Redacción / Energía a Debate
“La perspectiva del sector petrolero es positiva para Brasil, estable para Colombia y Argentina, y negativa para México”, señaló la calificadora Moody’s Investors Service en un nuevo reporte sobre petróleo y gas en América Latina y el Caribe.
“El entorno operativo para México es negativo, atribuible al incierto entorno regulatorio y legal y también a la débil posición de liquidez de Pemex”, destacó la calificadora. Pemex enfrenta riesgos de operación en un intento de elevar la producción petrolera con poco apoyo privado, señala.
No obstante, las compañías de servicios petroleros locales podrán beneficiarse de nuevas oportunidades de negocio, siempre que Pemex pueda aumentar sus gastos de capital en exploración y producción, en opinión de Moody’s.
“La urgencia para estabilizar la producción ha llevado al gobierno a restar énfasis a la exploración y producción, sobre todo en aguas profundas. La visión más nacionalista de la industria que tiene el gobierno significa que Pemex no participará en nuevos farmouts en el futuro previsible y corre el riesgo de acelerar la declinación de sus yacimientos petroleros existentes, mientras dedica todos sus esfuerzos a estabilizar y luego aumentar la producción”, indica.
Y advierte: “La ausencia de farmouts y asociaciones de Pemex con terceros limitará producción y reservas en el mediano plazo y disminuirá el potencial para ganar en eficiencias. La capacidad de generación de efectivo (de Pemex) tiene poca probabilidad de mejorar, elevando el costo de fondear su deuda y reduciendo su acceso a mercados de capitales”.
Moody’s pronostica que los gastos de capital de Pemex para el desarrollo y la exploración de petróleo y gas crecerán en cerca de 21 por ciento este año, llegando a 6.9 mil millones de dólares, en comparación con 5.7 mil millones en 2018, pero que ese monto está muy por debajo del mínimo de 12.5 mil millones de dólares al año que se estima necesario para crecer la producción y restituir reservas.
En cambio, Moody’s tiene una visión positiva sobre la industria petrolera de Brasil, donde el aumento de la productividad en yacimientos de petróleo de presal y la estabilidad de los precios del crudo respaldarán la generación de efectivo en toda la cadena de producción, incluida la refinación de petróleo.