecnologías.
El mismo pliego solicitaba a la CRE limitar los permisos de PIE para que no pudieran generar más que lo que tenían comprometido con CFE y venderlo a privados. Este punto sí se atendió y ahora podría significar un freno al desarrollo de algunos proyectos o desaprovechar el potencial de algunos sitios.
Un punto que CFE pidió y sí se le concede es la modificación de los CEL, que ahora serán para toda la energía limpia y deja de ser un incentivo para generar más en nuevas centrales. Con esto, de facto, los CEL perderán su carácter de incentivo para convertirse en un mecanismo meramente de contabilidad. Calcular además la cantidad de CEL resultará inútil, pues los certificados deberían ser idénticos a las obligaciones-país de energía limpia. O sea, por ejemplo, en 2030 todos deberíamos tener CEL que sean equivalentes al 45% de nuestro consumo eléctrico.
Un tema que no estaba en el pliego pero que dejaron en claro en múltiples presentaciones es que a CFE le molestaba que una de sus empresas de generación representaba en el Mercado Eléctrico Mayorista a los Productores Independientes de Energía. La realidad es que, a toro pasado, parece que este modelo de representación fue absurdo tanto para la CFE como para los privados. Sin embargo, fue la única generadora de la empresa estatal que entregó ganancias. Por lo que se ve, los generadores de largo plazo ahora serán representados por CFE. Algo parecido a lo que nunca le gustó a CFE y terminó por tampoco gustar mucho a los privados. Tal vez se mantiene el modelo, pues se considera que tuvo ganancias, a diferencia de las demás generadoras de CFE.
Finalmente, la reunificación de CFE y la no división da pie a mantener vicios del pasado. La propia ley reconoce la utilidad de la separación, pero indica que no se aplicará a la empresa del Estado.
Como hemos visto, no podemos decir que la ley fue hecha “a modo” para CFE. La empresa gana en algunas de sus demandas, pero no en todas. Tal vez la realidad se impuso y se hacen cambios buscando la viabilidad de lo que sigue pareciendo incompatible, esto es, el 54-46 por ciento con un mercado moderno y necesario.
“No podemos decir que la ley fue hecha “a modo” para CFE. La empresa gana en algunas de sus demandas, pero no en todas”.
Por eso se le da la vuelta al número con los modelos de autoconsumo y generación distribuida. Pero eso lo dejamos para la siguiente entrega.
(Lea aquí la primera parte de este material)
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