En estos tiempos de transición energética cada empresa está buscando su mejor entendimiento del concepto para incorporarlo en sus estrategias y planes corporativos. No obstante, las realidades del entorno geopolítico y su impacto en la demanda de hidrocarburos no facilita este objetivo, pues las empresas quieren tomar ventajas de esa situación, compartiendo al final un propósito común: maximizar los ingresos.
Países como Estados Unidos, China e India, cuyas economías impactan de manera importante el mercado, siguen enfrentando situaciones que les impiden estabilizar su demanda de hidrocarburos, situándose el precio del barril en un sube y baja que no favorece un pronóstico acertado de los mercados a futuro. La inflación ha afectado a todos los países del mundo y, a pesar de la intervención de sus bancos centrales, el control sigue siendo un dolor de cabeza y un factor regulador clave del crecimiento económico, el cual –inclusive– ha superado el impacto causado por el conflicto de Rusia y Ucrania. A nivel global, el sector de hidrocarburos continúa sus planes de desarrollo y crecimiento, considerando dichos factores como coyunturales, cuyas repercusiones se espera superar este año.
Esos planes sí toman en cuenta la transición energética del sector y en ellos el desarrollo del gas ha venido tomando un lugar prioritario. El gas, que en el pasado siempre fue considerado un problema, ahora es visto como una solución de cara al cumplimiento de metas y compromisos asociados con el cambio climático. El seguimiento de los organismos internacionales al tema, las quejas y protestas masivas de la gente y las situaciones que se han dado últimamente relacionadas con tormentas y lluvias excesivas, cada vez reclaman más la necesidad de reducir o eliminar la emisión de gases contaminantes, causantes de ese gran daño al ambiente que ya tiene consecuencias catastróficas.
México no es ajeno a estas realidades y su empresa productiva nacional enfrenta la necesidad de seguir incrementando su producción, manteniendo la exploración en búsqueda de más reservas y el desarrollo de aquellas descubiertas y probadas para continuar con sus planes de crecimiento. También es importante realizar esos desarrollos manteniendo las sanas prácticas ambientales y de seguridad. Los resultados de ese esfuerzo exploratorio en los últimos años han permitido incorporar unos 1,500 MMbpe de reservas 3P, principalmente de dos grandes campos: Ixachi y Quesqui.
Los yacimientos de estos campos son de alta presión y temperatura, factores que hacen que la producción sea particularmente desafiante. Ambos campos necesitan un enfoque diferente para manejar la situación actual y que puedan seguir incrementado sus niveles de producción, evitando los cuestionamientos y penalizaciones de la CNH; por ello, el aprovechamiento del gas y los condensados producidos es crítico para el futuro de estos campos.
PEMEX ha desarrollado un plan de explotación para estos campos que ha ocasionado que los volúmenes producidos superen la capacidad de las instalaciones existentes para el aprovechamiento eficiente del gas, lo que ha generado un venteo continuo a la atmósfera. Esta situación y la dificultad para colocar volúmenes en el sistema nacional de gasoductos ocasionaron que en el año 2021 México tuviera un desperdicio de gas natural en el desarrollo de campos de hidrocarburos mayor al 10%, lo cual representa un volumen superior a los 500 millones de pies cúbicos diarios.
Disponer de una mayor cuota de acceso de volúmenes de gas producidos nacionalmente en el sistema de gasoductos del país debe ser tratado y resuelto al más alto nivel institucional, a fin de negociar esos espacios que actualmente pertenecen a las empresas privadas que exportan el gas desde el sur del estado de Texas, en Estados Unidos.
“El Gobierno de México debe seguir impulsando el consumo de gas natural por sus ventajas técnicas, económicas y ambientales…”
El Gobierno de México debe seguir impulsando el consumo de gas natural por sus ventajas técnicas, económicas y ambientales. Para ello necesita un plan estratégico con una coherencia integral, desde el pozo hasta los sistemas de interconexión y luego disponer del espacio en los gasoductos para que sea aceptado, disminuyendo así el volumen importado y, adicionalmente, incorporar opciones tecnológicas que complementen el manejo del gas para su máximo aprovechamiento. Existen tecnologías en el mercado que en corto plazo pueden revertir esta situación y facilitar el manejo del gas, con opciones autónomas independientes de los sistemas existentes.
Mientras no exista este plan coherente coordinado desde la SENER, el país seguirá viviendo esta situación de urgencias e incertidumbres que nada aportan en cuanto a soluciones reales del problema.
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