Hace unos días me llegó un video donde, con gran orgullo, el gobernador de Sonora festejaba haber asegurado más de mil millones de pesos del gobierno federal para aumentar el subsidio que implica cubrir un cambio de tarifa en la mayoría de los municipios del estado, donde el calor lleva a usar equipos de aire acondicionado para tener confort térmico.
Sabemos bien que, bajo una definición que establece a un hogar en pobreza energética (que gasta más del 10% de sus ingresos en energía), en los estados del norte cerca de 1 de cada 5 se encuentra en esa condición por su gasto para lograr confort térmico, y que aumentar subsidios a la electricidad es algo que buscan líderes sociales y políticos para ganar el apoyo ciudadano en zonas calurosas del país, donde hoy día se encuentra cerca del 50% de las viviendas en México – un porcentaje que seguirá creciendo con el cambio climático.
“Aumentar subsidios a la electricidad es algo que buscan líderes sociales y políticos para ganar el apoyo ciudadano en zonas calurosas”.
A mí, sin embargo, festejos como el de Sonora me causan gran frustración, disgusto y creciente preocupación.
La frustración es por no haber logrado más, no solo como funcionario público federal por más de década y media, sino también como activista sobre el tema, en el cual llevo trabajando casi 40 años.
El disgusto, porque los políticos toman el camino fácil habiendo alternativas a los subsidios, que son al consumo, que representan decenas de miles de millones de pesos al año y que solo posponen soluciones de fondo.
Precisamente, a principios de los años noventa, la CFE creó un fideicomiso (que todavía existe) que apoyó a más de 100 mil usuarios en Mexicali (la ciudad con las más altas temperaturas en el verano en México) para invertir en aislamiento térmico en techos. Esas inversiones lograron reducir en más de 30% su consumo, su factura y, por ende, los subsidios que se pagan de nuestros impuestos, mostrando la viabilidad económica de otras formas de apoyo gubernamental.
La preocupación es porque el problema sigue creciendo y, si no tomamos medidas sistémicas y de largo y amplio alcance, muy pronto va a reventar por algún lado. Anoto:
- Hoy más del 35% del consumo de electricidad en las viviendas de México es para el confort térmico, un porcentaje que seguirá creciendo
- El cambio climático va a aumentar la necesidad de confort térmico al resto del país.
- La demanda máxima del Sistema Nacional Interconectado se da en el verano y es empujada por el creciente equipamiento de los hogares con equipos de AC.
- Los subsidios al consumo de electricidad por confort térmico de usuarios en clima cálido representan una fuerte carga al erario público (más de $40 mil millones/año). A costos actuales, se estima que cada año se agregan, solo por el consumo para confort térmico, $400 millones a lo que tiene que pagar el erario público.
- De acuerdo con información del INEGI, en México menos del 5% de las viviendas incorporan aislamiento térmico a su envolvente, mientras que un porcentaje tres veces mayor de las viviendas cuenta con equipos de AC.
La respuesta a estos retos se ubica en tres grandes líneas de acción:
- Obligación de incluir elementos de reducción de ganancias térmicas en reglamentos locales de construcción. La envolvente de la vivienda es un arreglo de elementos que determina ganancias y confort térmicos, y que permanece a lo largo de la vida útil de la vivienda (más de 30 años). Además, está demostrado que tiene impactos positivos en salud y productividad
- Continuar con la actualización y fortalecimiento de las NOM de EE para equipos. En México tenemos, desde hace más de una década y actualizadas periódicamente, NOM de EE para todos los equipos y elementos de envolvente que se utilizan en viviendas.
- Ampliar programas de financiamiento para mejora de envolvente de viviendas, modernización de equipamiento e instalación de sistemas fotovoltaicos (una vez mejorada la eficiencia energética) con apoyo gubernamental y donde la hacienda pública recupera dos pesos por cada peso ahorrado por el usuario.
No dejemos que el futuro nos caiga encima, pues.
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