Resulta que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sacó hace días sus perspectivas económicas para los países de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y por supuesto México.
Con excepción de Argentina, que tuvo un decrecimiento de 3.8 por ciento, México fue el más bajo con 1.4 puntos porcentuales en 2024. Este desempeño fue más pequeño incluso que la media de la región, que fue de 1.7 puntos.
Entre otros motivos, la Organización encontró la inflación y un alza de precios generalizado de hasta 4.8 por ciento interanual en octubre, reflejo de los incrementos en los precios de los productos agrícolas y de la energía.
La expectativa para 2025, por si fuera poco, tampoco es optimista. La OCDE prevé un crecimiento de apenas 1.2 por ciento, aquí sí, el peor del grupo y 1 punto por debajo del promedio.
Y es que muy a pesar del discurso oficial, las reformas al Poder Judicial y otras que tienen que ver con temas económicos, de competencia y de energía, léase la extinción de la autonomía de los organismos reguladores, también aparecen en el texto del informe de la Organización.
A nosotros no nos haga caso, pero ya son muchas voces que advierten sobre lo mismo. ¿Habrá quién escuche?
La aplanadora Trump sobre las renovables
Aún faltan casi dos meses para que Donald Trump tome posesión del cargo como presidente de los Estados Unidos, pero su efecto en el sector de la energía limpia ya se siente en el ambiente.
En su campaña para un segundo periodo, el magnate volvió a vender su alma a la industria de los hidrocarburos, jurando acabar con la política verde de su antecesor, Joe Biden. Bueno, pues los inversionistas de las renovables en ese país ya están empezando a tomarse las cosas con más cautela ante lo que parece ser una aplanadora en contra de ellos.
Esta semana, por ejemplo, la empresa TotalEnergies detuvo el desarrollo de su proyecto eólico marino en aguas de Nueva York. La firma francesa no tuvo reparos en decir abiertamente las razones. El sector solar, por su parte, ha experimentado una desaceleración luego de un significativo impulso que tuvo de 2022 a 2023.
Entre los planes de Trump se encuentra retomar el ritmo frenético de perforaciones y extracción de yacimiento de hidrocarburos “casi” sin restricciones, lo que ya algunos analistas están considerando en sus previsiones del mercado petrolero internacional para los próximos años.
Nosotros, por lo pronto, vemos con el rabillo del ojo la producción mexicana de crudo que, cada mes, baja un poquito.
¿Por qué haces eso, Donald?
La notita de color de la semana fue, quizá, la famosa frase “¿Por qué me haces esto?”, supuestamente expresada por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en la primera llamada oficial con su contraparte, Donald Trump, ya como presidente electo.
Todo bien, pero en un acto público el mandatario norteamericano refirió que, ante sus advertencias sobre imponer a México altos aranceles a productos importados de nuestro país por la introducción ilegal de fentanilo, temas migratorios y de seguridad, Sheinbaum le habría planteado la ya muy difundida pregunta.
La jefa del Ejecutivo federal salió a desmentir a Trump, éste último muy propenso a narrar historias en versiones alternativas.
Lo importante aquí, sin embargo, es que el próximo presidente norteamericano sabe manejar sus cartas y su política exterior normalmente está basada en bravuconadas y amenazas (alguien tenía que decirlo) y en este caso está mezclando manzanas con tornillos. No es que los temas que le preocupan no sean importantes, pero cada cosa en su lugar, así que los aranceles deben quedar solo bajo el paraguas del TMEC. Lo demás es harina de otro costal.
La actitud de Trump, en todo caso, daría pie a que México hiciera lo mismo (la vida es dualidades) –y también Canadá–, pero nosotros creemos que eso no conviene a nadie.