Es necesario crear una regulación clara que impulse el desarrollo de un transporte público eléctrico y sustentable, además de involucrar a la iniciativa privada y a la sociedad para identificar mejores soluciones en electromovilidad, coincidieron expertos.
También destacaron la importancia de aumentar la generación eléctrica del país con fuentes limpias que den sentido a la introducción de vehículos eléctricos.
Durante el webinar “Electromovilidad en el transporte público, desafíos y oportunidades”, organizado por la Alianza por la Transición a un Transporte de Carga de Bajas Emisiones (ATB), Luis Manuel Fernández, director comercial de la Scania Volt, consideró que por la falta de una normatividad que regule al transporte eléctrico, la industria se mueve solo en los límites permitidos.
“Es una barrera muy importante, ya que si no nos obligan de alguna manera desde el punto de vista para tratar de invertir en este tipo de tecnologías, muchas veces nos quedamos en el límite de lo permitido”, expuso.
Puso como ejemplo que, por el momento, no existe una norma para vehículos eléctricos, ni para los cargadores. “Hay cuatro tipos de enchufes para cargar con diferentes voltajes”, apuntó.
Fernández también presentó en la sesión de esta mañana el nuevo modelo de autobús eléctrico de pasajeros con innovaciones tecnológicas y con cero emisiones que entrará en circulación en Quintana Roo y en la Ciudad de México, de la mano con la empresa BECCAR.
En el mismo tema, Carolina Santos, de TUMI e-Bus Mission, expresó que los cambios de administración en los distintos niveles de gobierno frenan los proyectos de movilidad eléctrica para transporte público, por lo que también se pronunció por que se cree la regulación correspondiente que garantice continuidad.
TUMI e-Bus Mission, refirió, actualmente trabaja junto con otras organizaciones internacionales públicas y privadas, entre ellas la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ), para acelerar la adopción de buses eléctricos. Por lo pronto, ofrece asesoría en 21 ciudades de todo el mundo y su objetivo es alcanzar las 500 metrópolis para 2025 en donde se adquieran 100,000 unidades que, en conjunto, representarían la reducción equivalente de 15 megatoneladas de dióxido de carbono (CO2).
Giberth Campoy, presidente del Frente de Organizaciones de Transporte Colectivo y Alternativo (FOTCA), coincidió con Santos en que no hay tiempo suficiente para convencer a los nuevos funcionarios públicos y para poner en marcha programas de movilidad e, incluso, denunció que frecuentemente algunos servidores públicos pretenden incluir a los transportistas en temas políticos. Al respecto, aclaró que el Frente no tiene líderes.
“En el caso de la electromovilidad, nos veían como botín político. Solo se acercan para usar la masa social”, denunció Campoy, al hablar del grupo de transportistas que dan servicio por medio de las llamadas “góndolas” o “calandrias” movidas por bicicletas o motocicletas y que ahora están introduciendo en algunas zonas del Este y Noreste de la Ciudad de México los “ciclotaxis” eléctricos.
El programa de los ciclotaxis cuenta con el apoyo de la organización medioambientalista Greenpeace, con quien se instaló la estación solar “Tonatiuh”, la primera para estos vehículos de pasajeros.
Transporte urbano eléctrico en México
De 2016 a 2021, en México se comercializaron 2,586 autos totalmente eléctricos y 9,916 unidades híbridas enchufables, citó Ilse Ávalos, investigadora asociada de la Iniciativa Climática de México (ICM).
En el caso de los autobuses eléctricos, dijo, no se registraron ventas al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) debido a la poca disponibilidad de los modelos a nivel nacional.
Sin embargo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), con cifras al 2017, los costos de los buses eléctricos eran 188 por ciento más altos que sus pares a diesel convencional, pero su producción y comercialización era 185 por ciento mayor por el valor agregado que aportaban.
Para dimensionar, la investigadora dijo que, a diferencia de Estados Unidos, Canadá y China, que presentan el mayor número de modelos de buses en el mercado, tanto eléctrico como de celdas de hidrógeno, en América Latina hay pocas opciones.
Respecto a los puntos de carga, Ávalos señaló que a julio de 2021, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) reportaba 2,544 cargadores públicos y privados, de los cuales 47 por ciento se encontraban en cuatro entidades: Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Estado de México.
En ese mismo año, la relación entre “electrolineras” y unidades eléctricas era de 1 sobre 9.32.
Al final, entre las recomendaciones que hizo para impulsar el transporte público eléctrico, Ávalos subrayó la importancia de fortalecer el marco regulatorio y crear incentivos para la adquisición de unidades.
También destacó la necesidad de identificar a la electromovilidad como una solución no solo tecnológica, sino social y para mejorar la calidad del aire de las ciudades.
Y, asimismo, coincidió en que la eficiencia del vehículo aumenta cuando la electricidad que lo alimenta proviene de fuentes renovables.