Redacción / Energía a Debate
Las emisiones indirectas de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial, a partir de las operaciones de petróleo y gas, incluyendo tanto dióxido de carbono (CO2) como metano, alcanzan hoy en día alrededor de los 5 mil 200 millones de toneladas de CO2 equivalente, los cuales representan 15 por ciento de las emisiones totales de GEI del sector energético.
En su informe “Panorama Mundial de la Energía 2018”, la Agencia Internacional de Energía (AIE) redirecciona el enfoque de las emisiones contaminantes hacia las operaciones de extracción, procesamiento y transporte de petróleo y gas.
“Nuestro análisis este año provee la primera valoración global completa de las emisiones resultantes de las cadenas de abasto de petróleo y gas que se consumen hoy en día”, dice el reporte.
Asegura que en total, las emisiones provenientes de la producción, refinación y transporte de un barril de petróleo se encuentran entre 10 y 30 por ciento de su completa intensidad de emisiones en ciclo de vida desde el pozo hasta el transporte (well to wheel).
En cuanto al gas natural, la Agencia asegura que las fuentes de emisiones indirectas se encuentran entre el 15 y 40 por ciento de su intensidad de emisiones en su ciclo de vida completo. Esto significa que alrededor de 97 por ciento del gas consumido hoy tiene una intensidad en emisiones en su ciclo de vida menor que el carbón.
Aun con este panorama, la Agencia prevé que el petróleo y el gas seguirán siendo parte del sistema energético del mundo en las próximas décadas “incluso bajo los esfuerzos ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en línea con el Acuerdo de París”, subraya el organismo.
Y agrega que por ello, la atención ahora se incrementa en las emisiones indirectas asociadas con los procesos de extracción y procesamiento de petróleo y gas, así como del transporte a los consumidores.
Entre las actividades indirectas más contaminantes, el Panorama menciona el venteo de emisiones de metano y de CO2 que ocurren naturalmente a la par del gas natural, y la quema de metano no deseado. “Atacar estas fuentes de emisiones ofrece algunas opciones de bajo costo para reducir las emisiones relacionadas con la energía”, asegura.
Otras opciones son la electrificación de las operaciones upstream y midstream; instalación de sistemas basados en energías renovables en las mismas operaciones; equipamiento para la captura de carbono; instalación de unidades de uso y almacenamiento en grandes puntos de emisiones; inyección de CO2 para reforzar las operaciones de recuperación de petróleo, y uso de hidrógeno con bajo carbono en lugar de hidrógeno producido usando gas natural.
El informe menciona que el precio de carbón de 50 dólares por tonelada de CO2 ya se usa por algunas compañías cuando planean sus proyectos. Aplicado a través de la cadena de abasto de petróleo y gas, esto reduciría las emisiones de dióxido de carbono en 2040 cerca de 1,000 millones de toneladas de CO2.
Adicional a esto, cuando se combina con las reducciones en las emisiones de metano que puedan alcanzarse a un costo no neto, la reducción total de las emisiones indirectas del sector del petróleo y gas estarían por los 2 mil 500 millones de toneladas de CO2 equivalente. “Este ahorro sería equivalente a las emisiones totales de los GEI del sector energético de la India al día de hoy”, afirma la Agencia.
“Los países y las compañías que puedan demostrar de manera creíble que están llevando a cabo acciones para reducir sus emisiones indirectas, podrían argumentar razonablemente que se debería preferir esos recursos por sobre las opciones de mayores emisiones en un mundo restringido en carbono”, concluye el documento.
Y termina: “Es crucial para la industria del petróleo y gas ser proactiva para limitar, en todas las formas posibles, el impacto ambiental del abasto de hidrocarburos, y para que los creadores de políticas públicas reconozcan que esto es un elemento que detona la transición energética global”.