¿Hacia dónde camina la Transición Energética en México?
Una visión crítica de los instrumentos de planeación del sector
Por Daniel Chacón Anaya y Rodrigo Palacios Saldaña, para Energía a Debate *
La transformación de la matriz energética es un proceso en desarrollo en todos los países del mundo, ya sea con políticas que la impulsen, cooperativas energéticas, mecanismos de financiamiento o simplificación de los procesos para grandes y pequeños generadores; o políticas que la retrasan y dificultan, subvenciones a tecnologías contaminantes o barreras intencionales a las renovables, pesar de las normativas.
En los últimos meses, en diferentes foros nacionales e internacionales, hemos escuchado la pregunta, ¿hacia dónde camina la transición energética en México? Y hemos visto como muchos expertos la responden más desde una perspectiva político/ideológica que desde una perspectiva sistémica. Hechos como la cancelación de las Subastas de Largo Plazo[1], la propuesta de modificación de la asignación de Certificados de Energías Limpias[2] o la propuesta de reforma de los contratos legados de autoabasto[3], que principalmente afectan a los grandes inversionistas en el sector, han agregado interés a esta discusión.
En este documento trataremos de analizar la ruta de la transición energética desde un punto de vista sistémico mediante un análisis de los instrumentos de planeación que mandata la legislación correspondiente. Como es bien sabido, la Secretaría de Energía (SENER) es la encargada de establecer la política energética de este país, por lo que es de esperarse que mande las señales necesarias para dibujar la ruta que debe seguir la industria eléctrica ylos usuarios para el futuro de este vital sector.
La SENER y sus entes coordinados publicaron el Programa de Desarrollo del Sector Eléctrico Nacional 2019-2033[4] (PRODESEN), cuyo objetivo es presentar una propuesta indicativa para el desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (SEN); la Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios[5] (ESTRATEGIA), cuyo objetivo es regular el aprovechamiento sustentable de la energía; igualmente publicaron el Reporte Anual de Potencial de Mitigación de GEI del Sector Eléctrico[6] (POTENCIAL), cuyo objetivo es documentar los avances de mitigación en el sector.Además de los documentos mencionados, también se tiene el Programa para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía (PRONASE). Todos estos documentos son las principales herramientas de la administración para la planeación de la transformación del sector eléctrico hacia un modelo más sostenible, ambiental y socialmente hablando.
Si bien los instrumentos de política, cuya obligación de elaborarlos, presentarlos e implementarlos está prescrita en las leyes secundarias (Ley de Industria Eléctrica y Ley de Transición Energética) nunca han sido del todo acertados, sitenían una factura metodológica aceptable cuyas conclusiones podían cuestionarse en su base conceptual sin necesidad de cuestionar su procedencia técnica. Desgraciadamente, los actuales instrumentos de política si son cuestionables en su factura metodológica y técnica. En los siguientes párrafos se describen algunas de las inconsistencias encontradas en dichos instrumentos.
En el PRODESEN 2019-2033 no se mencionan los planes de retiro de unidades de generación obsoletas (actualmente hay unidades de generación convencional que superan los 50 años de operación), no se hacen propuestas para regiones emproblemadas como Baja California Sur y la Península de Yucatán, que ya presentaron serios problemas para el suministro eléctrico el año pasado; tampoco se trata el riesgo para la soberanía energética por seguir impulsando la generación con plantas de ciclo combinado que incrementan la dependencia de la importación de gas natural de Estados Unidos. El PRODESEN también muestra divergencias con otros documentos oficiales, tales como reportar una capacidad instalada de generación distribuida que difiere considerablemente de la reportada por la Comisión Reguladora de Energía. Ello, a pesar de que ambas dependencias, SENER y CRE[7], citan la misma fuente.
Como ejemplo de la fragilidad metodológica del documento se tiene la desavenencia entre el pronóstico de crecimiento de la demanda, con el pronóstico de crecimiento de la generación: en el capítulo VI se reportan la Tasa Media de Crecimiento Anual (tmca) para los 15 años del periodo de planeación a nivel sistema eléctrico y para cada una de las 10 regiones de control que componen el sistema (la diferencia entre ambos se puede achacar al redondeo); por su parte, en el capítulo VII se reporta la generación para el mismo periodo. Si se relacionan el crecimiento anual de demanda con el de generación, la tmca resultante es inconsistente con la tasa reportada en el Capítulo VI.
El objetivo principal de la planeación eléctrica es asegurar el suministro eléctrico, es decir, tener la generación suficiente para cubrir la demanda eléctrica. Sin embargo, el PRODESEN no muestraesta lógica. En la siguiente figura se pueden ver las diferencias entre los crecimientos proyectados de la demanda y de la generación. Las barras del año 2023 son especialmente asimétricas, pronosticando un crecimiento de la generación eléctrica 42% menor que el crecimiento de la demanda.
En lo que toca al documento que hemos denominado ESTRATEGIA, las inconsistencias son resultado de los insumos empleados. Por ejemplo, mientras que, para presentar la energía geotérmica, bioenergía y oceánica se hace referencia a IRENA, para la CHP[8] y DHC[9]se hace referencia a la Agencia Internacional de la Energía. Por otra parte, para la energía eólica se emplea la versión de 2011 del reporte anual de la Oficina de Eficiencia Energética y Energías Renovables del Departamento de Energía de Estados Unidos, que resulta ilógico cuando están disponibles siete ediciones más actualizadas. Y para la energía solar se cita un documento llamado “SolarCapitalism.pdf” del Principal Solar Institute, una seudo institución, cuya web es un mero agregador de anuncios. Esto resulta muy extraño existiendo en México varias asociaciones del sector (AMIF, ASOLMEX, ANES) e instituciones académicas y centros de investigación (INEEL, IER-UNAM) que pueden aportar datos más actualizados de dicho sector.
