El 28 de marzo en Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Energía en la Cámara de Diputados se dictaminó la polémica iniciativa que mandó mi paisano, el presidente Andrés Manuel López Obrador, que implica un retroceso de más de 60 años en materia energética. ¿Qué consecuencias tendrá? Según los expertos, se encarecerá la luz al usar fuentes más caras y contaminantes, no alcanzaremos las metas en materia de transición energética y la CFE pasará de ser una empresa productiva del Estado con reglas en materia de competitividad similares a la de cualquier productor de energía, a un monopolio del gobierno.
Un estudio publicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad asegura que de aprobarse en los términos presentados, esta iniciativa costará a nuestros bolsillos 500 mil millones de pesos. Pero no son solo las pérdidas en nuestros bolsillos; en el momento que se apruebe, las generadoras eléctricas privadas deberán bajar el switch de inmediato, lo cual de entrada ya es violatorio de nuestros tratados en materia de inversiones. Y como CFE no puede alcanzar la meta del 54% de generación que pretenden, los expertos insisten que habría un desmedido número de “apagones locos” en todo el país, uno de cada dos hogares tendrá apagones y, especialmente preocupante, serían los territorios de las Baja Californias y el estado de Yucatán.
El otro escenario que está previsto en la reforma es que el gobierno podría tomar de manera temporal e indefinida estas plantas de generación privada, lo cual no solo es violatorio de nuestra Constitución, sino que es una especie de expropiación ilegal que podría meternos en paneles de controversia con empresas privadas de los países afectados.
Tan solo en Yucatán, existen 19 proyectos de energía limpia detenidos en espera de saber qué pasará con esta iniciativa. Así, en todo el país, los empresarios que arriesgan su capital privado por generar desarrollo se encuentran en “pausa” y no solamente en el sector, sino en todo el ambiente de negocios en México, con la falta de certidumbre jurídica y la intervención excesiva del Estado mexicano para beneficiar operaciones públicas. Afortunadamente, con la llegada de Francisco Cervantes como presidente del Consejo Coordinador Empresarial, los empresarios tendrán un sereno y experimentado aliado.
Y a todo esto, ¿cómo acabó la discusión de parlamento abierto? Todo parece indicar que los presidentes de las Comisiones involucradas, el diputado Juan Ramiro Robledo y mi paisano Manuel Rodríguez, están listos para no moverle ni una sola coma al decreto, por lo que una vez más este ejercicio fue un diálogo de sordos y de egos oficialistas. Llamando la atención el senador Ricardo Monreal, una voz de congruencia en medio de los obtusos morenistas, que solicitó insistentemente que se escuchen todas las opiniones pues, aseguró, vendrían pérdidas millonarias.
“Una servidora confía en que los legisladores de mi partido, el Revolucionario Institucional, el PAN, MC, y PRD, voten en contra esta reforma”.
Una servidora confía en que los legisladores de mi partido, el Revolucionario Institucional, el PAN, MC, y PRD, voten en contra esta reforma. Hoy más que nunca necesitamos una oposición unida porque lo que pase en los siguientes días en el Congreso de la Unión definitivamente influirá en el próximo ejercicio de revocación de mandato que será justamente unos cuantos días después. ¿Coincidencia?
Sin duda, el malentendido mensaje de tener una soberanía energética será una desgracia más para México, igual que todo lo que toca Morena. Nuestro futuro incierto no es nada alentador.
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