Luis Vielma Lobo* / para Energía a Debate
El mercado petrolero es una especie de montaña rusa en movimiento. Después de haber estado a niveles de los 30 dólares por barril debido al impacto de la pandemia del COVID19 en la economía, en las últimas semanas el precio ha subido de manera consistente, con pequeñas variaciones, hasta superar los 75 dólares por barril.
Los expertos ya ven una recuperación casi total en las actividades de la industria petrolera, pero la incertidumbre sobre el control definitivo de la pandemia aún plantea signos de interrogación para la mayoría de las actividades en el sector productivo. Quizás los Estados Unidos sea la diferencia, pues sin duda el esfuerzo en el programa de vacunación ha dado resultados y su economía ha venido respondiendo, lo cual se refleja en la confianza que se ha visto, recientemente, en la bolsa de valores de ese país.
Esta situación de mejora en la demanda ha generado un superávit de ingresos en muchas empresas, tanto operadoras como de servicio, las cuales aún mantienen cautela en el reinicio de sus principales actividades como la perforación de pozos y la continuación de proyectos grandes para construcción de plataformas de producción. No obstante, en la medida en que la demanda se vaya consolidando, las inversiones de empresas operadoras, principalmente, se irán incrementando, teniendo en cuenta la necesidad de explorar y restituir reservas, por el impacto que una declinación de estas tiene en su valor de mercado.
En cuanto a las empresas de servicios, su cartera de proyectos sigue la inversión de las operadoras, y colocarán sus mejores tecnologías y competencias en aquellas regiones y países donde se desarrollen proyectos atractivos de exploración y producción. Las cuatro empresas consideradas como las más grandes, que compiten en el mundo de los servicios, están muy claras acerca de la importancia de rescatar esa participación de mercado, la cual se vino al suelo con la pandemia. En ese sentido, las empresas operadoras nacionales, van a experimentar dificultades al momento de convencer a estas empresas para que les asignen prioridad a sus proyectos, pues en varios casos el retraso en los pagos ha superado los niveles máximos de relación deuda/inversión, que dichas empresas de servicios, desde sus casas matrices, permiten para cada país.
También la producción que aún mantiene cerrada la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), principalmente Arabia Saudita, y Rusia, agregan otro factor adicional de incertidumbre, pues este nivel de precios pudiera ocasionar que ellos decidan la apertura parcial o total de la producción cerrada, como bien lo indican los expertos en el tema de mercados. Ya existen presiones de algunos clientes como la India, tercer consumidor del mundo -después de China y Estados Unidos- para solicitar la intervención de la OPEP en el mercado, a fin de evitar que los precios sigan escalando y superen los 80 dólares por barril, algo que significaría un gran impacto en la recuperación económica de ese país.
En el tema geopolítico, la actitud y acciones del presidente de los Estados Unidos también han contribuido a crear un clima de mayor confianza entre sus aliados europeos y asiáticos, incluyendo la decisión de retomar las pláticas con Irán para revisar el tema del tratado nuclear, controlando de esta manera una decisión de dicho país, de incrementar su producción y afectar el despertar de los precios en el mercado.
Por otra parte, el tema de la contaminación atmosférica, ocasionada por la energía fósil, sigue siendo delicado y la administración actual en Estados Unidos viene revisando las políticas implementadas por la administración anterior. Específicamente, están siendo muy estrictos con las refinerías en los asuntos de seguridad y contaminación. Recientemente incorporaron el tema del uso de combustibles renovables como el etanol y los biocombustibles para ser mezclados con la gasolina, antes de ser puestos en los mercados, una medida que encarecerá los precios de producción y manejo de esta, con impactos que aún no están claros para el mercado. El único país que tiene este tipo de oferta es Brasil, pues la producción de etanol en ese país ha ido en crecimiento y ya en algunas gasolineras se puede encontrar este producto como una alternativa a la gasolina.
Ahora bien, ¿Cómo se observa el entorno nacional en este tema, y como se encuentra Pemex considerando este panorama? A nivel nacional la situación macroeconómica está siendo afectada por un crecimiento de la inflación, y ya las autoridades del Banco de México han tomado las decisiones necesarias para ajustar las tasas de interés, buscando un efecto que desacelere la inflación sin llegar a extremos que generen pánico en el mercado de inversionistas. Lo acertado de la decisión puede observarse en el mantenimiento del valor del peso con respecto al dólar, el cual, en los últimos días ha experimentado una ganancia leve y mantiene su fortaleza en la tasa de cambio.
El entorno político se ha visto moderado después de la visita de la vicepresidenta de los Estados Unidos y se ha planteado una recuperación del T-MEC y una revisión de las lecturas o diferencias que pudieran ocasionar algunas cláusulas, para ir buscando las soluciones entre las partes afectadas. En el tema de la energía, la administración sigue priorizando el uso de la energía fósil y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sigue usando el combustóleo, donde sea necesario, como alternativa al gas.
La reciente compra sorpresiva del equity de la empresa Shell Oil en la refinería Deer Park en el estado de Texas, en Estados Unidos, sigue la línea estratégica del presidente para asegurar suficiente capacidad de procesamiento del crudo producido por Pemex, pues la misma, en condiciones normales de operación, podría agregar más de 300 Mbpd, elevando la capacidad del país a alrededor de 1. 5 MMbpd, una vez se completen los trabajos de reconfiguración que se realizan en algunas de las refinerías nacionales.
En lo que respecta a exploración y producción, conviene mencionar que Pemex necesita llevar a cabo una reingeniería de sus procesos que le permita producir más con menos, y para ello requiere el concurso de las empresas de servicio, las cuales pudieran aportar tecnologías que contribuyan con una mayor eficiencia, sobre todo en la recuperación de los niveles de producción en los campos maduros ubicados en áreas terrestres del norte y sur del país. De la misma forma, la investigación que se realiza en el Instituto Mexicano de Petróleo (IMP) debe centrarse en aquellos espacios que requieran formas diferentes, -tecnologías- para lograr mejorar los indicadores de producción y productividad.
Quizá el mayor reto de Pemex en la actualidad, más que una obligación, reside, por una parte, en recuperar su capacidad de pago, así como mejorar sus procesos internos para evitar el retraso en las autorizaciones de dichos pagos, pues la situación que se ha vivido en los dos últimos años ha forzado a las empresas a ampliar sus niveles de deuda con la empresa del Estado. Ello genera la pérdida de posicionamiento en las carteras de proyectos de esas organizaciones, las cuales en algún momento pudieran verse obligadas a reducir sus operaciones, y lo más grave, disminuir la calidad de las tecnologías empleadas, comprometiendo sus competencias técnicas y operativas, tan necesarias actualmente para el cumplimiento de los objetivos de la empresa nacional.
(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBMX Servicios de Ingeniería Petrolera, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, AMESPAC; colaborador de opinión en varios medios especializados en energía y autor de varios libros.