(Videocolumna en “República H”, con Sofía García, El Heraldo TV)
Continuando con el decálogo presentado por el presidente López Obrador para combatir el cambio climático, como comentamos la semana pasada, si bien algunas de las soluciones son pertinentes, siguen siendo insuficientes para cumplir los compromisos internacionales en materia de energía limpia.
Como recordarán, los tres mil megawatts que promete el decálogo no representan ni la cuarta parte de la capacidad instalada que requiere el país para cumplir con el Acuerdo de París y las obligaciones derivadas de éste.
Además, el propósito de mitigar el cambio climático es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que implica, entre otras, cambiar de energías fósiles –como las gasolinas, diesel o turbosinas– a energías limpias, principalmente renovables (solar y eólica). Sin embargo, el presidente, en el decálogo, se ufana de alcanzar la autosuficiencia en la producción de combustibles fósiles, lo que va en sentido inverso a las necesidades internacionales y a la transición energética.
¿Qué significa como país no cumplir con las obligaciones en materia de energía limpia?
Primero, que los países que han cumplido con sus metas, y con los cuales México tiene tratados comerciales, podrían establecer unilateralmente aranceles, con lo que las empresas que produzcan en México recibirían un golpe a su competitividad, impactando en el empleo y en los bolsillos de los trabajadores mexicanos y de sus familias.
Segundo, las empresas con compromisos corporativos de energía renovable no podrán cumplir con sus obligaciones en nuestro país, lo que incrementará el costo energético para estas empresas, debiendo usar mecanismos internacionales adicionales para cumplir con sus obligaciones corporativas. Este sería un segundo golpe a la competitividad.
De hecho, existen ya varias empresas, especialmente europeas, cuyos compromisos corporativos les exigen tener energía renovable en todos los países donde operen, a partir del primero de enero del 2024.
Con la actual política energética y medio ambiental, México cada día se volverá menos atractivo para las inversiones, pues las empresas buscarán países donde puedan cumplir con sus obligaciones climáticas. Pero ojo, esto no significa que de un día para otro dejen de invertir, sino que el destino de nuevos proyectos difícilmente será para México.
Lo más absurdo es que México no es un país petrolero, pero sí es abundante en energía renovable, aunque hay quienes no lo quieran aceptar. Somos uno de los cuatro países con mayor potencial solar, uno de los que tienen mayor potencial eólico y el sexto con potencial geotérmico a nivel mundial y, por consiguiente, tenemos un gran potencial para producir hidrógeno verde.
Además, si de mitigación al cambio climático se trata, la eficiencia energética –por cierto, omisa en el decálogo– es una excelente opción para combatirlo y México llevaba años siendo altamente exitoso en esta materia. Es momento de retomarla e impulsarla, ¿no creen?
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