México ha iniciado una nueva etapa en su sector energético con la reforma legal de marzo de 2025. Este cambio busca fortalecer el papel del Estado en la conducción de la política energética, redefiniendo al mismo tiempo cómo pueden participar las empresas privadas. Como toda transformación profunda, presenta ajustes importantes y un camino con áreas por definir, pero también con espacios para la colaboración y el desarrollo.
Un nuevo mapa energético
La reforma rediseña la estructura de supervisión y regulación. Organismos como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) concluyeron su ciclo, y emergió la Comisión Nacional de Energía (CNE) como un nuevo órgano técnico, trabajando de la mano con la Secretaría de Energía (SENER). La SENER ahora concentra más responsabilidades, sobre todo en la parte inicial de la cadena: la exploración y extracción de hidrocarburos, incluyendo la gestión de asignaciones y contratos. La CNE, por su parte, se encargará de regular aspectos técnicos y económicos del transporte, almacenamiento, distribución y comercialización de energéticos, incluyendo permisos y tarifas. Además, Pemex y CFE se reafirman como Empresas Públicas del Estado, pilares de la estrategia nacional.
Áreas que requieren atención y claridad
Naturalmente, un cambio de esta magnitud trae consigo aspectos que necesitan definición y generan preguntas en el sector:
- Definiendo las reglas del juego: La operatividad de las nuevas leyes, como la Ley del Sector Hidrocarburos necesita un “manual de operación” detallado: su Reglamento (con plazo legal de publicación hasta el 15 de septiembre de 2025). Este documento es clave para aclarar procedimientos, definir términos técnicos y dar la certidumbre que toda inversión requiere. Asimismo, la SENER, al integrar nuevas funciones técnicas, enfrenta el desafío de asegurar agilidad y mantener el rigor técnico especializado que antes residía en otros organismos.
- Nuevos esquemas de colaboración con Pemex: La principal vía para que Pemex sume esfuerzos con privados es la “Asignación para Desarrollo Mixto”. Aquí, Pemex elige directamente a sus socios, un cambio respecto al modelo anterior donde un tercero (la CNH) licitaba. Este nuevo esquema directo requiere que Pemex construya activamente la confianza con sus posibles socios, un punto sensible dado el contexto financiero conocido de la empresa estatal.
- Un nuevo balance público-privado: La reforma enfatiza el rol del Estado, estableciendo una preferencia legal para Pemex en exploración y extracción y buscando que la CFE mantenga una participación mayoritaria (al menos 54%) en la generación eléctrica. Esto define un marco donde el Estado tiene un papel preponderante.
- Ajustes específicos necesarios: Hay temas puntuales, como la normativa marítima para equipos offshore (plataformas, barcos perforadores), que necesitan ajustes para facilitar las operaciones y proyectos costa afuera, una frontera importante para el futuro energético.
Ventanas de oportunidad y colaboración
A pesar de las áreas por definir, la reforma ofrece caminos para avanzar:
- Herramientas para la asociación: La “Asignación para Desarrollo Mixto” es un instrumento legal concreto que permite a Pemex y privados unir capacidades técnicas y financieras.
- Soluciones contractuales: El marco del “Contrato Mixto” es flexible y permite diseñar soluciones creativas, como fideicomisos o garantías específicas, para dar seguridad a las inversiones y fortalecer la relación entre socios.
- Potencial de coordinación: Una vez que SENER y CNE consoliden sus nuevas estructuras y procesos, existe la posibilidad de una mayor alineación entre la política energética y su ejecución regulatoria.
- Inversión necesaria: La modernización de la infraestructura energética (como las redes de transmisión eléctrica) y el cumplimiento de metas de energías limpias requieren inversiones significativas. Esto abre la puerta a esquemas de colaboración público-privada para desarrollar los proyectos que México necesita.
Construyendo el futuro energético
Para que el sector avance y atraiga la inversión necesaria, son fundamentales dos elementos: Claridad Regulatoria, con la publicación oportuna (antes del 15 de septiembre) de reglamentos detallados y funcionales, como el de la LSH, y Confianza Mutua, que Pemex y CFE pueden fomentar siendo socios confiables y transparentes, y que las autoridades (SENER, CNE) pueden cultivar con reglas claras y comunicación abierta.
Hacia adelante
La reforma energética de 2025 establece un nuevo paradigma con un Estado fortalecido, que reconoce la necesidad de la colaboración privada. Los retos existen y son parte natural de una transformación de esta escala. El camino hacia un sector energético robusto, que garantice la seguridad energética y contribuya al desarrollo nacional, pasa por definir con prontitud las reglas operativas y construir puentes de confianza entre el sector público y el privado para trabajar en objetivos comunes.
“Los retos existen y son parte natural de una transformación de esta escala”.
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