Las paradojas retan nuestro conocimiento pues nos obligan a observar la vida con lentes diferentes y, a través de ellos, entender que no existen soluciones mágicas y que, por el contrario, las experiencias vividas durante el siglo XX, estas dos décadas del siglo XXI y más recientemente la pandemia -que aún vivimos- nos permiten entender utopías y también realidades de los sistemas que han creado las tendencias en el mundo.
En la medida que avanza el crecimiento de la población mundial y el desarrollo tecnológico, el orden global ha venido cambiando, estableciendo una gran paradoja relacionada con dos sistemas que han liderado el mundo: la planeación gubernamental centralizada (modelo de China) y el modelo descentralizado, impulsado por Adán Smith, fiel creyente de la economía de mercado (modelo de Estados Unidos), con una participación moderada del gobierno (manos invisibles) para asegurar un balance adecuado entre demanda, oferta y las necesidades sociales.
“Las proyecciones demuestran que para el año 2050 tendremos un mundo que necesitará alrededor de un 50% más de agua, alimentos y energía, en comparación con lo requerido hoy”.
Las proyecciones demuestran que para el año 2050 tendremos un mundo que necesitará alrededor de un 50% más de agua, alimentos y energía, en comparación con lo requerido hoy, tomando como base los análisis de expertos de la Organización de las Naciones Unidas, el Club de Roma y el Worldwide Education and Research Institute (WERI), en conjunto con la Agencia Internacional de Energía. Además, han señalado una interdependencia y volatilidad entre estos recursos. Más agua requiere más alimentos y más alimentos requieren más energía. Ahora bien, las paradojas son muchas y en diferentes niveles, pero quisiéramos destacar tres, las cuales consideramos vitales para darle un sentido más humano al mundo en que vivimos.
La paradoja de la prosperidad significa que la migración de la población de áreas rurales a las ciudades en busca de mejor calidad de vida incrementa la demanda de alimentos y esto altera la ecuación agua-alimentos-energía, al cambiar la naturaleza de la demanda de la población que busca alimentarse mejor, tener más educación, acceder a las tecnologías y ser más competitivos.
La paradoja del liderazgo tiene que ver con el rol de los gobernantes, quienes tienen la responsabilidad de entender las realidades de la ecuación anterior para solucionarla, buscando el adecuado asesoramiento de expertos para desarrollar políticas públicas que les permitan entender las tendencias futuras y actuar en consecuencia. El concepto “alimentos vs energía” crea una interdependencia que da lugar a una ecuación compleja con múltiples variables.
La paradoja de la conectividad nos explica que no hay país autosuficiente que pueda contar con los tres componentes ya señalados y esto incrementa la relación entre países, dando lugar a un mundo global, para estos efectos, sin límites geográficos, sustentados cada vez más en tratados comerciales de diferentes tipos que aseguren la vía para mantener la oferta de agua, alimentos y energía. Además de estos retos expresados como paradojas, el futuro se presenta con grandes oportunidades para fortalecer esta compleja ecuación, la cual irá cambiando las conductas y hábitos de la población futura.
En el caso particular de la energía, el incremento consistente en su uso nos obliga a usar las llamadas sustentables, energías verdes, que reduzcan la contaminación ambiental y que cambien la huella dejada por el uso masivo de la energía fósil, la cual ha hecho tanto daño a la flora y la fauna, alterando el contexto natural que gobierna el sistema y creando condiciones que impactan las posibilidades de seguir creciendo, así como la calidad de vida de las futuras generaciones, dejándoles el peso más grande de los pasivos existentes.
Los líderes políticos mexicanos, en el ejercicio del poder, deben abocarse a estudiar y entender estas paradojas y así tener una mejor idea de sus dimensiones y el reto que tienen, para que puedan ir pavimentado esa ruta de futuro sustentable que asegure, como un legado, mejor calidad de vida a las generaciones por venir.
Las acciones recientes de la actual administración, las cuales buscan cambiar la Constitución para revertir las reformas institucionalizadas en el periodo del anterior sexenio, son un indicativo más que debe alertarnos sobre las lecturas radicales e ideológicas dadas a las paradojas existentes, muy alejadas de las soluciones a la ecuación planteada de agua, alimentos y energía, que deben ser el tema preponderante en cualquier discusión o plática gubernamental.
A grandes retos, sabias decisiones.