A Don Poder se le ha acabado la paciencia y ha declarado la guerra a Don Billetes, probablemente se hartó de gastar la pólvora en infiernitos. México Mágico no entiende muy bien de qué se trata esta declaración de guerra electrificante, pero da su voto de confianza, digamos popular, a favor de Don Poder. La verdad suena muy sexy que Don Poder esté por encima de Don Billetes y no viceversa.
Después de varios intentos para echar abajo la reforma energética de su odiado predecesor, por cierto, sin fruto alguno a la fecha, ha decidido sacar toda la artillería constitucional para asestar mortalmente a sus adversarios-conservadores-reaccionarios-fifís –“tengan para que aprendan”– y así pasar a los anales de la historia mexicana como el nuevo conquistador de México Mágico ahora bajo la rúbrica de la -TNT-.
La estrategia no está muy bien definida, Don Poder presentó la iniciativa constitucional a la Cámara de Aficionados, donde sus aliados incondicionales, sin dudar, se montaron en el cuaco y a todo galope fueron en caballo de hacienda, hasta que Don Poder Extranjero quiso conocer el ímpetu de Don Poder Nacional y así, de forma misteriosa, sin más que más, se enfriaron las cosas para dar espacio a la retirada y aprovechar para llevar al caballo al abrevadero a tomar agua y a oxigenar las ideas.
Antes de presentar la iniciativa, Don Poder difundió en la tempranera el contenido de los términos de la cruzada por la luz, solo que antes había invitado a Don Billetes a Palacio Nacional, atrincherado en las cámaras empresariales, para notificarle que sería la última reforma –verda’ de Dios–. Honestamente solo Don Billetes conoce qué pasó ahí, tal vez la lectura de la cartilla, pero quien avisa no es traidor.
Básicamente Don Poder le reclama a Don Billetes que basta de subsidiar su riqueza, esto debe terminar. Don Billetes le responde:
–No fue un subsidio, fue un préstamo y debe reintegrarse –le exige que honre su palabra contractual de 6 billones de pesos.
Don Poder replica:
–Nunca debió haber existido tal acuerdo ilegal, fue un agandalle neoliberal con envoltura legal. No es ético, ni moral y, por lo tanto, es nulo. La cancelación es la única opción, obviamente sin cargo a los dineros públicos. –Y continúa:
–Don Billetes, acepte de una vez por todas que ya se le pagó, incluso en demasía y con creces ¡No tienen llenadera!
Don Billetes lanza su contra-replica:
–No es una envoltura legal, Don Poder, que pueda ser tirada a la basura. Justamente es un blindaje técnico que si Usted la retira, debe pagarse con todo y el dulce.
–¿Cuál dulce? –fustiga Don Poder e insiste–. En todo caso sería un ¡dulce de fantasía!
Oportunamente Don Billetes ataja a Don Poder:
–Nosotros invertimos y Usted goza de los beneficios, incluso México Mágico ¡también!
–Don Poder, escúcheme –invoca con tono suave Don Billetes–, le propongo resolver nuestro conflicto ante la Supremísima Corte. Usted bien sabe que ya se ha decidido en el pasado estas cuestiones a nuestro favor y, como dicen los abogados, es cosa juzgada; o sea, ya no se puede reabrir el caso.
–Bueno, bueno, bueno –con acento molesto retoma la palabra Don Poder–. No peleemos. Te voy a dejar el 46% del mercado de la luz, ¿qué más quieres, Don Billetes?, ahí te recuperas. Pero acostúmbrate a ganar dinero bien habido y una ganancia razonable, nada de querer ganar un montón y todo a la primera. ¡Modérate! Mucho menos seguir haciendo efectiva la idea de privatizar las utilidades y socializar las pérdidas. Entiende que México Mágico ya no aguanta más. Te pido de favor construyas más por él y no solo lo uses y lo deseches.
Don Billetes replica:
–Don Poder, muchas gracias, pero no gracias ¿Cómo me voy a recuperar, si la CFE se convertirá en un poder político ilimitado con funciones dizque empresariales? Así no se puede competir, no hay piso parejo. Ahí está el TMEC que nos protege. Además pagamos impuestos, muestra de ello han sido los arreglos históricos con el SAT. Sí, primero los pobres, pero con programas sociales que les ayuden a salir de la pobreza, no con obras del viejo Egipto.
Don Poder interrumpe abruptamente:
–No nos desviemos, pagar impuestos es tu obligación. Te insisto que no es negociable el rescate a la soberanía, mucho menos cuando la industria eléctrica es una área estratégica ¡por eso estamos como estamos!
–No, Señor Don Poder, si estamos como estamos no es precisamente por nosotros –termina Don Billetes con voz baja.
