La contrarreforma energética propuesta por el Ejecutivo está motivada por la idea que tiene este gobierno de lo que es la soberanía de México y que ello debe alcanzarse a cualquier costo y por encima de cualquier otra necesidad que tenga el país.
Ya lo dijo la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en la entrevista que concedió a Rompeviento el 12 de octubre de 2021: “¿Qué hace el neoliberalismo? Dice: el mercado es aquel que distribuye de la manera más eficiente cualquier tipo de bien, recurso, etcétera”. Mencionó que no está de acuerdo con eso y continuó: “¿Qué característica tiene el sector energético? El sector energético es el que a cualquier país del mundo le da la soberanía”. Prosiguió diciendo que Estados Unidos, Europa, Medio Oriente y todos los países del mundo están buscando la soberanía, como ella la entiende. Y resaltó: “¿Por qué México no va a buscar que el sector energético sustente su soberanía?”
Recordó sus días cuando daba clases de Energía y comentó: “…hablábamos de que sustentabilidad no solo tiene que ver con el medio ambiente, sino que tiene que ver en el sector energético o en la energía con, al menos, tres elementos sustantivos: el primero es soberanía, autarquía energética se llama, es decir, que tú generes lo que vas a consumir o que tengas garantizado, al menos para estas y las futuras generaciones, la energía que va a requerir para el desarrollo.” Luego agregó que el segundo elemento tiene que ver con que el crecimiento del PIB no dependa mucho de los energéticos y que el último elemento sería el medio ambiente.
“…para este gobierno la ‘autarquía energética’ es el fin último de una política energética…”
Es decir, para este gobierno la “autarquía energética” es el fin último de una política energética y ello se logra únicamente a través de la creación de un “organismo del Estado” autónomo y, supongo, “bueno y moral”, con mayor poder que cualquier Secretaría de Estado, sin rendición de cuentas, ni transparencia, capaz de decidir sobre qué tecnología entra o no al despacho sin importar su mérito; que será capaz de establecer las tarifas que habrá de cobrar al sector industrial, comercial y residencial y que podrá decidir sobre cuáles empresas privadas pueden generar energía eléctrica y cuáles no. Un monopolio en la generación, suministro, transmisión, distribución y operación del sistema eléctrico nacional, sin que medie regulador, pues proponen eliminarlos, que funcione como árbitro y equilibre los intereses de esta Comisión Federal de Electricidad (CFE) todo poderosa y “buena”, las “malas” empresas privadas de generación y los consumidores.
La entrevista a la Jefa de Gobierno pone en contexto las muchas confusiones que se incluyeron en la exposición de motivos y propuesta de contrarreforma. A continuación, se dan contraargumentos a algunas de ellas:
- No hubo un desmantelamiento de la CFE con la reforma de 2013. La CFE se dividió en subsidiarias y filiales a efecto de que cada una maximizara la rentabilidad de las actividades correspondientes y para que la integración vertical del jugador dominante no le diera poder de mercado.
- Se dejó distribución y transmisión como áreas estratégicas del Estado, pero se obligó al acceso abierto a las redes, siempre que cumplieran con lo establecido por el operador, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), y el regulador, la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
- Se modificaron las reglas para la generación privada, a efectos de que esta tuviera que buscar sus propios clientes y se crearon incentivos para que la nueva generación después de 2014, pública o privada, fuera con base en energías limpias.
Ello beneficiaba a CFE y al consumidor en varios aspectos: se promovía la transición energética, se eliminaba la obligación de CFE de abastecer toda la demanda, se dejaba en manos de la Empresa Productiva del Estado la actividad más rentable, es decir, la transmisión, las tarifas reconocerían costos eficientes y se buscaba reducir el subsidio que afecta las finanzas de CFE y del gobierno federal mediante la promoción de fuentes de energía más baratas como la eólica y solar.
En la siguiente entrega, se darán contraargumentos a otras confusiones y riesgos contenidos en la contrarreforma energética.