Katherine Schmidt
Shell está ansioso de lanzar su campaña exploratoria en México como parte de un esfuerzo más amplio para elevar la producción petrolera de la compañía en aguas profundas a nivel mundial.
“Estamos muy entusiasmados con nuestros nuevos proyectos en México”, dice Pablo Tejera-Cuesta, gerente general de Shell para el desarrollo upstream en México.
“Las aguas profundas son una prioridad para el crecimiento del negocio upstream de Shell y las áreas adquiridas en México se suman a nuestra muy exitosa cartera en esta actividad”.
El objetivo general de Shell en la región es “crear un nueva región petrolera que genere una producción competitiva con el resto de la cartera global de la compañía hacia fines de la próxima década”.
La compañia anglo-holandesa considera que los proyectos en aguas profundas son una parte fundamental de su cartera y contribuirá a impulsar su producción a 900,000 barriles diarios de petróleo crudo equivalente para 2020.
La compañía también expresó su compromiso de largo plazo con México para ayudar al país a incrementar la producción de hidrocarburos y consolidar una “industria competitiva, moderna y sostenible de petróleo y gas”.
La posición de Shell en el país es destacada: después de mantener un bajo perfil durante la mayor parte de las ofertas iniciales en las rondas petroleras de México, actuó decisivamente en la Ronda 2.4 en 2018, ganando nueve áreas contractuales, ofreciendo regalías al Estado por 343 millones de dólares y comprometiéndose a perforar 13 pozos.
Sus planes de exploración aprobados hasta ahora implican compromisos de trabajo firmes por 791 millones de dólares, una cifra que podría aumentar a 2.38 mil millones de dólares en un escenario incremental si los primeros pozos resultan exitosos.
En el día de esa licitación, Shell se adjudicó una superficie costa afuera mayor a la que tiene en el Golfo de México del lado de Estados Unidos, donde recientemente celebró su 40 aniversario de operaciones en aguas profundas.
Tejera-Cuesta destacó el gran potencial de aguas profundas del Golfo de México, donde se han perforado sólo unos 50 pozos hasta la fecha, en comparación con más de 3,000 pozos en aguas estadounidenses.
“En términos relativos, el potencial del área de Perdido se entiende mejor gracias a algunos descubrimientos del Eoceno que muestran la continuidad geológica submarina observada en el lado estadounidense”, dijo.
“Dicho esto, hay un potencial significativo en otras estructuras o plays en el área de Perdido, incluyendo el presal, que está poco estudiado”.
Por el contrario, la zona de aguas profundas de la Cuenca Salina debería considerarse mucho más como un play de frontera, consideró.
“Por ejemplo, los pozos más cercanos a los bloques Campeche 1 y Campeche 2, donde comenzaremos a operar a finales de 2019, están a cientos de kilómetros de distancia. La naturaleza de frontera de esta zona y el modelado geológico ofrecen múltiples objetivos potenciales a considerar”.
Dicho lo anterior, Shell está aportando sus conocimientos en el Golfo de México al lado estadounidense para diseñar sus planes. Tejera-Cuesta señaló que la geología no respeta las fronteras dibujadas en los mapas.
“Como en cualquier nueva oportunidad exploratoria, entender la geología regional es clave para determinar cuáles son los plays que pueden aportar producción y esto requiere una combinación de estudios: sísmica, modelado geológico de la cuenca, análisis de filtración, entre otros”, dice.
“Dado el gran número de pozos de exploración que perforaremos en México, tenemos la oportunidad de aprender de esos primeros datos para delinear aún más nuestros prospectos y definir plays específicos”.
Tejera-Cuesta añadió que Shell está muy avanzado en su planificación para la mayor hazaña logística que viene con la puesta en marcha de operaciones en un nuevo país, aunque la historia de la producción petrolera en México proporciona “una gran cantidad de buenos aprendizajes y mejores prácticas” que pueden ser aprovechados.
Shell ha contratado operaciones de base costera cerca de Tampico para sus pozos en Perdido, así como servicios similares en Dos Bocas para los pozos en la Cuenca Salina, dice Tejera-Cuesta.
El operador ha asegurado todos los contratos principales para el trabajo inicial, incluyendo logística y servicios integrados, helicópteros para transporte, búsqueda y rescate, así como respuesta de emergencia y equipos para pozos.
Suponiendo que los permisos se reciban a tiempo, Shell tiene la intención de comenzar a perforar en diciembre.
Ha contratado los servicios iniciales de perforación con Transocean y se espera que en el cuarto trimestre de 2019 dé a conocer los resultados de una licitación abierta con el fin de contratar más servicios de perforación.
“La intención de Shell en México, asumiendo el éxito en nuestra campaña de exploración, es reducir los tiempos entre el descubrimiento y la producción”, dice Tejera-Cuesta.
“Pensar de extremo a extremo y las formas ágiles de trabajar son factores clave para que esto suceda”.
Artículo publicado originalmente en Upstream, 22 de agosto de 2019.