México Mágico reflexiona por un instante y piensa hacia su interior: “Tengo mis dudas de qué tan poderoso caballero es Don Billetes, aunque la energía es power. Me parece que tanto Don Poder como Don Billetes solo están cuidando sus intereses, uno, por la subsistencia ideológica y de poder de la -TNT-, con rostro de austeridad y olor a Kermesse; el otro, por su capital metálico, su existencia empresarial y su loción finolis de reputación comercial.
Entonces ¿qué debo hacer para que me fumen, o de perdida que me pelen?, ¿me involucro o no? Es cierto que no he sido invitado a la fiesta, aunque sinceramente es un buen aliviane ya no pagar tanto de luz, de gas y de gasolina, si de por sí ya no rinde el dinero, supongo que algo está haciéndose bien por Don Poder, no como sus predecesores que junto con Don Billetes, nunca se preocuparon y ocuparon por la economía familiar, solo palabras, cifras y cuentas alegres y cada año ¡sopas!
Ahora bien, sinceramente no entendiendo con claridad de qué se trata la reforma de Don Poder o contrarreforma bautizada así por Don Billetes y, aunque me disgusta el que piensen y actúen por mí ambos Dones, finalmente es su problema y no el mío, en la medida en que no me pasen después la cuenta de los platos rotos”.
Luego, de repente, pepe grillo le habla a la conciencia de México Mágico y le dice:
–Ojo, de una vez te advierto, vas a sufrir las consecuencias y los costos de los actos de los Dones. ¡Tienes que hacer algo! ¡Involúcrate! –Y remata: –¿Quieres seguir viviendo en México Mágico, o ser un factor de cambio en el México Real?
Reposa por un instante México Mágico, quedándose reflexionando.
Súbitamente y a la distancia se escucha un intenso ruido, algo intolerable, al parecer una discusión muy acalorada entre dos espíritus, uno se llama Populus Mexicanus, que también es conocido como Nacionalísimo, y el otro lo conocen como el Conservador Sabiondo, pero sus cuates lo llaman -Mi Chingón-. Por pura curiosidad se acerca México Mágico sin que lo perciban.
–Mira, Mi Chingón, ¡síguele de Conservador Sabiondo de la Reforma Energética del copetón y ya verás cómo te irá! –grita Nacionalísimo, a lo que le contesta Sabiondo con un tono de arrogancia:
–Está escrito en la Constitución, ¿cuál es el problema?
Populus Mexicanus toma la palabra y le replica:
–Sí, claro, por eso la vamos a cambiar. Tú bien sabes que en materia energética, la política pública es la que rifa, te guste o no. Te sugiero que la leas y la comprendas, desde el PND hasta los discursos que la explican en la tempranera.
La burocracia golden debe desaparecer, es muy costosa para el país, y sus funciones regulatorias pueden ser retomadas por Don Poder ¡sin problema alguno!
–Por supuesto que ¡no! Así no funcionan los contrapesos –argumenta Sabiondo–. Mira, para que atraigas inversión, seas un destino atractivo, fluya la transferencia tecnológica y funcione la economía de mercado –¡aaah!, que por cierto, se sujeta a las reglas de competencia– se necesita de certeza jurídica, donde los contrapesos la garantizan, de hecho con estabilidad se propicia precios pagables para los consumidores. Es por ello que se requiere de un árbitro imparcial, no uno vendido que la porra lo salude… –Y al instante se escucha un estruendo ¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!… que se va la LUZ.
Después de un rato prologando y restablecida la electricidad, Nacionalísimo continúa con el ataque:
–Ya te habías tardado con tus ideas huecas de capitalismo rancio. Hay que ser más prácticos y ahorrar dinero. ¡Don Poder lo puede hacer!
–Claro –contesta Sabiondo–, pero con límites legales. De hecho así está en la Constitución (bastante sentida con nosotros, por cierto), por lo tanto, es necesario que el Árbitro Nacional de Hidrocarburos y la Árbitra Reguladora de Energía trabajen de forma imparcial, técnica, justa y razonable, ¿me explico?
–No mucho –responde Populus y pregunta a mi Chingón: –¿Dónde queda eso de que los mercados se auto-regulan por sí solos?, ¿para qué entonces necesitas de un árbitro y de una árbitra? Necesitas más bien que Don Poder ejerza su mandato omnipotente y ¡listo! Acostúmbrate a cooperar, transita por el camino trazado que beneficie a todos. ¡Aaah!, por cierto, deja ya de promover los senderos de Don Billetes.
Finalmente se desvanecen los espíritus, pero no sus voces aturdidoras.
México Mágico se queda paralizado, ahora lleno de temor y total confusión.
Esta historia continuará… porque Don Poder, de la mano con Nacionalísimo, están reforzando nuevamente ¡a la caballeriza!
-Electrifícate-