Al modificar la Constitución en 2013, se dejaron en el monopolio estatal dos partes fundamentales del sistema eléctrico: los servicios públicos de transmisión y distribución. Hay que decir que son un monopolio natural pues no tiene sentido que haya competencia para construir e instalar dos sistemas paralelos. Hacer algo así sería un modo poco eficiente de usar el dinero.
No confundir con que solo el Estado pueda conducir la electricidad, sino que es el único que lo puede hacer cuando se trata de un servicio público, o sea cuando interviene en el Sistema Eléctrico Nacional o en las Redes Generales de Distribución. Pero, incluso en el servicio público, los privados pueden participar mediante contratos con el Estado.
Por mientras, en México solo la Comisión Federal de Electricidad lleva a cabo el servicio púbico de distribución.
Todos los usuarios pagamos distribución mediante una tarifa que fue diseñada para solventar la operación, el mantenimiento e, incluso, el desarrollo de nueva infraestructura.
Pero quien manda en CFE decidió usar el dinero de distribución para pagar generación. El resultado de esta decisión son redes generales de distribución sin inversión, sin modernización y con serias deficiencias a la hora de intentar dar el servicio a sus usuarios.
La gran mayoría de los apagones que ha visto usted durante toda la temporada de calor no ha sido necesariamente por falta de generación o problemas en la transmisión (que sí los hay, de eso hablaremos en otra entrega), sino que ha sido por carecer de una red de distribución adecuada para cumplir con las demandas de los usuarios.
La pregunta es: ¿hay quien pueda dar un mejor servicio de distribución?
La respuesta es: no sabemos.
Entonces una propuesta podría ser: ¿Por qué no abrir oportunidades para que alguien más opere las redes generales de distribución?
¿Por qué no abrir oportunidades para que alguien más opere las redes generales de distribución?
Lo explico:
Se podrían licitar contratos para que distintas empresas –distintas a CFE– lleven a cabo el servicio público de distribución, lo anterior con varios criterios.
Primero, establecer necesidades mínimas de programas de trabajo para actualización, modernización, operación y mantenimiento de las redes. Esto debe incluir automatización, digitalización, comunicación, redundancia, eficiencia energética, mitigación de pérdidas, integración de sistemas de seguridad, generación distribuida y las que se agreguen.
Y una vez que cumpla con los requerimientos mínimos y ofrezca garantías, decidir la licitación por quién hace todo esto a los costos más bajos.
Ahora usted preguntará, ¿con qué dinero?
Pues se trata de que ese dinero que ahora CFE recauda para distribución pero usa en generación, se use en la actividad para la cual fue recaudada. El objetivo es encontrar quién pueda dar mejor uso a esos recursos y operar las redes de mejor forma.
Aquí una acotación. Algunos municipios y gobiernos estatales han creado sistemas de manejo de agua bastante complejos y de forma muy efectiva. ¿Podrían hacer lo mismo con la distribución de energía eléctrica? Es posible y, de hecho, ya interactúan con la red al encargarse del alumbrado público.
Sin embargo, hay un riesgo en la apertura de las redes generales de distribución a autoridades políticas locales que es justo la politización del sistema eléctrico. Y la politización del sistema es justo lo que lo ha degradado en los últimos cinco años.
Ahora, los contratos para operar la distribución no serían indefinidos ni eternos, sino que deberían revisarse constantemente; que el contratista entregue informes periódicos y públicos y, después de cada periodo, el contrato se refrende cuando haya buenos resultados, o de plano si no es así, que se realicen licitaciones nuevas.
Cuando haya una falla grave atribuible al operador, estos contratos se podrían rescindir para que opere la red de forma transitoria alguna empresa del Estado en lo que se pone orden.
Todo el control de estos sistemas de distribución y también de transmisión podrían ser controlados desde el Centro Nacional de Redes Eléctricas.
Y no, no me equivoqué, el CNRE es una propuesta que le explicaré en la entrega siguiente.
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