En este mismo documento se advierte que la introducción y las secciónes de energía eólica y solar fotovoltaica del apartado “2.1 Oferta energética a partir de energías renovables y limpias competitivas con combustibles fósiles” están copiado de la edición 2016 de la ESTRATEGIA apartado “3.1.3.1 Oferta energética a partir de energías renovables”.
La ESTRATEGIA tiene como uno de sus objetivos principales establecer las metas y la hoja de ruta para el sector energético. Para ello se presentan dos escenarios, el Escenario Base y el Escenario de Transición Energética Soberana (TES), ambos bajo las mismas consideraciones de crecimiento económico, y crecimientos sectoriales entre el 2.3% y el 4.5%. Pero con tasas de crecimiento del consumo energético muy dispares. Las figuras 52 y 54 del mencionado documento muestran los dos escenarios, el primero sobre el consumo final de energía por sector, mientras que el segundo muestra la demanda de energía eléctrica. En ambos casos la diferencia entre ambos escenarios es muy difícil de explicar.
Mientras que para el escenario base se emplea una tasa de crecimiento anual del 1.9% para el escenario de TES se emplea una tasa del 0.6% debido a las medidas viables de eficiencia energética. Esta optimista reducción de la demanda permite que sobre el papel se alcancen las metas y objetivos. Y si bien compartimos la visión de la necesidad de reducir el crecimiento del consumo energético resulta poco realista la velocidad a la que se espera producir esta compleja transformación, sobre todo en sociedades que cada vez demandan más energía, con una población empezando a tener acceso a este bien, y con una electrificación cada vez mayor de los procesos económicos.
Incluso aunque sea posible, la planeación no debe basarse en los escenarios más optimistas, sino en los más probables e incluso en los pesimistas con el fin de permitir alcanzar los objetivos hasta en los peores contextos.
En lo que toca al reporte que hemos denominado POTENCIAL, su objetivo es analizar el potencial de mitigación del sector comparando el PRODESEN con las líneas base de los objetivos de mitigación de México ante el Acuerdo de París, los llamados NDCs. El POTENCIAL toma del PRODESEN los datos respecto a la instalación de nuevas plantas de generación, y de los NDCs, definidos por SEMARNAT, las metas de mitigación. El problema es que,en POTENCIAL, se le corrige la plana a PRODESEN a fin de ajustar artificialmente las emisiones para que se cumplan las metas de CO2, resultando entonces que, en materia de planeación eléctrica, POTENCIAL gobierna sobre PRODESEN. El ejemplo más palpable de esta manipulación se ve en la Tabla 3 del Anexo de POTENCIAL. En el renglón de “Carboeléctricas” se aprecia que esa tecnología disminuye radicalmente su generación hasta llegar a cero en 2022, para después volver a “revivir” en 2027 con 340 GWh, y volver a disminuir más adelante. Estamos hablando de tres grandes plantas que en 2017 generaron 30,557 GWh. Este ritmo de generación es imposible.
Pudiera pensarse que la evolución de la generación eléctrica se calculó para hacerla coincidir con la información publicada en el PRODESEN 2019-2033, relativa a capacidad de generación y emisiones. Más evidencia de esta manipulación es que, en el mundo real, CENACE reportó, sólo para el mes de enero de 2020, una generación de estas carboeléctricas de 1,267 GWh, 12 veces más de generación estimada por POTENCIAL para todo 2020.
A la vista de estos tres documentos la transición energética en México no muestra ningún rumbo congruente. Por decirlo mediante una expresión coloquial, la transición no va. Las inconsistencias, incongruencias y errores de los documentos, junto con las medidas que se han tomado en la práctica y que mencionamos al inicio, únicamente generan incertidumbre en un sector de por si volátil y dependiente de eventos geopolíticos. Se está dejando el destino de la transición energética en manos de la sociedad y hasta donde dicha sociedad pueda avanzar sin un rumbo claro. Las únicas rutas empíricas que se tienen, fruto de la casualidad y de la oportunidad, son la generación distribuida renovable, tanto particular como colectiva, los contratos bilaterales con suministradores calificados, y la generación en sitio. Éstas son las únicas alternativas que quedan para impulsar una transición energética.
*/ Daniel Chacón Anaya es Director de Energía y Rodrigo Palacios Anaya es Investigador Asociado, ambos en Iniciativa Climática de México.
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Referencias
[1]https://www.gob.mx/cenace/prensa/cenace-informa-la-cancelacion-de-la-slp-1-2018-193511?idiom=es
[2]https://www.cenace.gob.mx/Paginas/Publicas/MercadoOperacion/AcuerdosSENER.aspx
[3]https://www.senado.gob.mx/comisiones/puntos_constitucionales/docs/DICTAMEN_REFORMA_ENERGETICA.pdf
[4]https://www.gob.mx/sener/documentos/prodesen-2019-2033
[5]https://www.gob.mx/cenace/articulos/sener-publica-estrategia-de-transicion-para-promover-el-uso-de-tecnologias-y-combustibles-mas-limpios
[6]https://www.gob.mx/sener/es/articulos/reporte-anual-del-potencial-de-mitigacion-de-gei-en-el-sector-electrico-y-su-metodologia?idiom=es
[7]https://www.gob.mx/cre/articulos/generacion-distribuida-102284
[8]CHP es el acrónimo de la frase en inglés combined heat and power
[9]DHC es el acrónimo de la frase en inglés district heat and cooling