Mucho, y lo amerita, se habla estos días de la iniciativa de reforma a la Constitución enviada por el Ejecutivo, dirigida a empoderar a la Comisión Federal de Electricidad, y de las consecuencias que ello traería al país, unos en contra y, por supuesto, aquellos que siguen al Jefe del Ejecutivo argumentando a favor.
Pero poco se habla de la parranda energética que la humanidad inició a partir de la Primera Revolución Industrial y la resaca que de ella vive nuestro planeta, debido al “descontrol” que ha causado, manifestándose en forma de daño ambiental. Como toda buena fiesta, hay muchos que quisieran seguir con ella y muy pocos los que empiezan a percatarse del “basurero” que va quedando.
Y en nuestro país –no solo, por cierto–, sin importar si mañana habrá que acudir al Monte de Piedad a empeñar lo que encontremos de cierto valor, queremos regresar a los momentos más alocados de la fiesta para disfrutar de lo que más recordamos con deleite. Parece que no nos percatamos que la fiesta –adicción al consumo de energéticos destructivos– nos ha costado mucho y la natural consecuencia –la resaca– ya se manifiesta claramente en el comportamiento climático, obligándonos a analizar la problemática con un punto de vista más amplio. Es un problema de sustentabilidad.
Dado que el Sol es la fuente de energía primaria del planeta y, siendo nuestro país beneficiado por su alto nivel de incidencia, no es sabio ni beneficioso insistir en seguir usando aquellos vectores energéticos que más daño hacen al planeta en que vivimos.
“…en la iniciativa de Reforma Eléctrica se está tomando en cuenta una sola perspectiva, y es la del pasado…”
Dejando de lado la ironía, en la iniciativa de Reforma Eléctrica se está tomando en cuenta una sola perspectiva, y es la del pasado, heredera del aprovechamiento de la explotación de hidrocarburos y carbón que han almacenado energía solar después de años de procesamiento, pero que, al estar disponibles a la vista, fueron la causa de un gran mercado que generó inmensas fortunas. Habiéndose dado cuenta de ello, el Gral. Cárdenas dio un gran paso al expropiar para beneficio de México esa riqueza del subsuelo (y disfrutar nuestra propia fiesta).
Pero en ese punto nos detuvimos. La ciencia ha avanzado, nuevas revoluciones industriales han propiciado la posibilidad de aprovechar la energía solar de diferentes maneras, en forma más directa, al igual que han cambiado la forma en que la energía es utilizada. Y ahora estamos en una Cuarta Revolución Industrial a nivel mundial, mientras en México aparece en el panorama político una llamada Cuarta Transformación que, en la práctica, se manifiesta como un freno en distintos frentes del desarrollo del país y en el ámbito energético pretende mantener las políticas del General Cárdenas, generadas en 1938. Cuando el mundo intenta poner orden en el desorden climático provocado por la humanidad misma, en este país nos olvidamos de las importantes oportunidades que nos da esa misma naturaleza que se pretende seguir destruyendo.
“¿tenemos la capacidad de adaptación para pertenecer al grupo de países líderes en el camino de la sustentabilidad?”
Tomando una perspectiva diferente, “¿por qué no tomar en México al Sol como eje del desarrollo energético y la batalla por cambiar de rumbo a la destrucción del planeta, volverla nuestra fuerza motriz de desarrollo?”. Usar tecnologías existentes y adaptarlas para resolver necesidades del país, acompañados de los energéticos que dieron brillo a la fiesta, usándose ahora en forma complementaria. La pregunta es ¿tenemos la capacidad de adaptación para pertenecer al grupo de países líderes en el camino de la sustentabilidad? El sector manufacturero y la juventud que sí piensa han respondido ya a la pregunta y lo demuestran en su campo, ya se ha vivido la experiencia desarrollando Ingenieros de Manufactura, apoyando en la conversión de nuestro país, desde ser importador hasta lograr una posición importante como país exportador reconocida a nivel mundial, incrementando fuentes de trabajo que no son otra cosa que generadores de riqueza.
Demostrado en el competido campo de la manufactura global, no debe haber duda que nuestra juventud preparada podría también incursionar en otros campos. La pregunta es ahora ¿queremos y estamos dispuestos a hacerlo en términos de sustentabilidad?
La iniciativa de Reforma Energética –muy alejada de lo anterior–, en su contenido real ataca algunas de las energías llamadas “renovables”, por su falta de continuidad, y a la autogeneración por provocar disturbios en la Red Eléctrica Nacional. Para todo ello hay soluciones para lograr una adecuada gestión y, si los actuales responsables de la Gestión de la Electricidad en el país no saben lograrlo, la solución no es otorgarles más poder –como lo pretende la iniciativa enviada por el Presidente, pues si este no es acompañado de voluntad, conocimientos y capacidad de organización –como se logró en el campo de la manufactura global–, solo conduciría a confusión en el mejor de los escenarios. México requiere de técnicos y directivos que encuentren soluciones a los problemas existentes, no de aquellos que pretenden que los problemas se adapten a sus imperfecciones, pero sobre todo de gobernantes que vayan más allá de una visión del pasado e intereses propios o grupales.
