El presidente de México cerró el 2023 con el sello de la casa. Un nuevo proceso de expropiación se cierne sobre la planta de hidrógeno ubicada en el terreno de la Refinería de Tula.
Nos cuentan que el proceso no es nuevo: el gobierno federal inició las negociaciones para acortar el contrato tipo RBOM, que consiste en reparar, mantener y operar la planta, a cambio de vender una cuota del hidrógeno a Pemex y tener la posibilidad de vender el resto al mercado.
La administración federal ya no quería que Air Liquid mantuviera el contrato, pactado a 20 años y firmado en 2017, porque no tiene cómo usar el hidrógeno, pues le sobra la cantidad que compra, debido a la baja capacidad de uso de la refinería de Tula.
En Pemex prefieren operar a costos más altos y con dinero de la empresa una planta de hidrógeno, que pagar por el compromiso de compra con Air Liquid.
Aquí, nos cuentan desde la perspectiva de mercado, hay dos problemas: el primero es el evidente autoritarismo para recuperar la planta de hidrógeno, y el segundo, que muy probablemente salga más caro el caldo que las albóndigas.
Año nuevo, ¿qué vendrá?
Queda muy poco tiempo en la administración. Pemex cerró noviembre de 2023 con datos poco alentadores: el peor mes del sexenio en producción de petróleo, una refinería centenaria que no opera desde hace dos meses y una refinería nueva que todavía no termina de entrar en funciones.
Estos factores representan un reto, claro está que hay que sumar la construcción de las coquizadoras de Tula y Salina Cruz.
La primera, según los cálculos de Pemex, se acabará el año entrante. La segunda ya no.
¿Será este el fin de sexenio que proyectó el presidente AMLO cuando planteó el lema “Por el rescate de la soberanía”?
¿Será?
En el equipo de la precandidata oficialista, Claudia Sheimbaum, ya saben que las finanzas públicas para el siguiente sexenio va a ser un reto enorme. Para acabar pronto, habrá poca tela de donde cortar para impulsar las energías renovables.
Su formación académica es en asuntos relacionados con el ambiente, y ella misma se ha manifestado como ambientalista. Hay quienes dicen que ya se prepara para recibir inversiones privadas para el desarrollo de las energías verdes.
Es tiempo de prometer, faltará ver si cumple y qué esquemas decide utilizar para este fin.
Del otro lado de la arena, Xóchitl Gálvez, la aspirante de la oposición, ha utilizado la trinchera política para impulsar la reducción de combustibles fósiles y es una dura crítica del gobierno en materia de política energética.
Los enfrentamientos entre ideas de las precandidatas es patente, y aunque las propuestas todavía no toman forma, parecen estar de acuerdo en la urgencia de tomar con seriedad la transición energética.