La captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2), mejor conocido por sus siglas en inglés como CCS, consiste en el proceso de remover el CO2 de procesos industriales, como son las plantas de electricidad y la quema de combustibles, para posteriormente transportarlo y almacenarlo en lugares como formaciones geológicas.
Si bien hoy en día, como parte de las soluciones para la reducción de las emisiones de efecto invernadero y lograr los objetivos del Acuerdo de París, existen países que buscan convertirse en líderes en captura y almacenamiento de CO2, como Islandia con el proyecto Orca y Noruega con el proyecto Northern Lights, debemos considerar que la CCS tiene notables desventajas, las cuales han dado lugar a que países como Alemania, Lituania, Estonia, Letonia y Finlandia, por decir algunos, prohíban esta tecnología (excepto en casos muy específicos). Esto nos lleva principalmente a discernimientos en la comunidad científica respecto a las consecuencias, especialmente por la captura y almacenamiento del CO2 a gran escala.
“La captura y almacenamiento del dióxido de carbono no ofrece una solución al cambio climático, toda vez que es posible que contribuya al calentamiento global a largo plazo”.
Las ventajas de la CCS pueden ser muy grandes, pero sus desventajas pueden ser catastróficas. Entre ellas se encuentran las siguientes:
- Costo excesivo de la tecnología y monitoreo. En Estados Unidos, estudios han demostrado que el costo de la energía aumentaría entre 50% y 80% de su nivel actual.
- Requiere cantidades significativas de energía para la captura, transporte e inyección del CO2 en el lugar de almacenamiento.
- El CO2 puede llegar a filtrarse durante la captura, compresión, licuefacción, transporte e inyección en el sitio de almacenamiento, siendo la logística sumamente desafiante y peligrosa.
- No es posible garantizar el almacenamiento a largo plazo. Los científicos han estimado que puede ser almacenado a una profundidad de entre 2,500-3,500 metros por 100 años; sin embargo, posteriormente a dicho tiempo, su almacenamiento es incierto.
- Almacenado en las profundidades de los océanos, el CO2 puede contribuir a la acidificación del agua y poner en peligro la vida marina.
- Existen posibilidades de filtración del CO2 de nuevo en la atmósfera.
- Existe posibilidad de causar movimientos sísmicos, derivados del aumento de la presión, que pueden producir escapes del CO2.
Actualmente, hay alrededor de veinte proyectos de captura y almacenamiento a nivel global que remueven aproximadamente 40 millones de toneladas de CO2 al año. No obstante, se estima que anualmente se generan 40 billones de toneladas de este componente, por lo que su captura no es ni cercanamente suficiente. Según datos publicados en la revista Energy & Environmental Science, se necesitaría inyectar unos 2,700 millones de toneladas de dióxido de carbono para afectar de manera significativa el impacto de los gases de efecto invernadero. Inclusive si no fuera excesivamente caro y riesgoso hacer captura y almacenamiento a gran escala, al menos de momento, no hay tecnología suficiente para capturar las toneladas de CO2 que generamos al año.
En este sentido, la captura y almacenamiento del dióxido de carbono no ofrece una solución al cambio climático, toda vez que es posible que contribuya al calentamiento global a largo plazo. Como se vio, si bien es posible que sea usado en ciertos lugares que deben ser cuidadosamente elegidos, con sus debidos estudios de impacto ambiental, geológicos, etcétera, a gran escala, es una opción muy peligrosa.
Asimismo, las emisiones de dióxido de carbono continúan aumentando, por lo que en realidad solo distrae del verdadero problema, que es la quema de carbón, entre otros. La captura y almacenamiento de CO2 no debe de servir de excusa para seguir generando electricidad mediante centrales térmicas con base en carbón, industria que ha sido una de las principales impulsoras de esta tecnología.
Aun cuando el CCS puede verse como parte de la solución, existen maneras más efectivas para mitigar el cambio climático, como el uso de energía de manera más eficiente, impulso de las energías renovables en la matriz energética y garantizar el acceso a servicios de energía asequibles, confiables y modernos.