Con una visión quijotesca, en un “Sueño Imposible”, pensemos en cómo puede el Sol contribuir efectivamente al desarrollo del país. Entre otras oportunidades del país, usemos como ejemplo una zona que ha sido preocupación del Presidente de la República, el Sureste Mexicano. Disponiendo de incidencia solar óptima derivada de su posición geográfica, amplitud de acceso al Océano Atlántico y una cantidad importante de terrenos con bajos niveles de aprovechamiento agrícola, además de un importante déficit de generación de electricidad para dar soporte a un importante desarrollo.
Pensando en un futuro que ya inició, por qué no pensar en la posibilidad de utilización de energía solar enfocada hacia:
1. Generación de Hidrógeno Verde, alimentada por electricidad generada fotovoltaicamente.
2. Producción de biomasa enfocada a biocombustibles complementarios (turbosina) y alimentos.
Qué ventajas se obtendrían:
1. El Hidrógeno Verde es un combustible cuyas emisiones no dañan el medio ambiente. Adicionalmente, puede usarse –con ciertos ajustes, principalmente en la carburación– en motores operando bajo los ciclos Otto y Diesel. Esto significa que la planta productiva de motores existente pudiese ser adaptada para su uso con Hidrógeno Verde como combustible, creando una competencia a los vehículos eléctricos, sin la problemática del uso intenso de baterías –que requieren de un uso extensivo de materiales escasos en el planeta y una cadena logística complicada para la continua recarga de ellas.
2. El Tren Maya, tan atacado por el daño ambiental que puede provocar, podría ser propulsado por Hidrógeno Verde, extendiendo su cubrimiento a los puertos cercanos –Progreso, Yuc., y Seyba Playa, Camp.–, convirtiéndolos en puertos exportadores y, aprovechando su conexión con el Ferrocarril Transístmico, tendría comunicación a Salina Cruz, Oax., abriendo así el acceso a la costa del Pacífico. Esto podría cambiar la viabilidad de una inversión que hasta el momento no se le encuentra.
3. Para la producción de biomasa, pueden utilizarse adaptaciones modernas de procesos ancestrales. Bien conocida es el Alga Spirulina producida en el Lago de Texcoco desde la época precolonial, modernamente utilizada como alimento. Existen a nivel mundial y nacional desarrollos importantes para el uso de microalgas como fuente de biomasa, tanto para la producción de alimentos, como para biocombustibles (bioturbosina, combustible para aviones con menor impacto ambiental).
Nota: Cabe aquí señalar otro problema de gran importancia mundial. Para resolver un problema alimenticio se fomenta el uso de granjas acuícolas, las cuales emplean nutrientes basados en harina de pescado en gran medida. Ello trae como consecuencia que, para lograrlo, se ha incrementado excesivamente la pesca de fauna marítima de poco valor comercial directo, rompiendo así la cadena alimenticia en los mares. Un nuevo daño a la sostenibilidad del planeta.
4. Una ventaja adicional se encuentra en el terreno financiero. Existe ya un mercado global importante de Bonos Verdes, herramienta utilizada para que aquellas inversiones productivas que difícilmente puedan adaptar sus procesos a estándares de bajo impacto ambiental inviertan en Bonos Verdes derivados de inversiones que apoyan la mejora ambiental, estableciéndose una compensación. Un uso extensivo de energéticos no dañinos al planeta puede significar la conversión de nuestro país en un importante emisor de Bonos Verdes con impacto mundial.
En este documento se presenta de manera informal la idea de esta nueva perspectiva y seguramente habrá una gran cantidad de “peros” y “objeciones” a la misma –argumentaciones de índole ideológico, político, económico y pseudotécnico. No es una utopía, dado que hay acciones de otros países. Lo que se pretende es demostrar que hay puertas que no se han abierto, con el objetivo de buscar soluciones a lo que parece ser un desproporcionado enfrentamiento de fuerzas políticas, mismo que solo puede producir daños importantes al país.
Debemos tomar en consideración que la “quijotesca” idea no es otra cosa que un gran “rompecabezas” en el cual las piezas principales, aquellas que nos dan la pista de como armarlo, ya existen –afortunadamente la ciencia y la tecnología se nos han adelantado–; el camino más arduo ya está marcado y en el peor de los casos, construido a nivel de terracería. Se necesitan los líderes “todoterreno” que actuando como “tractores” abran el camino con una visión global, enfocada al logro de resultados, dado que la problemática es global y los resultados serían para los mexicanos. Esos líderes existen en México –ya está demostrado–, al igual que surgen camadas de jóvenes mexicanos que sí pueden y quieren dar un enfoque diferente a este país.
Solo para terminar, introduzco un sentimiento políticamente incorrecto. Pido por favor a quien use el término “soberanía” en su comentario –a favor o en contra de esta idea–, que lo acompañe de una definición “clara, concisa, con fuertes dosis de sentido común y comprensible para cualquier ciudadano mexicano”, pues a pesar de que lo oigo desde mis ya lejanas clases de historia y civismo en primaria, para justificar una gran diversidad de decisiones e ideas, no he logrado comprenderlo, ni cómo ha beneficiado al país, o pudiese hacerlo en el futuro (“mea culpa”, aunque sospecho que no soy el único).
*Javier M. Dávila Bartoluchi es consultor de mejora de empresas y organizaciones con una sólida formación y experiencia en el campo de la Ingeniería. Ha incursionando en diferentes campos de acción en el tránsito de su carrera profesional como miembro de equipo y líder de proyectos y empresas, así como consultor obteniendo grandes logros con importante impacto a nivel nacional e internacional.
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