Redacción / Energía a Debate
La mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México coincidió en que la situación de Pemex continúa representando un factor de riesgo, porque su plan de negocios anunciado a mediados de julio no ha logrado restablecer la confianza en sus perspectivas financieras.
Esta opinión consta en la Minuta 69 de la Junta de Gobierno del Banco, que se emite con motivo de la política monetaria anunciada el 15 de agosto pasado, la cual fue dada a conocer este jueves. En dicha Minuta se atribuye esa falta de confianza a las dudas sobre la viabilidad de aumentar la producción de crudo.
Uno de los integrantes se refirió a la imposibilidad de alcanzar niveles adecuados de reemplazo de reservas petroleras conforme a lo establecido en el plan. Otro mencionó que el programa de rescate de Pemex exige en el corto y en el mediano plazo el apoyo continuo e imprescindible del gobierno federal, que se encuentra en una posición fiscal sumamente restringida.
Consideró, además, que sería deseable la reanudación de las rondas de asociaciones público-privadas, así como de las subastas petroleras. Destacó que analistas han mencionado que el plan propuesto no presenta explícitamente una planeación estratégica que reconozca el entorno internacional sobre la demanda de petróleo en el marco de la desaceleración económica prevista, ni el uso creciente de energías renovables.
Según la Minuta, la mayoría de los integrantes de la Junta apuntó que no se ha revertido el incremento registrado en meses previos en las primas por incumplimiento de pagos de la empresa, y que el mercado aún descuenta una nueva disminución de la calificación crediticia de Pemex.
Uno de ellos agregó que lo anterior puede generar ventas forzadas de deuda de la empresa y, en general, turbulencia en los mercados financieros nacionales. La mayoría consideró que la situación de Pemex podría tener repercusiones en las finanzas públicas y en la calificación de la deuda soberana de México.
No obstante, uno de ellos resaltó que el impacto indirecto sobre el costo financiero de la deuda soberana ha sido limitado hasta ahora y que, si bien no puede descartarse que Pemex pueda perder relativamente pronto el grado de inversión, esto no necesariamente debería dar lugar a movimientos desordenados en los mercados, considerando que una parte importante del mercado ya ha descontado esa posibilidad.